El retrovisor

Construyendo el futuro

Don Bartolomé Bernal será recordado por su participación en la restauración del Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta y en la comisión creada para tal fin en 1950

Don Bartolomé Bernal Gallego y el almirante Carrero Blanco en el Santuario de la Fuensanta en los años sesenta.

Don Bartolomé Bernal Gallego y el almirante Carrero Blanco en el Santuario de la Fuensanta en los años sesenta. / Archivo TLM (foto coloreada)

Miguel López-Guzmán

Don Bartolomé Bernal, era hombre menudo con una gran fortaleza moral que le permitió ser el pilar fundamental de una de las empresas de construcción más prestigiosas de España con origen murciano.

El boom turístico e inmobiliario iniciado a finales de los años cincuenta favoreció las inquietudes profesionales de don Bartolomé, creando y gestionando de forma ejemplar ‘Bernal Pareja S. A.’, una empresa que tuvo sus orígenes en el negocio de construcción de carreteras, iniciado por su abuelo materno don José Gallego Marcos, allá por el año 1865. 

En 1898 comenzó a ocuparse de pequeños asuntos industriales, sin abandonar nunca la ayuda que prestaba a sus padres y contando con la colaboración de sus hermanos, Ángel y Teodoro, a quienes fue asociando en sus, entonces, modestas empresas, que contribuyeron al progreso de El Palmar, pedanía murciana que les vio nacer.

Según comentaba en vida don Bartolomé, Bernal Pareja S. A. fue creada con sus hijos y para sus hijos: Ana, Fuensanta, Antoñita, Carmen, Lola, Vicente posteriormente presidente de la empresa, Juan, consejero y secretario de la misma y Bartolomé, consejero delegado y director gerente de Bernal Pareja, que pusieron en práctica las máximas que predicaba don Bartolomé y que siguen siendo una lección magistral para los empresarios actuales: «No devuelvas nunca una letra de cambio; págala y reclama si no se ajusta a lo convenido. Las letras devueltas van dejando mal olor por donde pasan».

«Lo primero, cumplir; hacer honor a la firma; después y en segundo lugar, el beneficio. Cuando por error, descuido o incompetencia, se pierde en un negocio, se gana en experiencia, en prestigio, en crédito, que al fin y al cabo, vale más que el dinero». «Y, si por circunstancias adversas te encuentras en una situación comprometida, ¡no vaciles!, paga; vende cuanto tengas. No cargues el mochuelo a otro. ¿Me entiendes? Vende la camisa; paga, y que no te importe ir con el pecho al descubierto. Empieza de nuevo, así encontrarás ayuda, tendrás paz y serás feliz» –manifestaba a sus hijos.

Así, Bernal Pareja triunfó durante décadas construyendo grandes obras de ferrocarriles, puertos y obras públicas en general: urbanizaciones, polígonos residenciales, miles de viviendas en la mayoría de las ciudades españolas y, especialmente, contribuyendo al desarrollo urbanístico de Madrid, convirtiéndose así en una de las primeras empresas españolas de construcción de aquella época.

Don Bartolomé Bernal Gallego siempre será recordado por su decisiva participación en la restauración del Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta y en la comisión creada para tal fin en 1950. Su gestión, junto a la del vicario de la Diócesis don Juan de Dios Balibrea Matás hicieron posible el estado actual del Santuario de la Patrona de Murcia. Las aportaciones de los murcianos fueron imprescindibles para aquella tarea a la que siempre estará unido el nombre de don Bartolomé, quién a pie de obra seleccionó materiales, contrató oficios y artistas dando forma y haciendo realidad el diseño de los arquitectos Eugenio Bañón y Damián García Palacios.

Ilustres nombres del ayer que hicieron posible el presente construyendo el futuro de Murcia. 

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