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Ángel Cruz: el guardián de la historia filmada

Cuando se cumplen veinte años de la inauguración de la Filmoteca Regional, merece la pena echar la vista atrás para encontrar a los protagonistas de una trama exitosa y entrañable, y pocos mejores que él para contarla; sobre todo, porque ha sido y es un personaje fundamental

Ángel Cruz, director de la Filmoteca Regional de Murcia.

Ángel Cruz, director de la Filmoteca Regional de Murcia. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Cuando Asunción Balaguer y Margarita Lozano decretaron con un simbólico abrazo la apertura de la Filmoteca Regional, Ángel Cruz ya estaba allí. «Incluso antes, porque también estuve implicado en el proceso de creación», afirma su actual director. Por supuesto, aquel 27 de abril de 2004, quien hoy capitanea el equipo de uno de los espacios culturales de referencia en nuestra comunidad no era más que un crío; aunque, en honor a la verdad, hay que decir que en esto del cine siempre fue un alumno aventajado, hasta prematuro.

«Siempre ha sido mi pasión. Pero desde muy pequeño, ¿eh? Me recuerdo con apenas tres años viendo películas en blanco y negro en casa de mis padres», asegura, y revela con cariño una entrañable anécdota que podría tomarse como premonitoria de su intensa relación con las artes, y, más concretamente, con las facturadas en esta tierra a la que ama: «Párraga [el pintor] era amigo de la familia, a menudo venía a visitarnos junto con otros artistas de la época. Sin embargo, con frecuencia se escapaba del salón y venía a nuestra habitación a ver películas de los hermanos Marx (Una noche en la ópera, Sopa de ganso...)».

Cruz habla en plural porque cultivó su afición por el séptimo arte con la inestimable colaboración de su hermano Pedro, que le empujó a conocer la filmografía de Tarkovski cuando tenía apenas «14 o 15 años». También recuerda ver en la tele que tenían en su cuarto, siendo todavía más pequeño –«tendría unos 8»–, Saló o los 120 días de Sodoma, de Pasolini: «Te puedes imaginar... ¡Yo no me enteraba de nada!», comenta entre risas.

No es de extrañar, por tanto, que, ya algo más mayor –pero tampoco mucho–, Joaquín Cánovas lo acogiera bajo su ala, que le adoptara como «una especie de hijo (en el sentido académico)». «Él es el fundador de la Filmoteca, el demiurgo de esta casa», apunta Cruz sobre el catedrático de Historia del Cine de la Universidad de Murcia, primer director de este espacio y primera persona de la que se acuerda con motivo del vigésimo aniversario del centro. «Él fue quien la puso en marcha –insiste–, y además ha sido y es una persona muy generosa con el proyecto y conmigo: siempre ha querido colaborar y, de hecho, lo sigue haciendo. Porque, realmente, nunca se fue y nunca se irá de la Filmoteca; es alguien fundamental para nosotros», asegura.

Cruz, que también aprovecha para mencionar a José Ramón García Chillerón, Juan Antonio Lorca y al actual director del ICA, Manuel Cebrián, fue el encargado de tomar el testigo de Cánovas en 2011, después de comenzar, prácticamente, «subido al andamio». «Antes de ser director, hice de todo en la Filmoteca: pegué carteles, redacté hojas de sala... Lo que hiciera falta; estaba dispuesto a comerme el mundo», recuerda. Y siete años después, le llegó la oportunidad: «Asumo la coordinación, pero también me pongo al frente de la tareas de programación. Y así, hasta hoy», explica el murciano, para el que este es muchísimo más que un trabajo.

«Piensa que llevo prácticamente media vida aquí metido –reflexiona–, y que entré siendo muy joven. Aquí he crecido y he madurado tanto profesional como personalmente. Y ha habido momentos... complicados de gestionar, pero aquí estamos veinte años después, con una salud de hierro y un público maravilloso». Por ello, a Cruz –que reconoce que la Filmoteca ha sido, por momentos, «como un monstruo» que le ha «devorado»–, le cuesta mirar hacia atrás incluso en días de efemérides como estas: «En este tiempo nos hemos consolidado como un referente cultural en la Región, como un espacio que la gente ha hecho suyo y que se ha convertido en ‘casa’ para el sector audiovisual. Así que vemos el futuro con claridad y esperanza, y sabemos que contamos con el apoyo de miles y miles de murcianos».

Y es que la Filmoteca cuenta con en torno a 90.000 espectadores al año. También con una intensa programación que va «de martes a domingo, y, a veces, incluso de siete días a la semana». Por supuesto, eso hace que la exigencia sea «tremenda» y que, pese a que el miércoles presentaron la nueva programación –de abril a julio, con unas 120 películas–, ya tengan «prácticamente cerradas» la de la vuelta de las vacaciones (septiembre-diciembre) e, incluso, la del primer cuatrimestre de 2025. «El ritmo es frenético, y casi que ni nos podemos parar a disfrutar del aniversario porque el lunes [mañana] comenzamos con esta última parte de la temporada, pero estamos contentos y yo, personalmente, con fuerzas todavía para seguir adelante», afirma.

Sobre todo porque, en estos trece años que lleva al frente de la Filmoteca, siempre le han «dejado trabajar». «Somos dueños de nuestro destino, y no puedo estar más agradecido a toda esa gente que ha confiado en mí durante este tiempo», asegura Cruz, que, como el centro que dirige, depende del ICA y, en última instancia, de la Consejería de Cultura. «Hemos tenido veinte mil millones de jefes (directores generales, consejeros, consejeras) y todos han apostado por nosotros, lo cual no es nada fácil. Pero bueno, el día que esto deje de ser así no pasará absolutamente nada, porque la Filmoteca está por encima de todo y de todos. Y tiene unos cimientos y una estructura tan sólida que la hacen indestructible», concluye.

Principios irrenunciables

Por supuesto, después de tantos años encargándose de la programación, Ángel Cruz tiene muy claros cuáles deben ser los principios que rijan la propuesta de la Filmoteca, y todos redundan en torno a una idea: educar la mirada fílmica del espectador. Por ello, la visibilización de las grandes obras de los maestros del cine (Fellini, Welles, Bergman) es primordial, así como la «defensa a ultranza del cine español» y, más concretamente, del que se hace en la Región, por amateur que sea: «Toda persona que haya hecho algo en esta Comunidad debe saber que aquí tiene una pantalla –la más grande de Murcia– para poder estrenar su trabajo».

También pone el foco en «poner el valor el cine en pantalla grande»: «Si no la hemos visto en el cine, no hemos visto la película», asegura. Pero no solo por una cuestión técnica: «Debemos intentar preservar el cine como un espectáculo público frente al auge de las plataformas de streaming; tenemos que sacar músculo e insistir en que esto es un acto colectivo que requiere, no solo de un sitio, sino también de una concentración determinada, cosa que no siempre se puede lograr en el sofá de tu salón». No obstante, apunta que la «razón de ser» de la Filmoteca es «recuperar, conservar y difundir el patrimonio audiovisual de la Región».

Por eso, aunque la «labor de fontanería» que se hace en el archivo sea mucho menos vistosa que las largas colas que se producen junto a la taquilla, si de algo se muestra orgulloso es de proyectos como el que protagoniza este vigésimo aniversario: el reestreno ayer y hoy (18.00 horas) de una película como Siempre en mi recuerdo (1962), todo un homenaje a «esa Murcia que se fue».