Fútbol

El Real Murcia no le gana ni al penúltimo (0-0)

Los granas tocan fondo en otro partido decepcionante, donde no generan ni una ocasión al Melilla, y en el que Pablo Alfaro echa gasolina a un vestuario completamente roto - Imanol se rompe el peroné y tiene que abandonar el campo en ambulancia

Imanol, en camilla tras lesionarse en Melilla

Imanol, en camilla tras lesionarse en Melilla

Ángela Moreno

Ángela Moreno

De dónde no hay no se puede sacar. No hay que darle muchas más vueltas. El Real Murcia es lo que es. Un equipo ordinario, tirando a vulgar, con un entrenador más de Instagram que de banquillo. Y, aunque todavía quede una vuelta entera, y aunque Alfaro diga que las segundas vueltas son muy diferentes a las primeras, nadie espera ya una mejoría de los murcianistas. Todo lo contrario, lo único que puede suceder, es que todo vaya a peor. Como se ha visto este domingo en el campo del penúltimo clasificado, un Melilla que por lo menos ha buscado la victoria.

Porque, pese a que decía el técnico que el parón navideño había espabilado a los jugadores, el primer partido del año acabó con empate y gracias ante el Atlético B. Porque, aunque han tenido más de una semana para preparar el duelo frente al Melilla, la visita al Álvarez Claro solo confirmó que el Real Murcia es un club en llamas, con un vestuario roto, con un entrenador que es más pirómano que bombero, y con futbolistas que en enero ya están de vacaciones de verano. Un Real Murcia que solo sumó un punto, un punto ante el penúltimo, al que no logró disparar ni una vez entre los tres palos.

Un Real Murcia con urgencias, que se juega la vida, que tiene que ganar sí o sí, que quiere engancharse a los de arriba, o eso dice también Alfaro, fue un Real Murcia que no tiró ni una sola vez entre los tres palos en la primera parte. Fue un Real Murcia al que en el minuto 8 salvaba Manu García, que despejaba un intento de Dani Martín, el único de los locales en el primer tiempo. Fue un Real Murcia que sufrió otro duro varapalo, la lesión de Imanol -se rompió el peroné- tiene muy mala pinta, y fue un Real Murcia que, aunque mejoró un poco con la salida al campo de Isi Gómez, se conforma con muy poco, y cuando te conformas con tan poco, lo máximo a lo que puedes aspirar es a sumar un punto. Pero si la primera parte fue para olvidar, la segunda fue directamente para empezar a entregar cartas de despido por no cumplir con las obligaciones laborales.

Rodri Ríos en el once

Aparecía en el once Rodri Ríos, pese a que está forzando su salida; y también apostaba Alfaro por un trivote en el centro del campo, donde Tomás Pina apoyaba a Imanol y Larrea. La otra novedad en el once murcianista estaba en el centro de la defensa. Marcos Mauro volvía a ser de la partida en otra oportunidad más para uno de los fichajes más cuestionados. Pero da igual los cambios que haga Alfaro y lo que intente el técnico, que da la sensación que ya tira una moneda al aire antes de hacer cada alineación. Porque el Real Murcia que saltó al Álvarez Claro fue el mismo Real Murcia sin alma de siempre, un Real Murcia al que le pesan demasiado las piernas y al que cualquiera le gana la batalla.

Primera parte trabada, marcada por las lesiones del visitante Imanol -minuto 19- y del local Bandaogo -35-, con poco juego, o ninguno, en un césped que tampoco daba para muchos bailes, y en la que ninguno de los dos equipos fue capaz de tener el dominio del balón. Empezó mandando el Melilla, agitado por el exmurcianista Dani García, pero apareció Manu García para evitar la única ocasión de peligro de los locales. Le vinieron bien al Murcia los minutos que el partido estuvo parado por la lesión de Imanol, reiniciándose el juego con un conjunto grana más activo con el balón, más vertical, aunque, otra vez sin ocasiones. Era Carlos Rojas la única vía para llegar al área y lo intentó con un centro al que no llegó Isi Gómez. El centrocampista, que había saltado al campo en lugar de Imanol, también se probaba con un disparo que se envenenó al tocar en Moisés, pero que se marchó por encima del larguero.

Fue vista y no vista esa versión dominadora de los de Alfaro. Pronto todo volvió a la casilla de salida. Se igualaron las fuerzas y los minutos fueron pasando entre falta y falta, con los porteros como meros espectadores.

Vuelta del descanso sin delanteros

Hablando de porteros, la vuelta de vestuarios trajo una sorpresa y grande en el Real Murcia. Manu García se quedaba en el banquillo y saltaba al terreno de juego Gianni. No era el único cambio de Alfaro. El técnico grana eliminaba del tablero a Rodri Ríos, pero no apostaba ni por Dani Vega ni por Álex Rubio, las otras alternativas en ataque. El técnico murcianista apostaba por Mariano Carmona, futbolista del filial que juega de extremo y al que ya señaló para mal en el duelo contra el Castellón, donde actuó de carrilero.

Entre los primeros cambios del Real Murcia no estaba Rofino, futbolista que ya había visto la amarilla en la primera parte y que incluso había jugado con juego en otra falta más. Muchos apostaban a que no terminaría el partido, muchos, menos Alfaro que consideró que el central debía continuar en el terreno de juego. Lo hizo hasta el minuto 63, cuando el zaguero veía la segunda amarilla y tenía que abandonar el césped antes de tiempo.

Aficionados del Real Murcia en Melilla

Aficionados del Real Murcia en Melilla / lof

Si el juego ya era negro, con uno menos y con el Melilla intentando como fuera llegar al área de Gianni, las cosas se ponían demasiado feas para el cuadro grana.

Si el Real Murcia se fue salvando fue más por la falta de recursos del Melilla, penúltimo en la clasificación y que solo ha ganado dos partidos en su casa, que por los méritos realizados por los granas, que solo merecieron volverse a casa con cero puntos y con varias cartas de despido en el bolsillo.

Ni Rubio ni Vega

Pero ya no es solo el mal juego, la desidia, las faltas sin sentido. Tampoco es la clasificación, que lo dice todo. Es mucho más. Es la sensación de que el Real Murcia es un absoluto incendio en manos de Pablo Alfaro, que tiene más de pirómano que de bombero. Porque el técnico grana siguió echando leña a la hoguera en los últimos minutos. Mientras jugadores como Dani Vega y Álex Rubio continuaban en el banquillo, el maño ponía en acción a otro jugador del filial, el delantero Divine Yeboah.

Y entre las llamas que rodean a los granas, el partido llegaba a su fin con un 0-0 que solo confirma que nada ha cambiado en el inicio de 2024. Al contrario, muchos ya empiezan a recordar con cariño a Gustavo Munúa.