Obituario

Siempre Gloriaca

Gloria mutó a Gloriaca y se encontró. Como una superheroína que en cuanto descubre sus poderes se queda en el lado radical de su alma a vivir

Gloria Olmos en su taller

Gloria Olmos en su taller / Juan Carlos Caval

Yayo Delgado

Yayo Delgado

Somos marionetas a merced del tiempo. Juega con nosotros sin escatimar en nada. Quise que Gloria leyera unas palabras que ya no serán las mismas. El tiempo una vez más tiró del hilo para poner una zancadilla que vuelve a recordar que él, casi siempre, manda. Es caprichoso y nos clava días o semanas a los que seguimos la senda de la ingenuidad, recordando, como una gota de agua que cae eternamente, que no hay tregua. Pero aún ganamos batallas con recuerdos felices, risas cómplices y te quieros furtivos. Con coletas salvadoras, bailes al calor de noches de verano y personas que logran romper su dimensión. 

Gloria mutó a Gloriaca y se encontró. Como una superheroína que en cuanto descubre sus poderes se queda en el lado radical de su alma a vivir. A vivir para siempre en los corazones de todos los que, aunque solo fuera un ratito, entraron en su mundo sin límites.

Es auténtica, le he dicho a cientos cuando he hablado de ella. Porque no había una palabra más allá. Qué risa tan poderosa, esculpida por la lucha diaria que todos llevamos y que en estos últimos meses utilizó para ganarle al tiempo tantas batallas como esa poca gente que se convierte en eterna.

Yo siempre recordaré a Gloriaca y le he hablado a mis hijos de ella para intentar explicarles que se puede vencer al tiempo y a la vida y a la muerte. Solo hay que encontrar la forma de disfrutar al máximo y respetar a los demás. Saberlo, sólo saberlo, es un triunfo grande. 

El día que la conocí, por un Achopijo de esos que escribí con la facilidad que da encontrar a alguien como ella, me dijo que nunca repetiría un bolso porque esa idea es un imposible. “Cada Gloriaca es único porque Gloriaca solo hay una” y soltó la carcajada más bonita que he escuchado nunca. ¿Puede una sonrisa retorcer el tiempo? Puede. Ella ya no es auténtica, ella es Gloriaca. Porque también una forma de reírse del mundo puede cambiar el significado de las palabras: Gloriaca, más que auténtica. Un superlativo hecho en Murcia y que nos quedamos para siempre. Gracias por ser Gloriaca.