Medio Ambiente

La sequía provoca los primeros daños en los montes de la Región

La falta de lluvias comienza a afectar a pinadas o arbustos de la Comunidad y amenaza con paralizar el crecimiento de los bosques este año y frenar la reproducción de la fauna

Albardines secos por la falta lluvias en Mahoya, Abanilla.

Albardines secos por la falta lluvias en Mahoya, Abanilla. / Ecologistas en Acción

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

El invierno no trajo lluvias suficientes a la Región de Murcia y la primavera ha comenzado sin rastro de agua caída del cielo. El sureste español lleva sin registrar precipitaciones desde hace 50 días, pero es que los últimos episodios importantes se produjeron hace justo un año, con unos meses de marzo y abril de 2022 especialmente húmedos. La sequía no sólo está teniendo un impacto destacado en actividades económicas como la agricultura o la ganadería, sino también en los bosques y montes de la Comunidad.

Las especies que pueblan este territorio pertenecen al clima mediterráneo, por lo que mantienen una mayor capacidad de adaptación a periodos de sequía recurrentes y prolongados como el actual frente a otras zonas de España. Pese a ello, la falta de precipitaciones ya provoca los primeros daños en el medio natural de la Región de Murcia.

Las inspecciones realizadas por agentes medioambientales y técnicos de la Consejería de Medio Ambiente concluyen que la sequía ha comenzado a afectar al arbolado, mayoritariamente pino carrasco, ubicado cerca de caminos o carreteras, bordes de masas forestales o áreas urbanas. Los síntomas más llamativos es la decoloración de las copas de los ejemplares por la desecación. Un amarillento pálido que es indicativo de las mortandad del árbol. Si sigue sin llover, el crecimiento de los bosques se vería paralizado o ralentizado.

Por lo pronto, «los daños son incipientes y todavía no se han registrado muertes de árboles», asegura María Cruz Ferreira, directora general de Medio Natural de Murcia, «aunque si la sequía persiste, y los estudios meteorológicos así lo indican, se pueden ver afectados pinares en suelos profundos ubicados en zonas de la Región donde siempre se ha registrado una mayor precipitación». El almacenamiento de agua en los suelos es «muy pobre», lo que ha provocado que la aparición de nuevos brotes en los montes sea «mínimo o nulo en algunas zonas».

El daño se extiende también a los arbustos y matorrales de las laderas o las faldas de los montes, aunque estas especies tienen mayor capacidad de resistencia ante la falta de lluvias. Preocupa también la situación de los albardinales o zonas esteparias de la Comunidad, apunta Rubén Vives, de Ecologistas en Acción.

Altas temperaturas e incendios

A la sequía de estas semanas hay que sumar las altas temperaturas. La llegada de la temporada estival hace temer un proceso acelerado de desecación en los montes de la Región. Un estrés hídrico en los bosques que provocaría episodios de regresión en los pinares, sobre todo en los ejemplares ubicados en los bordes de las masas forestales. «El riesgo de incendios aumentaría en las zonas más áridas de la mitad sur y zonas costeras de la Región», explica Ferreira.

Por ello, las tareas de limpieza de montes han aumentado para despejar las partes bajas del arbolado y retirar el ‘combustible seco’ de la naturaleza. La probabilidad de incendios para este miércoles es ‘extremo’ en el litoral regional y ‘muy alto’ para el centro y noroeste de la Región.

Sequías cíclicas

La Región de Murcia puede haber entrado de lleno en la gran sequía de esta década. La pasada, que afectó entre los años 2014 y 2016, provocó la muerte de una cantidad de árboles y arbustos «muy significativa, hasta un 13%», asegura el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, Miguel Ángel Esteve. El experto en gestión forestal asegura que si el ritmo de sequías se mantiene, "esperamos una mortandad masiva de pinares ubicados en zonas de solana", es decir, las que reciben mayor cantidad de radiación solar. El cambio climático está «intensificando» estos episodios en territorios donde se «acentúa la aridez», como Murcia. «Hablamos de decaimiento de las masas forestales. Estamos a punto de cumplir diez años desde la última gran sequía y parece que entramos en otra».

El catedrático Miguel Ángel Esteve ve necesario adaptar 30.000 hectáreas de terreno natural al cambio climático

Esteve cree necesario «impulsar una política de adaptación al cambio climático diversificando los bosques para aguantar las sequías que están por venir». Intervenir en las zonas con repoblaciones históricas de hace 50 o 60 años es «prioritario», así que apuesta por «eliminar los pinares que se pueden morir en zonas de solana y transformar el paisaje con la plantación de matorral, más resistente a las sequías». En total, el catedrático estima que los trabajos deberían abarcar 30.000 hectáreas de monte en la Región.

La política forestal que se ha llevado hasta ahora en la Comunidad, señala Esteve, está basado en un criterio climático que debe cambiar: «El clima que se usó como referencia ya no existe».

Peligra la reproducción

Si hay falta de lluvias, baja la productividad de los montes. «El sistema de reproducción de las especies se debilita», apunta el ecólogo. La fauna silvestre es también una víctima de esta situación: «Son los consumidores primarios, algunos son presas en la cadena alimentaria y si no tienen qué comer, irremediablemente baja el éxito reproductor», subraya la directora de Medio Natural. Por el momento, la Consejería no ha detectado problemas concretos que sufran las especies que habitan en la Región.

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Si la sequía continúa su negro camino por la Región de Murcia, la Consejería de Medio Ambiente establecerá un programa de control y vigilancia para realizar un inventario de los daños que está provocando la falta de lluvias sobre la flora y fauna de la Comunidad. «El objetivo es ver cómo evolucionan esos daños», señala directora general de Medio Natural, María Cruz Ferreira.

Junto con esto, se emitirá un catálogo de recomendaciones sobre el cuidado de los montes, y más durante la temporada de riesgo alto de incendios, a los propietarios de estos terrenos. Junto con esto, los forestales y agentes medioambientales trabajan para mantener llenas de agua las charcas y bebedores para fauna en los parques regionales y otros espacios naturales. Con esto, se pretende también proteger a las poblaciones más vulnerables a la sequía como los anfibios.

Charca para la fauna silvestre en el parque de Sierra Espuña

Charca para la fauna silvestre en el parque de Sierra Espuña / A.S.

Entre un 30% y un 70% de los bosques regionales se perderán o debilitarán

«El proceso de mortandad de la flora por la sequía es más rápido que el proceso de colonización de otras especies» más resistentes a estos escenarios climáticos. El catedrático Miguel Ángel Esteve defiende la necesidad de diversificar la flora en los montes y bosques de la Región para preparar un nuevo modelo forestal contra el cambio climático. En las previsiones que maneja, entre un 30% y un 70% de los bosques (sobre todo pinadas) se van a debilitar o perder si seguimos con este ritmo de sequías». La consecuencia pasará por la retirada de las masas forestales de la Región hacia el interior de la Comunidad, mientras que en las zonas del litoral y prelitoral, la vegetación predominante será el arbusto.

La sequía, recuerda Esteve, puede ser un factor «desencadenante» en la muerte de árboles, pero la proliferación de plagas puede ser el «factor ejecutante». Por el momento, la Consejería de Medio Ambiente no ha detectado problema fitosanitarios en los montes de la Región.

Los expertos destacan la poca previsión en política ambiental que se realiza por la crisis climática

La catedrática de Ecología de la UMU, María Luisa Suárez, explica que la Región sabe vivir en «condiciones semidesérticas» y «con escasez» de agua: «Lo sufrimos menos que en otros lugares». Sin embargo, critica «el afán de consumo de agua para producir, e incluso en exceso», en referencia al uso del agua para la actividad de regadío en la Comunidad. «No hacemos previsiones a futuro teniendo en cuenta el ciclo hidrológico ni terminamos por adaptarnos al cambio climático», subraya. «No hemos solucionado nada. Como pensamos que el agua subterránea no sufre, podemos seguir sacando toda la que queramos, y esto acaba mermando los caudales de algunos cauces en la cuenca del Segura».

La experta en ecosistemas acuáticos apunta que los periodos de sequía pueden hacer desaparecer «pequeños cuerpos de agua de escasas entidad, que se ven más afectados» por estos episodios. Salvo el Mar Menor, la Región no tiene humedales con grandes cantidades de agua. Suárez Alonso estudia la riqueza en biodiversidad de los ríos secos de la Comunidad, unos ecosistemas «que solemos despreciar pero que en nuestras investigaciones tratamos de poner en valor. Son grandes zonas de tránsito de flora y fauna terrestre.