La balanza inmóvil

El gordo

Es imposible saber qué número va a tocar, sino que se lo digan a los cuentistas adivinadores, que no dicen nada y si lo dicen fallan siempre

El bombo del Sorteo Extraordinario de Navidad

El bombo del Sorteo Extraordinario de Navidad / J.J. GUILLÉN / EFE

Y no me refiero a ese mote que en los entonces bachilleres le colocaban al que estaba pasado de peso. Hoy sería el gordo/a/e, por eso del lenguaje inclusivo, a pesar de que la RAE se ha encargado de decir que el uso de la letra e como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como termino no marcado de la oposición de género. En mi opinión, el repetir una y otra vez el masculino y después el femenino es peor que usar solo el masculino como global del género, porque siempre usan antes el masculino que el femenino. Pero en fin, ese lenguaje es mucho más importante que el que haya subido de un año a otro un 65% muchos productos en su precio, que los jóvenes no puedan comprarse una vivienda, ni pagar un alquiler individualmente, que las familias españolas no puedan llegar a fin de mes, y que el coste de la vida suba mucho más que los salarios. Eso no importa, lo importante es que se diga tras trabajador, trabajadora, y así sucesivamente

No, hoy me refiero a ese gordo de Navidad que si le ha tocado tiene tanta suerte que si planta un peral, le va a dar manzanas de oro. Y es que hay una probabilidad del 0,001% de que toque uno de los tres primeros premios de la lotería de Navidad. Un 0,008% los ocho quintos premios. Un 0.002% el resto de los premios. Que te toque algo más que el reintegro la probabilidad es del 5%. Solo el 15% de los participantes ganarán algún premio, incluida la pedrea. Por eso jamás entenderé que se pase una persona horas en una cola para comprar un número de lotería en una determinada administración, sin pensar que si toca es porque vende más que las otras, gracias a esas colas. O buscar un determinado número allá donde esté. Es imposible saber qué número va a tocar, sino que se lo digan a los cuentistas adivinadores, que no dicen nada y si lo dicen fallan siempre. Hay tres clases de juegos por contrato. Unos son de suerte, donde influyen los conocimientos técnicos del que apuesta (ejemplo, las quinielas). Otros, que se denominan ‘de envite’, donde el arrojo, la temeridad o el farol del apostante cuenta (ejemplo, el mus o el póker). Y un tercero, que no permite ni una sola posibilidad de influir ni de saber qué número saldrá, que son los juegos de azar (ejemplo, la lotería). Así que no pierdan el tiempo soportando frío para comprar un décimo de lotería concreto en un sitio determinado, que no sirve para nada. No se fíen de su intuición, porque es imposible. Y dicho esto, que si a alguien lo he chafado, lo siento, pero alguna vez hay que saber lo de los Reyes Magos, lo de Papá Noel y lo del ratoncito Pérez.

Pero en fin, si a pesar de eso le ha tocado la lotería de Navidad y su peral le ha dado manzanas de oro, gástense el dinero en lo que les apetezca, pero no se lleven cosa gratis de los grandes almacenes, no sea que por una de esas cremas le cueste el puesto de trabajo. Eso sí, si después ese gran almacén, en lugar de destruir la cinta pasado el tiempo legal, no solo la guarda, sino que también la exhibe públicamente, va a tener que indemnizar a la persona, más o menos cleptómana, en una importante cantidad, por haber atentado contra su intimidad, su honor y su propia imagen. Si no que se lo digan a Cristina Cifuentes, que Eroski va a tener que pagarle 30.000 euros por no haber custodiado y destruido un video donde se le veía junto a un vigilante de seguridad, tras haber hurtado unas cremas en el supermercado, siete años después. Pero si lo que han hecho es algo más, que le puede llevar a la cárcel, como un acercamiento libidinoso (conducta implícita inequívoca) al ser acoso sexual, guarde ese dinero para un buen abogado. Y si al final lo encierran, no busque a unos amigos para que traten de colarle unas sierras en la ropa que le llevan, para facilitarte la fuga, porque no da resultado, como acaba de suceder en el Centro de Internamiento de Extranjeros en Murcia, donde la Policía Nacional lo detectó.

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