Tecnología

Los trabajos fin de grado se 'actualizan' para sortear la Inteligencia Artificial

Las universidades plantean cambiar su orientación y otorgar un mayor peso en la puntuación final a la parte práctica y a la interacción del estudiante con su tutor y el tribunal ante un posible uso fraudulento de esta tecnología

Samantha B. Freire, estudiante de la UPCT, consulta al ChatGPT.

Samantha B. Freire, estudiante de la UPCT, consulta al ChatGPT. / UPCT

Adrián González

Adrián González

Al ‘mercado negro’ de los trabajos universitarios le ha salido un duro competidor que ha provocado que las universidades hayan tenido que replantearse la fórmula más idónea y ‘actualizarse’ para que los estudiantes realicen los Trabajos Fin de Grado (TFG) o Trabajos Fin de Máster (TFM) con el cumplimiento de todas las garantías académicas

El ‘copia y pega’ o el pago ilegal por la realización de un trabajo de esta envergadura -que supone el culmen de la formación académica de un estudiante- a manos de otra persona se han topado de frente con el uso de la Inteligencia Artificial (IA), que es mucho más rápida a la hora de aportar ideas, soluciones y, lo más importante para la mayoría, es gratis para confeccionar una posible investigación

Tradicionalmente algunos de aquellos que se la ‘jugaban’ pagando por que les hiciesen el trabajo de forma online solo tenían que buscar en Internet una web, enviar un formulario el tema en concreto sobre el que quería que se basase el trabajo, la fecha límite de entrega y los datos. Así, en apenas unas horas tenían mandado un presupuesto para que otra persona ‘al otro lado’ de la pantalla le hiciese el trabajo bajo su firma. Pero la IA y, en concreto, el ChatGPT, ha dado un paso más y, en cuestión de segundos, puede desarrollar un esquema amplio y profundizado sobre cualquier temática concreta, desafiando al sistema universitario y a la ética académica bajo los riesgos de plagio y fraude.

"La IA ha venido a acelerar un proceso de revisión que ya teníamos nosotros en mente"

Las universidades de la Región de Murcia no son ajenas a esta problemática actual. En el caso de la Universidad de Murcia, en las distintas facultades que reúnen todo el catálogo de títulos de grado y máster se ha abierto una «reflexión» sobre la importancia de «cambiar la orientación» de estos trabajos en algunos títulos y que, a partir de ahora, la tendencia de puntuación sea a darle más peso a la parte práctica y experimental concreta que al propio marco teórico en sí. Así lo asegura la vicerrectora de Estudios de la UMU, Sonia Madrid, quien expone que el aterrizaje más que consolidado de la IA lo que ha hecho ha sido «acelerar» el proceso. 

Un problema "arrastrado"

«Veníamos ya arrastrando el problema de que el TFG era una tesis de licenciatura a la antigua usanza. La transición de licenciatura a grado arrastró un modo de pensar y de concebir el TFG como una tesis, cuando en realidad no era eso». 

La vicerrectora de Estudios de la UMU, Sonia Madrid.

La vicerrectora de Estudios de la UMU, Sonia Madrid. / La Opinión

«Esa concepción de trabajo, con una memoria escrita que tenía mucho peso, arrastró unas inercias negativas, ya no solo la aparición de un mercado de trabajos que pudieran ser hechos por terceros y ahora tenemos el desafío de la Inteligencia Artificial, sino porque no era lo que se había determinado», explica Madrid. Lógicamente, no es lo mismo, por ejemplo, un trabajo sobre Historia que de Informática, recuerda la vicerrectora de Estudios: «Hay trabajos de carácter experimental que es imposible que te los pueda hacer una persona o una Inteligencia Artificial», añade.

Así, muchas facultades de la UMU tienen en revisión el sistema de evaluación de esos trabajos, dándole mucho menos peso al producto final y mucho más peso a la interacción del tutor con el estudiante, así como la que tenga el estudiante con el tribunal: «Ahí es donde se ve si ese trabajo es suyo o se lo han hecho», resalta Sonia Madrid. La Inteligencia Artificial ha venido a acelerar un proceso de revisión que ya teníamos nosotros en mente», asegura.

En cuanto a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), su vicerrector de Calidad y Ordenación Académica, Manuel Carlos Ruiz, sostiene que la IA «se está teniendo en cuenta a la hora de incorporarla como una muy buena herramienta de apoyo para la docencia y un complemento también adecuado siempre que se use de manera correcta». La UCAM, dice Ruiz, «está trabajando en un código ético para incorporar la IA a sus procesos académicos siempre para un buen aprovechamiento del rendimiento del estudiante y de la docencia que se imparte».

"Zonas de luces y sombras"

La Conferencia de Rectoras y Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) celebró hace unos días una reunión en la Universidad de Santiago de Compostela para abordar los desafíos que impone la IA al sistema universitario español y donde se resaltó que esta «tiene zonas de luces, pero también de sombras, y nuestra misión es situarnos a la vanguardia, promoviendo un uso ético y responsable». Así lo aseveró la presidenta de la CRUE, Eva Alcón, quien añadió que la irrupción de la IA en las universidades, al igual que en otros sectores, ha abierto «muchas incógnitas» en la comunidad universitaria, pero también «oportunidades». 

"Todas las universidades debemos tener un código ético sobre el uso de la IA"

En este sentido, señaló que tiene el potencial de «mejorar significativamente» la interacción entre estudiantes y docentes y que puede convertirse en ese «catalizador de la transformación del rol tradicional del docente» del que, durante años, las universidades llevan debatiendo

No puede remplazar la asistencia a clase ni la labor de profesores

Los estudiantes, a pesar de sus ventajas, piensan que la Inteligencia Artificial no puede remplazar la asistencia a clase ni tampoco la labor de los docentes en clase. Los profesores, por su parte, creen que es importante su uso para potenciar el aprendizaje en sus asignaturas, pero se muestran preocupados por el posible mal uso de esta tecnología por parte de los estudiantes. Ambas partes muestran interés por aprender a utilizar ChatGPT de una manera más efectiva.

Estas son algunas de las conclusiones del Trabajo Fin de Grado elaborado por Samantha B. Freire, una estudiante de Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT). El trabajo, bajo el nombre ChatGPT: Percepción y análisis de su desempeño por el profesorado y los estudiantes del grado en Administración y Dirección de Empresas de la UPCT, incluye una encuesta realizada entre los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Empresa de la UPCT, junto con otra dirigida a los profesores de dicha Facultad. También se han planteado tareas o ejercicios de distintas materias (del Grado en ADE) a la IA, para comprobar la fiabilidad sus resultados en ellas.

En el estudio elaborado se establece que los estudiantes universitarios ya empiezan a utilizar la IA y el ChatGPT «para documentarse, consultar dudas y hacer trabajos», por lo que la generación de contenido a través de esta herramienta puede resultar útil, «pero también puede llevar a errores si no existe un conocimiento previo de la materia». 

Entre los resultados que se exponen en el trabajo también se expone que el profesorado debe fomentar el uso de esta herramienta «siempre con pensamiento crítico, fijando el foco en cuándo es útil y cuándo no, ya que la información que recoge puede estar sesgada o no ser correcta, y esa capacidad de discernir sólo la puede aportar un humano». 

El trabajo de Samantha B. Freire fue presentado y uno de los más comentados en el IV Congreso Internacional de Formación Permanente Nodos del Conocimiento - Innovación, investigación y transferencias ante la era de las Inteligencias Artificiales.

Dirigido por las profesoras Soledad Martínez María Dolores y Belén Cobacho Tornel,las encuestas muestran así interés por aprender a utilizar ChatGPT de una manera más efectiva. Como sabemos, la adopción de esta tecnología está siendo muy rápida, pero los avances a la hora de incluirla como una herramienta más en nuestra labor docente resultan un poco más costosos.

Las investigadoras señalan que los estudiantes suelen utilizar la IA como herramienta para consultar dudas y aclarar conceptos en asignaturas de tipo más teórico. Sin embargo, se han encontrado fallos frecuentes en ciertos cálculos y razonamientos de carácter matemático, como también en cuestiones donde hay que elegir entre varias opciones de respuesta (preguntas tipo test), y que no es capaz de usar cierto pensamiento crítico… al menos por el momento.

El "ojo entrenado" del profesional y Turnitin

«Los profesores, a veces, nos sentimos detectives en estos trabajos de los estudiantes, pero es verdad que un ojo entrenado a la lectura y una tutela rigurosa, en algunos casos, puede hacer ver qué trabajo ha sido hecho correctamente por un estudiante o no». Así de tajante se muestra la vicerrectora de Estudios de la UMU, Sonia Madrid, quien afirma que, por otra parte, el avance de la tecnología hace que cada vez sea más complicado «ejercer ese trabajo que tampoco forma parte de la ‘labor’ del profesorado». 

«Los plagios se pueden detectar, pero la Inteligencia Artificial es más difícil porque le puedes indicar que lo elabore de otra forma», sostiene la vicerrectora de la UMU.

La evolución y democratización de la Inteligencia Artificial ha sido vertiginosa en los últimos tiempos.

La evolución y democratización de la Inteligencia Artificial ha sido vertiginosa en los últimos tiempos. / ShutterStock

Asimismo Sonia Madrid recuerda que las universidades cuentan con distintas herramientas que ayudan a detectar el plagio tanto en trabajos fin de grado como en otros que realizan los estudiantes a lo largo de la carrera en las distintas asignaturas. 

Entre estas está Turnitin, que «nos permite detectar esos plagios y ver de forma automática de dónde ha sacado el estudiante toda la información a la que hace referencia, si están citadas correctamente las fuentes...», resalta. 

A pesar de que los alumnos saben que los profesores pueden hacer uso de este programa, muchas de las páginas webs que forman parte del ‘mercado negro’ de estos trabajos universitarios resaltan la ‘garantía’ de que pasarán las pruebas de Turnitin.

«Este programa muestra la similitud entre un documento que se le presenta comparándolo con extensas bases de datos. Como resultado de dicha comparación, la herramienta proporciona el porcentaje de originalidad del trabajo y muestra partes del texto que se encuentran en otros documentos, siendo por supuesto una opción del profesor valorar esos resultados que el programa proporciona», según aparece reflejado en la propia web de la UMU. 

Informados de forma previa

Asimismo la Universidad de Murcia recuerda que los estudiantes «deben ser informados de que los trabajos presentados pueden ser enviados a Turnitin para una revisión de similitud textual con el fin de detectar posibles plagios. También deben ser informados de que los trabajos enviados pueden ser incluidos como documentos fuente en la base de datos de referencia de Turnitin.com con el objetivo exclusivo de detectar el plagio de dichos trabajos».

En el caso de los alumnos de la UPCT, en la web de la Politécnica también se afirma que los estudiantes matriculados tanto en grados como en másteres disponen de un curso en el Aula Virtual desde el que pueden hacer pruebas con Turnitin para verificar el grado de originalidad de sus trabajos. 

El vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, Manuel Carlos Ruiz.

El vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, Manuel Carlos Ruiz. / La Opinión

«Es muy importante hacer uso de esta herramienta y comprobar el porcentaje de similitud antes de subir el trabajo al Campus Virtual», añaden. Para acceder al curso es necesario entrar en el Aula Virtual, buscar el curso, que se encuentra en la categoría «Grupos y cursos extracurriculares», y automatricularse. No es necesario ningún código

Y es que la realización y entrega de un trabajo tan importante dentro de la esfera universitaria no es para tomárselo a broma, ya que cuando el estudiante lo sube a la plataforma está obligado a firmar una cláusula en la que afirma la autoría original y propia de dicha investigación y que no está plagiado. «Evidentemente, si se falsea o se da por bueno un trabajo cuya autoría no es la suya, automáticamente entra en un proceso judicial, por lo que podría estar penado». 

Recreación artística de una Inteligencia Artificial hecha de luz.

Recreación artística de una Inteligencia Artificial hecha de luz. / Generador de imágenes de COPILOT para T21/Prensa Ibérica.

Asimismo el vicerrector de Calidad y Ordenación Académica de la UCAM, Manuel Carlos Ruiz, explica que la universidad cuenta con una normativa en la que se contempla «tanto la prevención como la sanción por plagio en las distintas actividades académicas que se realizan». En la UCAM, recuerdan, se recoge como una falta «muy grave» el plagio.

Ruiz expone que la universidad «está trabajando en los distintos grupos que la CRUE ha generado para tratar estos aspectos con el objeto de poder estar alineados con la política universitaria en el ámbito nacional y que tengamos todas las universidades una normativa y un código ético donde se recoge cómo se debe utilizar la Inteligencia Artificial en los procesos educativos».

Expulsión de hasta tres años

Hay que recordar que la actual Ley de Convivencia Universitaria, vigente desde hace dos años, considera como una falta muy grave el plagio de Trabajos de Fin de Grado, de Máster o Tesis Doctoral, castigando a los infractores con la expulsión de la universidad de entre dos meses y tres años o la pérdida de derechos de matrícula parcial durante un curso o semestre académico.