Opinión | El prisma

¿Tiene sentido la inversión para que Murcia sea sede del Mundial? / Balonazos ruinosos

Esos 70 millones estarán mucho mejor invertidos reduciendo las listas de espera de la sanidad o financiando las prestaciones de la dependencia antes de que la gente se muera. Y el Mundial ya lo veremos por la tele, que para eso está

Estadio Nueva Condomina.

Estadio Nueva Condomina. / L.O.

La organización de grandes eventos deportivos por parte de las Administraciones públicas es la perfecta garantía de un estropicio presupuestario que, como ocurre siempre, termina siendo sufragado por los ciudadanos con sus impuestos. Tiene lógica, por otra parte, porque si montar una sede para el campeonato mundial de fútbol fuera un gran negocio, las empresas especializadas del sector se encargarían de pujar para quedarse con la gestión de un evento que va a proporcionar grandes beneficios. Como no lo es, son las Administraciones públicas las que tiran del carro, aprovechándose de una ventaja de la que carecen las empresas privadas: los políticos pueden hacer negocios catastróficos porque tienen a los contribuyentes detrás para asumir sus errores y desvaríos.

Pues bien, como Murcia no tiene ningún problema palpable y los murcianos encabezamos todas las clasificaciones en materia de bienestar y prosperidad, el ayuntamiento de la capital y la comunidad autónoma creyeron conveniente pujar para convertirnos en una de las sedes del Campeonato Mundial de Fútbol 2030, no vayan a creer por ahí fuera que aquí no somos rumbosos.

El problema es que Murcia está arruinada en todos los sentidos. Antes se trataba únicamente de la comunidad autónoma, cuyo endeudamiento y déficit anual constante han pulverizado todas las marcas conocidas, con permiso de Valencia, la otra autonomía en disputa del dudoso trofeo de la comunidad autónoma más desvencijada financieramente de España. Ahora también es el Ayuntamiento de Murcia el que está a un paso de ser intervenido, por un agujero presupuestario que no ha dejado de crecer en las últimas dos décadas y que ya está provocando problemas hasta para pagar las nóminas de los funcionarios. Pues bien, estas dos administraciones, que si fueran empresas privadas habrían entrado hace años en concurso de acreedores, han decidido aunar sus ruinas respectivas y convertirse en sede de un mundial de fútbol, que es justamente la principal preocupación del murciano medio cuando pone un pie fuera de la cama cada mañana.

En realidad, los dirigentes del PP murciano no son tan obtusos como para creer que se les iba a conceder la sede mundialista, dado el estado comatoso de sus finanzas. El anuncio de que iban a presentar su candidatura es, simplemente, una estratagema para culpar al Gobierno de perjudicar nuevamente a esta tierra cuando elijan otra ubicación, porque ni el ayuntamiento ni la comunidad autónoma están habilitados para desembolsar los 70 millones de euros que es necesario invertir si queremos que las selecciones disputen sus partidos mundialistas en el campo de fútbol de la Nueva Condomina.

«Que lo pague Sánchez», es el mantra del momento, pero la adecuación de las instalaciones deportivas locales para albergar un evento internacional no es la principal preocupación del Gobierno, sobre todo cuando hay otros estadios de fútbol y otras ciudades españolas mucho mejor preparadas para convertirse en sedes mundialistas.

Total, que va a ser que no, y lo que le queda a nuestros políticos del terruño es sacar de nuevo a la palestra el discurso victimista y la acusación de que todo lo malo que nos pasa es culpa de Sánchez. Que algo de cierto sí tiene, claro, pero es difícil creer que aquí se hacen las cosas divinamente y que los problemas que acarreamos vienen producidos exclusivamente por el odio malsano de un gobernante que nos maltrata con verdadera atrocidad.

Es bueno que no nos den el mundial. Esos 70 millones estarán mucho mejor invertidos reduciendo las listas de espera de la sanidad o financiando las prestaciones de la dependencia antes de que la gente se muera. Y el Mundial ya lo veremos por la tele, que para eso está.

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