Opinión | Noticias del Antropoceno

Serie o documental, o mejor a dúo

Si hay algo mejor que un serie basada en delitos reales, o un documental sobre lo mismos hechos, es la combinación de la serie y del documental. Al género de ficción se le etiqueta como ‘true crime’. Para el documental de no ficción se suele recurrir a escenas dramatizadas y entonces se convierte en un docudrama. Combinar ambos productos sobre unos mismos hechos, es fascinante y despierta mucho más interés que cada pieza por separado. Netflix domina la técnica y lanza la serie de ficción para a continuación estrenar un documental basado en esos mismos hechos, realizados eso sí, por productoras diferentes. Las series suelen liberarse por su parte de ataduras que perjudicarían la historia anunciando que hay acontecimientos o conversaciones ‘ficcionalizados’. 

Por otra parte, los autores de los documentales a menudo caen en la tentación de edulcorar los delitos dando voz a sus autores o a sus abogados y familiares. Es comprensible porque el morbo consiste en asegurarse la participación de los convictos, algo que no puede hacer una serie de ficción. De esta forma, aunque presuntamente se trata de una narración objetiva de los hechos, en realidad los documentalistas se ponen de parte del criminal, aunque también den cierta voz a las víctimas y sus familiares. En el caso de asesinato, la principal víctima no puede decir ni pío, y sus familiares aparecen a menudo en cámara bastante crispados, lo que juega en favor de la imagen de los criminales frente a los espectadores.

Esto sucede exactamente en los dos dúos narrativos que más interés han suscitado últimamente en Netflix. Uno es el crimen de la guardia urbana, y el otro es el caso Asunta, la niña china adoptada por una pareja gallega que apareció muerta junto a una cuneta víctima de una alta dosis de tranquilizantes. 

En ambos casos, es mucho más verosímil la versión de la serie que la de los documentales que las siguieron. En el caso del crimen de Rosa Peral, guardia urbana, existía un documental previo de Carles Porta que es un ejemplo de investigación periodística objetiva y exhaustiva. Todo lo contrario del documental de Netflix a propósito del mismo caso, que es una narración sesgada por el afán de la productora en contar con la colaboración de la propia Rosa y su entorno de partidarios. Y lo mismo sucede con el documental que trata del horrendo asesinato de la niña Asunta.

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