Las fuerzas del mal

Carbón

Me traigan lo que me traigan, no me podré quejar, considerando que los Reyes Magos han tenido un mal viaje pasando por Belén

iStock

iStock

Enrique Olcina

Enrique Olcina

Interesa el eco del papel de regalo que aún sobrevive en las habitaciones de sus casas. El que toca las notas de ilusión, por mínima que sea, y a la luz de este día que ustedes hoy leen, todavía se escucha. Confío en que aún les suene una sinfonía de armonías y que todo haya ido bien antes de encarar el precipicio de enero, hemos puesto todas las expectativas de felicidad alrededor de un simple cambio de fecha, y el que esté libre del pecado de la ilusión, que lance la primera serpentina. 

A mí me han traído dieciséis pares de calcetines negros. Estoy harto de perder parejas, así que he decidido que mis calcetines sean como una orgía monocolor, y si no me sirve uno, me servirá otro. Calcetines solteros, en pareja abierta, promiscuos o formando trimonios. También me han traído el libro 11 de David Cano. Será interesante ver, no como crítica negativa, como un hombre heterosexual encara la narración de una discriminación LGTBI. Para esa labor, sencilla pero complicada, tendrá que atreverse con los privilegios que atraviesan a la mayoría y plasmarlo en un papel, un acto valiente. Me han traído otras cosas, pero todavía no las sé, porque si los Reyes no son los padres, seguro que, al menos, son los primos de Schröndinger. Les escribo desde el viernes y no adivino ni los números de la Primitiva, así que no descarten que me traigan carbón. 

Me traigan lo que me traigan, no me podré quejar, considerando que los Reyes Magos han tenido un mal viaje pasando por Belén. Dos mil años después seguirán preguntándose cómo es posible que Herodes siga haciendo de las suyas, con bombas, además, y que ellos todavía vayan en camello buscando adorar al Salvador en el corazón de cada niño.

También es posible que haya poco carbón, con lo caro que está todo, porque en Argentina, por ejemplo, ha subido la cesta de la compra un 50%. Menos mal que no ha sido aquí, habría sido la puntilla, con España rompiéndose, que es una suerte de movimiento eterno que nunca termina de suceder, aunque lo único que se rompe en España estos días es el muñeco apaleado de Pedro Sánchez en Ferraz. Lo que no se rompe son precios de la vivienda protegida en Madrid, que subirán un 36%, aunque eso haga añicos los sueños de conseguir la república independiente de su casa y tengan que compartir piso otro año más. Aunque un mal regalo adelantado también es que pongan a una mujer transfoba, que se ha disculpado, por si acaso estábamos ofendidos, al frente del Instituto de las Mujeres, que incluyen a las mujeres trans.

 Nosotros vivimos en la millor terreta del món, la que no es Alicante. Estamos a la cola de todo, pero tenemos más cerca la luna y las estrellas, por lo que estamos a salvo de que nos pongan carbón. 

Menos mal. 

Suscríbete para seguir leyendo