Entrevista | Antonio González López Jugador de bolos huertanos

"El futuro de los bolos huertanos es complicado porque necesitamos recuperar carriles y más jugadores"

Quien ha sido reconocido por la Federación Murciana por su trayectoria de sesenta años alerta del peligro en el que se encuentra un deporte autóctono

Antonio González López, en el carril del Bar Pando.

Antonio González López, en el carril del Bar Pando. / Juan Carlos Caval

Dioni García

Dioni García

Antonio González López (Murcia, 2 de diciembre de 1944), a sus 79 años, sigue jugando los campeonatos de bolos huertanos que organiza la Federación Murciana, que recientemente le rindió un homenaje por llevar sesenta años en activo. Este veterano bolero que ha perdido la cuenta de las veces que ha sido campeón de liga, alerta del peligro de extinción en el que está este deporte autóctono.

¿Desde cuándo juega a los bolos huertanos?

A mi padre le gustaba mucho. Aquí, en el carril Merinos, donde vivo, teníamos un juego y me iba con él a verlo cuando tenía ocho o nueve años. Y ahí empezó mi afición.

¿Practicó algún otro deporte?

No llegué nada más que a los bolos huertanos. Nos juntábamos cuatro o cinco amigos que teníamos la misma edad. Corríamos la huerta a ver las moreras para por la noche cortalas y hacíamos nuestras hileras de bolos para jugar en los carriles.

¿Cuándo comenzó a competir en el campeonato?

Empecé con los mayores con 17 años. Llevo ahora mismo jugando sesenta campeonatos.

¿Esta temporada sigue?

Sí, me he metido con otro equipo porque no quiero dejarlos. Me siento bien, no estoy para jugar con los equipos de los jóvenes, pero estoy metido con ellos. Empino bolos, si hay que salir a tirar bolas lo hago, pero la fuerza ya no es la misma, se nota bastante. Noto que ya no se puede, la edad no perdona. Este año que hay pocos jugadores y cada día hay menos, me he metido con un equipo para ir con ellos y no perder el ritmo ni el contacto.

Hace poco le hizo la Federación un homenaje por esos 60 años.

Sí, me hicieron un homenaje porque dicen que he sido un jugador de talla bueno y que he estado toda mi vida en los bolos. Donde me han buscado, ahí he ido. Al margen del campeonato, he jugado muchos trofeos y por eso dijeron de hacerme un homenaje.

¿Cuántas veces ha sido campeón de liga?

No lo sé, he perdido la cuenta porque fuimos campeones cinco años en La Albatalía con el Nene El Pencho y el Granaino, otros cinco en el Salamanca con los Mendoza y Fernando, otros dos años con Lolo y Mendoza… He sido muchos años campeón y todo todas las copas en el salón de casa, aunque otras muchas ya no están, las más viejas las he tenido que retirar.

Me contaba que había poca gente ahora que juegue. ¿Qué pasa?

Hay muy poca y no sale gente joven. La concejalía de Deportes tiene que ayudarnos un poco para llegar a los colegios. Hace poco hicimos seis talleres para los bolos y juegos autóctonos que estuvimos en la Alberca, El Palmar, El Raal para que los críos supieran qué son los bolos, pero hace falta más. Les gustó a todos, pero si después no tienes un juego donde ellos vean cómo se juega y puedan practicar, no hacemos más.

Al final, a los bolos te enganchas si los practicas.

Si lo practicas te enganchas porque es un juego bonito, pero si no juegas, no vas a ningún lado.

A mí me han contado que eras un bolero muy cotizado.

Sí, entre los cuatro mejores siempre he estado yo, esa es la realidad.

¿Y qué está pasando que hay pocos equipos?

Sí, ahora mismo hay pocos y por eso están intentando hacerlos de dos jugadores para poder sacar trece o catorce equipos. Si los hacen de tres y los mejores conjuntos se llevan a diez, los demás no tienen ninguna opción. Cuesta trabajo enganchar a la gente porque están desapareciendo los juegos. Ahora vamos a intentar recuperar los que se han pedido. Los juegos del Siscar, Salamanca y Ruiz, que totalmente habían desaparecido, nos han dicho que los van a dejar preparados ahora para que participen en el campeonato.

El crecimiento urbanístico también os habrá pasado factura.

Se han perdido los juegos. En La Albatalía, por ejemplo, estaban el del Salamanca, el Nene, Moñino, Molinero y todos esos los han quitado. Están intentado otra vez si los puedes recuperar. A la gente le gusta porque en una ocasión hasta los profesores de Educación Física fueron al juego de La Fica, practicaron y les gustó, pero el problema es que no hay sitios donde puedan seguir y así no hacemos nada.

¿Cuál fue la época dorada de los bolos huertanos?

Yo empecé a jugar en campeonatos en el 60 y esa fue la época dorada de los bolos. Salieron en esa época unos treinta jugadores y todos buenos. Se llegó a jugar el partido de la Margen Derecha contra la Izquierda en la plaza de toros y otro en La Fica. Se ponían gradas para poder seguir las partidas. También el Malecón se hacía en Semana Santa campeonatos, pero lo quitaron y eso es lo que hay que recuperar. Hay que hablar con la concejalía de Deportes para que podamos tener allí un juego y que todos los sábados y los domingos la gente se puede reunir allí a jugar. Ahí sí que la gente va porque es un sitio visible en la ciudad. En las fiestas se paraba mucha gente a ver las partidas.

¿Están en peligro de extinción los bolos huertanos?

Veo complicado el futuro de los bolos. Lo primero que necesitamos es que las autoridades den permiso para ir a los institutos para enseñar a los jóvenes. Yo estoy dispuesto a ir y enseñar las modalidades que hay, cómo se tiran y empinan los bolos para difundir un poco porque de lo contrario está todo perdido.

¿Y qué debe tener un jugador de bolos?

Primero, afición, y después, potencia y pulso. Yo he sido un jugador de pulso, aunque no he sido de vueltas completas a los dos lados porque hay bolas de revés y de derechas. Por ejemplo, mis dos ídolos han sido Mikolo, un especialista en bola de revés que para mí ha sido el mejor jugador, y Paco La Fuente, de derecha, que era muy elegante.

¿Antes les pagaban por jugar?

Sí, había muchas casas comerciales interesadas en los bolos. Se ha cobrado bastante dinero por temporada. A mí me han llegado a dar 300.000 pesetas por jugar. Hoy no hay ningún patrocinador que haga eso. Estamos buscando sponsors para los calendarios y esas cosas.

Hay otro componente de los bolos que es el tercer tiempo, cuando acaban de jugar y se toman la cerveza.

Por supuesto. Cuando acabamos ya somos todos amigos. Nos sentamos en la mesa y nos ponemos a hablar, pero antes cada uno va a ganar. A mí lo que más me gustaban eran los trofeos, donde incluso te daban dinero. Había uno en Sangonera que yo me venía en los veranos de la playa para jugarlos.

Algún disgusto le habrá costado con su mujer.

Alguno, pero me venía porque me gustaba mucho ese trofeo.

¿Y a los hijos los logró meter en los bolos?

Tengo dos hijas y un hijo, pero a ninguno le ha gustado. Mi hijo se vino conmigo hasta que tuvo trece años y después dijo que los bolos eran para su padre. Nadie ha seguido mi línea. Yo la seguí de mi padre y mis hermanos, porque han jugado todos, pero de mí no ha salido ninguno. Mis nietos también me han visto jugar y a ninguno le ha gustado. Están con el fútbol y el baloncesto, lo que les gusta, pero que hagan deporte, que es bueno.