El deporte, en primera persona

"De joven me hice de la Cruz Roja Española para poder ver al Murcia porque no podía sacar el carné"

Ha publicado cuatro libros donde recoge las trayectorias a través de su goles en el Real Murcia de leyendas como Pepe Amorós, Macho Figueroa, Guina y Manolo Sánchez

Antonio Barceló, con su último libro, dedicado a Pepe Amorós.

Antonio Barceló, con su último libro, dedicado a Pepe Amorós. / Juan Carlos Caval

Dioni García

Dioni García

Antonio Barceló López (Murcia, 13 de octubre de 1971) es Historiador y un murcianista de corazón. Ha publicado ya cuatro libros de leyendas del Real Murcia dedicadas a Amorós, Guina, Figueroa y Manolo Sánchez. A través de los goles que marcaron hace un recorrido de sus trayectorias. Vecino del Barrio del Carmen que ahora reside en San Basilio, también es procesionista y ha escrito mucho de la Semana Santa.

¿Dónde nace su vinculación con el Real Murcia?

Nace en el fútbol callejero que compartíamos todos los niños que jugábamos en la calle. Mirábamos siempre donde estaba el santuario del murcianismo, a la vieja Condomina. El Murcia siempre ha sido un amor profundo.

¿Jugó al fútbol?

Jugué hasta juveniles de portero, que siempre se ha dicho que está loco. De hecho tengo algunas señales en la frente, donde me dieron diez puntos, y fue el detonante para que me dijeran en casa que estaba muy mal. Cada dos por tres estábamos en el médico porque cuando no era un esguince, era una rotura, pero ni con esguinces había quien me parara y no fuese a entrenar.

¿Dónde jugaba?

En el filial del Real Murcia, pero en juveniles me lo dejé porque entendí que los estudios eran lo principal y fundamental, y había una cierta demanda. Ahora, aprovechando el libro de Amorós, hemos hecho un documental donde me puse un poco en la portería porque intentamos hacer una retrospectiva en el tiempo de la época de Amorós y salté al césped. Mi sobrino, que está en el prebenjamín y juega de 7, encarnó la figura del jugador y yo me puse en la portería sin que me viese la cara. Al lanzarme otra vez al suelo volvieron a renacer las viejas heridas en las caderas por el roce del suelo.

Entonces solo se jugaba en tierra, claro.

Por supuesto, salvo algún campo que podías pillar de hierba como Santomera o Cabezo de Torres. El fútbol actual ha cambiado muchísimo y no han pasado tantos años, pero ha evolucionado en sistemas y en todo. Entonces el portero jugaba debajo de los palos y ahora forma parte del sistema porque juega con los pies. También ha evolucionado el fútbol en los despachos, pero no en el sentimiento y en la emoción que siente a quien le gusta.

¿Desde cuándo es socio?

Desde aproximadamente dos décadas. Yo estuve en la Cruz Roja Española por ver al Real Murcia. Mi padre se jubiló muy joven por problemas de corazón y el carné no se podía sacar. Teníamos dos opciones, ir los domingos con la pandilla de amigos a saltar la valla, lo cual se estilaba con bastante frecuencia, o evitar esa locura haciéndote de la Cruz Roja Española. De esa forma entraba al campo, por contemplar todos los domingos la belleza del fútbol. Recuerdo en esa época un gol de Hugo Sánchez a Amador por la escuadra a centro de Landáburu. Era un privilegiado porque estaba a ras de campo viendo ese sensacional gol.

¿Le cuesta más trabajo ir a Nueva Condomina?

Hombre, cuesta un poco más porque hay que coger el vehículo.

Pero ya no solo por el vehículo.

Sí, por el romanticimismo porque yo soy romántico y lo que se vivía antes en los partidos, que se jugaban en el centro de la ciudad, el morbo que te daba, el bullicio antes del partido, el nerviosismo de irte a la vieja Condomina, ahora no lo tienes. Los tiempos evolucionan y el campo había que sacarlo de allí, pero lo cierto es que ni uno ni otro campo es del Real Murcia, es municipal, pero lo que envolvía la ciudad nunca lo vas a tener.

¿Cómo le dio por escribir estos libros sobre leyendas del Real Murcia?

Porque yo soy Historiador y escribo de otras cosas de temas murcianos y he publicado una enciclopedia de la Semana Santa. Nació en homenaje a Amorós, que es cliente de la notaría, y ahí es donde renació la labor de trasladar la investigación al mundo del fútbol. ¿Por qué? Porque entiendo que la juventud de hoy en día está necesitada de saber la historia de su club y de las hazañas de sus mejores futbolistas. Es necesario que los jóvenes conozcan a esas leyendas e incluso a aquellos que a veces nos sentimos desmotivados, porque necesitamos volver hacia atrás en el tiempo, como los pájaros mitológicos, para recuperar esas añoranzas que son las que mantienen viva la ilusión. Y la esperanza de volver de nuevo a la élite del fútbol, el verdadero lugar que tiene que ocupar el Real Murcia. Estar tantos años en el pozo de la Segunda B, ahora Primera RFEF, es inaudito en la historia del club. También considero que todas las leyendas del Real Murcia deben tener un reconocimiento. Al Marcho Figueroa se le hizo con motivo de su fallecimiento, pero el resto de reconocimientos han sido vida y presentarlos en compañía de sus compañeros, reviviendo anécdotas que vivían en el vestuario, es fabuloso de escuchar, compartir y estar presente.

¿Cómo eligió a los protagonistas?

El primero fue Amorós por la trascendencia que tiene como canterano, porque la fábrica pimentonera denota de mucha más presencia en el primer equipo y esto se ha devaluado. Actualmente a casi todos los canteranos se los llevan otros clubes y aquí ni están ni se les espera. El libro de Amorós es como homenaje a la cantera del club. Los juveniles del Real Murcia fueron campeones en dos ocasiones y la plantilla que subió en la 79-80 estaba integrada por siete titulares de la cantera y quince futbolistas de las bases. El Murcia está metido en esa vorágine de la deuda que es difícil de retener a los futbolistas porque el tema económico va unido a lo deportivo.

¿Y el Macho Figueroa?

Ese fue para entender que hay futbolistas que no eran muy conocidos al llegar, y en la ciudad de Murcia se quisieron como si lo fuesen y dieron tardes de gloria majestuosas, como el partido contra la Real Sociedad, en la 83-84, donde el Macho marcó al mismísimo Arconada dos goles imparables.

Con Guina no hay ninguna duda.

Es porque posiblemente es el mejor futbolista de la historia del Murcia. Vino de Vasco de Gama, llegó a jugar con la selección de Brasil que mejor fútbol practicó pese a que no ganó nada, con Zico y Falcao. Y luego tuvimos a Manolo Sánchez Delgado, un chico que nadie conocía, que el Real Murcia repescó y fue Pichichi con el Atlético de Madrid, ganó varios títulos en el Vicente Calderón y aquí marcó unos goles memorables, como uno de media chilena al Real Madrid y otro de media tijera al Athletic de Bilbao.

¿Ha acabado ya el serial?

Esto lo hago por hobby y si encuentro patrocinador, bien, pero si no corro yo con el gasto. Lo hago por devoción. Todos los meses escribo las leyendas del Murcia en la revista del club y ahora estoy ya inmerso en los años 50. Puede haber algún futbolista más, como Juanjo, que es el futbolista en vida que más veces ha vestido la camiseta del Real Murcia, ya que Pepe Vidaña falleció. Superó los 300 partidos y el título podría ser ‘Juanjo, el coloso inolvidable’.

Hoy en día editar es de valientes.

Pero también es de valientes hacer el tipo de libro que hoy hago, porque construyo la vida de los futbolistas gol a gol, y eso requiere hemeroteca, pie de página, referencia bibliográfica… Juanjo, a pesar de ser central, marcó 53 tantos desde su época en el Alavés hasta las diez temporadas que estuvo en el Murcia. Es una idea muy bonita de rendir culto a los futbolistas. Denoto que en la historia de los clubes no están nada vistos estos temas. Ahora se ha puesto de moda hacer una sala de exposiciones y el Murcia ha sido uno de los pioneros a través de José Luis Larrocha. El club también ha constituido una comisión histórica a raíz de estos libros, pero lógicamente no hay presupuesto, está en otras cosas más importantes, pero es un tema que los clubes deberían cuidar y tratar.

Muchas veces me pregunto, bueno, afirmo, que es un milagro que el Murcia siga vivo...

Totalmente, es un milagro. Ya ha pasado a lo largo de su historia que el Murcia siempre ha estado en el filo de la navaja. Hubo que vender La Condomina para salir adelante y después de la era Samper, la situación económica fue de bancarrota. El Murcia ha vivido épocas de mucha dificultad hasta el punto de no poder pagar nóminas. El fútbol necesita de dinero, sin tener un filtro económico es muy difícil salir adelante. Entrar al fútbol profesional te facilita las cosas, aunque hay que acometer unos fichajes, pero es que el otro problema que ha tenido el Murcia históricamente ha sido el plan deportivo. ¿Por qué cuando hemos subido a Primera no nos hemos podido mantener? Ese es otro problema que debemos reflexionar. Antes estaba el vicepresidente deportivo del club y ahora hay un director deportivo, pero hemos tenido un director deportivo y el Murcia, la segunda plantilla de Primera RFEF en presupuesto, no ha encajado. El fútbol es difícil.

Igual que de joven le dijeron que se dejara el fútbol, ¿su mujer no le llama loco?

Ella me conoció así, con mis pasiones. Cuando me gusta algo y lo quiero, no es de cualquier forma, me meto hasta las trancas. Cuando me meto en un tema es difícil que lo suelte. Llegará el momento de dejarlo, pero en mi casa me respetan y me quieren como soy.

¿Y también es procesionista?

También. He hecho unos cuatrocientos o quinientos artículos sobre la Semana Santa y algunos librillos al margen de la enciclopedia que publiqué. Soy procesionista y salgo en la Sangre, porque soy del barrio del Carmen aunque vivo en San Basilio, y también del Amparo del Viernes de Dolores, del Perdón de San Antolín, soy Cabo de Andas de la Conversión del Buen Ladrón del Jueves Santo, pertenezco también a la de Jesús y el sábado el Cristo Yacente. Me tiro prácticamente toda la Semana Santa procesionando.