Retahílas vacuas que cansan, hartan e irritan

Propongo una reforma constitucional para prohibir expresamente los discursos institucionales navideños, la mayoría son insufribles y suponen un castigo innecesario al potencial auditorio con la forzada transformación del personaje protagonista, que adopta poses tan poco naturales y tan poco creíbles que irritan y hasta molestan, como la de López Miras repintando abstraído y concentrado las figurillas de un Belén aparentando un interés casi infantil.

Luego está el propio contenido de la alocución. En el caso de su último mensaje de fin de año, López Miras vuelve a repetir prioridades políticas del discurso de investidura, remedo a su vez del discurso anterior de investidura de 2019, con la agravante del contraste que ofrecen los datos de la dura realidad. Así, desespera oírle hablar de nuevo de la lucha contra el abandono escolar temprano, cuestión que viene repitiendo desde hace cinco años cuando teníamos la segunda mayor tasa del país; ahora tenemos la mayor tasa del país.

Igual indignación provoca su nada creíble intención de acabar con la lacra de la violencia de género cuando pacta con quien la niega y consiente la eliminación de concejalías de Igualdad, como en Molina de Segura, disminuye el presupuesto propio en políticas de Igualdad amparándose en una mayor financiación de estas por parte del Estado y limita los derechos subjetivos de las víctimas en la reciente Ley de Servicios Sociales de la Región de Murcia.

Pero la mayor indignación me asalta al escuchar tu referencia a la protección de los más débiles (personas en precariedad y víctimas de la desigualdad diría yo), cuando eres responsable del sistema de servicios sociales con peor calificación del conjunto de las CC.AA. y del peor sistema de Atención a la Dependencia según la Asociación Estatal de Gerentes y Directoras de Servicios Sociales, que, además, por estos mismos hechos, te ha propuesto como candidato al premio ‘Corazón de Piedra’ de este año 2023, premio que concede esta misma asociación.

Los/as jóvenes, el Mar Menor, la eficiencia y agilidad del sistema sanitario (ignorando los 85.283 pacientes sin fecha asignada en listas de espera, un 30,7% más que hace un año) y la manida mano tendida a la ministra Ribera para la recuperación del Mar Menor (ahora que el proceso de eutrofización se agrava con esa mancha blanquecina que arrasa la vegetación del fondo marino).

En fin, Fernando, tantas y tantas retahílas vacuas que cansan, hartan e irritan.

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