Agua

La sequía obliga a duplicar los riegos y deja sus primeras víctimas en el campo

Los viñedos, el cereal, los olivos y el almendro demandan con urgencia un poco de lluvia

Embalse Santomera.

Embalse Santomera. / CHS

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

«Si no llueve pronto...» puede ser la frase más repetida estos días en el campo murciano. Hace justo un año la Región vivió una de sus primaveras más húmedas, con unos meses de marzo, abril y mayo que dejaron unas precipitaciones continuas muy beneficiosas para el sector agrícola y para las reservas de los embalses. Doce meses después la situación ha cambiado, y en este periodo de tiempo la Comunidad no ha registrado un episodio de lluvias que lograra romper la tendencia negativa que se formó con el seco verano del pasado año.

Las consecuencias de la falta de agua caída del cielo se nota ya en los cultivos de regadío, pero con más intensidad en el secano. «Hacía bastantes años que no teníamos un periodo tan prologando sin lluvias», recuerda Antonio Moreno, secretario general de UPA Murcia. El problema en el regadío es que el consumo de agua ha aumentado, e incluso en esta campaña de las producciones de primavera los riegos se han duplicado: «Ahora es necesario regar cuatro veces a la semana mientras que hace un año, gracias a aquel periodo de lluvias, era la mitad». En el secano, los árboles empiezan a ceder a la sequía.

La evapotranspiración de agua en las plantas y los suelos deja unos terrenos salinizados que no logran lavarse por la ausencia de lluvias, algo que termina por dañar las raíces. «Solucionamos el problema metiendo más antisales y regando un poco más». Las reservas en los embalses del Segura están dos puntos por debajo que hace un año, al 36% y con un volumen almacenado de 412 hectómetros cúbicos. Ahora bien, Moreno da un plazo de quince días para que caiga al menos una precipitación mínimo que haga despegar cultivos como el cereal.

Más calor de lo normal

De momento, en lo que llevamos de año, las precipitaciones, aunque escasas, si han caído en la cabecera del Segura donde se concentran la mayoría de embalses de la cuenca, según analiza la Confederación Hidrográfica del Segura, que dispone de una red de pluviómetros que abarca toda la cuenca. «Además, las nieves caídas durante las borrascas que afectaron a las sierras de Alcaraz y Segura han permitido recargar acuíferos en esa zona», recuerda el organismo de cuenca y, sin embargo, «desde primeros de marzo no se han registrado cantidades considerables de lluvia».

La delegación en Murcia de la Agencia Estatal de Meteorología estima que para los próximos tres meses se produzca en el sureste español más calor de lo normal para la época, según la información probabilística de la que disponen. A corto plazo, vislumbran en los modelos meteorológicos una situación de inestabilidad para mitad de Semana Santa, con la posible llegada de una borrasca que deje algo de lluvia. Todo dependerá de si llega o no debilitado el frente desde el Atlántico.

Altiplano

Donde sí están mirando al cielo, y mucho más, es en el Altiplano regional. Esta comarca es la que más está sufriendo los estragos de la falta de lluvias. La CHS la califica como la zona más afectada de la cuenca junto con las zonas limítrofes de Albacete y Alicante. «La falta de lluvia hará que el sistema de cuenca se vea más afectado, al igual que el del Trasvase», que se encuentra en fase de prealerta mientras que los recursos propios del río presentan unos índices de normalidad. La Confederación, pese a todo, es optimista y espera que se produzcan nuevas precipitaciones que recarguen los acuíferos.

Pedro García, responsable de COAG en la comarca del Altiplano, refleja la preocupación que tienen los agricultores tras registrar, de media, nueve litros por metro cuadrado desde que terminó la vendimia en otoño. Ahora, las cepas debían estar con sus primeros brotes verdes, unos sarmientos que llevan retraso por la sequía. «Los agricultores están nerviosos. Si esto continúa así el efecto será devastador para la Región, pero en Yecla y Jumilla es problema es tal que si cavas dos metros de profundidad sale la tierra como ceniza».

El estrés hídrico de las plantas está llevando a los olivos a perder sus frutos (no se secarán gracias a su resistencia) y a los almendros a una situación insostenible sin posibilidad de que engorde el fruto y con el temor de que acabe en el suelo. «En un par de meses la situación se puede volver más drástica», señala García, «y a falta de precipitaciones, el problema monstruoso que tenemos son los daños por la fauna silvestre, que encuentra en nuestros cultivo el alimento que le falta en los montes secos».

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La mayor presencia de animales silvestres en los campos de cultivo no se debe a otra cosa que a la falta de alimento en los entornos naturales. Los conejos han terminado pelando muchos troncos de almendros, perales o viñedos que, advierte el responsable de COAG Altiplano, Pedro García, acabarán por secarse al impedir que se transporte savia por el ejemplar.

«Las nuevas plantaciones que han colocado los agricultores terminan siendo devorados. Hay cepas totalmente comidas antes de sacar los brotes. En Yecla y Jumilla, lo que hay de cereal está perdido, el 100% de la cosecha, tanto por la sequía como por los conejos». El daño de los conejos a las fincas agrícolas se ha multiplicado en los últimos años.

COAG denunció hace dos días el grave impacto que ha supuesto la expansión poblacional de la especie por toda España. Pero no solo este animal está dando problemas: el arruí o el jabalí también se alimentan en los cultivos. En Bullas, que sufrían en algunas fincas la entrada de individuos de cabra montés, la coordinadora agraria señala que esta especie se ha visto reducida y su daño minimizado.

En la Región hay órdenes cinegéticas para abatir animales como el conejo o el jabalí todos los días del año por su superpoblación. Las pérdidas mínimas se estiman en un 20% de la cosecha, pero de media se puede llevar por delante un 40% tanto en terrenos de regadío, regadío leñoso o secano. Aunque en el Altiplano, estas cifras pueden ser más elevadas. «Es un disparate lo que se está viendo en el campo», subraya García, que acumula fotos de todos los daños que se van pasando por los grupos de Whatsapp los agricultores.