Economía

"Hacemos malabares para poder llegar a fin de mes y comer lo mismo que antes"

Clientes de los mercados de Santa Florentina en Cartagena y Verónicas en Murcia van "euro a euro"

Antonia Verdú, este viernes en su pescadería del Mercado de Verónicas, en Murcia.

Antonia Verdú, este viernes en su pescadería del Mercado de Verónicas, en Murcia. / Juan Carlos Caval

Loyola Pérez de Villegas

«Todo ha subido y la abuela nada más que quiere comprar aquí, no quiere ir al supermercado», comenta, con una sonrisa, un vecino de nombre Francisco, a punto de salir este viernes al mediodía del Mercado de Verónicas, llevando del brazo a una señora de avanzada edad. 

«Vengo de comprar frutas y verduras», añade, a su vera, otra vecina, de nombre Ceferina, quien precisa que «antes venía con un billete de 50 euros y me llevaba mucho: ahora no».

No obstante, «en la plaza compro mejor que en el súper», deja claro la mujer, ya que, además de que encuentra «mejores precios», en Verónicas «no se gasta tanto plástico ni bandejas». «Yo por la plaza lo que haga falta», resalta.

Mercado de Santa Florentina, en Cartagena, este viernes por la mañana.

Mercado de Santa Florentina, en Cartagena, este viernes por la mañana. / LOYOLA PEREZ DE VILLEGAS MUÑIZ

A unos metros, Antonia Verdú explica, en su pescadería, que, tras las fiestas, el género que abunda es «mucho marisco barato», aunque «el pescado, de por sí, está saliendo poco».

«Como el pescado no está saliendo, por el mal tiempo o porque no salen todos los barcos, se encarece todavía más», destaca, mientras corta un salmón en filetes para un cliente. 

"La conserva sí es verdad que ha pegado un subidón más grande"

Verdú apunta, por ejemplo, que «el boquerón, que está toda la Navidad sin venir, está viniendo muy caro», a lo que añade que «este lo he dado a 10 (euros), he tenido otro que lo he dado a 15».

«La pescadilla está a 18, pero es su precio habitual, y el bacalao también está caro, la gente se queja de que está muy caro», indica la placera, al tiempo que admite que ella misma llama la atención a su esposo si se pasa comprando: «Si yo, a mi marido, cuando me dice ‘he comprado esto a tanto’, le digo: ‘Muchacho, ¿para qué?’».

Paqui García, dueña del puesto de encurtidos Garoliva, dice que los productos que ella comercializa «han ido subiendo progresivamente, ‘poquico’ a poco», con lo cual «no lo he notado mucho».

"El bacalao también está caro, la gente se queja de que está muy caro"

«La conserva sí es verdad que ha pegado un subidón más grande. Mejillones, berberechos… se venden menos», manifiesta García. 

Sobre las medidas puestas en marcha por el Gobierno, como la anunciada de rebajar el IVA de los alimentos básicos, asevera que «el caso es que acabo de hacer un pedido de aceite y el IVA me lo han cobrado igual».

«¡Euro a euro!», clama una señora, bolsa en mano, en uno de los pasillos. No le queda otro remedio si quiere «apañar la semana, tirar como se pueda».

Paqui García, dueña del puesto de encurtidos Garoliva en Verónicas, en Murcia.

Paqui García, dueña del puesto de encurtidos Garoliva en Verónicas, en Murcia. / Juan Carlos Caval

En el mercado de Santa Florentina, en la ciudad de Cartagena, un señor calificaba de «completamente desfasados» los precios actuales. Entiende que todo ha subido y que, por tanto, también se incremente el coste de los alimentos, aunque estima que lo que hay es «completamente desmesurado», afirma, en conversación con La Opinión.

"Nos privamos de cosas"

«El coste de la vida ha subido un montón: la luz, el agua, la gasolina», asume el vecino, que apostilla, por ejemplo, que «una lubina que antes me costaba seis euros ahora me cuesta diez».

«Nos estamos quitando de muchas cosas de comer, porque comprarlas se ha convertido en un privilegio», dice el vecino de Cartagena, para añadir que «estamos haciendo malabares para poder llegar a fin de mes, para poder comer lo que comíamos antes, aunque nos hemos tenido que privar de muchas cosas». 

A su lado, una señora hace hincapié en la importancia de «apoyar al mercado local» y comprar en la plaza en lugar de recurrir al supermercado. «Es más necesario apoyar al mercado local más que a las grandes empresas, que no tienen tantas dificultades económicas», puntualiza. 

Además, el carnicero y el pescadero «de toda la vida» son personas cercanas». Ellas «han subido los precios porque se los han subido a ellos los proveedores», explica la mujer, quien asegura que ella paga a estos comerciantes «más a gusto, te duele menos» . «Y venir al mercado da mucha vida», subraya al respecto.