Obituario

‘Gabi’ en el preludio de la Primavera

Se nos ha ido Gabriel López-Román, el veterano futbolista, el novillero, el apasionado lector de don Benito Pérez Galdós, el político de una incipiente democracia, el devoto apasionado del torero ‘Rafaelillo’, el amigo de sus amigos

Gabriel López-Román Solbes

Gabriel López-Román Solbes

Miguel López-Guzmán

Miguel López-Guzmán

Si prestas atención, querido Gabi, los pájaros han cambiado su piar y los árboles muestran de forma tímida sus primeros brotes verdes. La primavera, amigo mío, ya está aquí. La estación de la vida muestra ya sus primeros balbuceos en este marzo ventoso, tantas veces vivido, que regula el final del invierno y la entrada de esa estación que llena Murcia de luz cegadora y la colma de aromas de azahar.

Si tuviera que poner un rostro masculino a la vida, sin dudarlo, elegiría el tuyo. Tú, Gabriel López-Román y Solbes, has sido el gran amante de este frenesí que se llama vida. El eterno galán protagonista de una película que no fue otra que tu propia existencia. El tiempo, ese enemigo emboscado e implacable del hombre no concede treguas ni concesiones, ni tan siquiera a ti.

Tu Murcia, tu amada Murcia, ya te echa de menos… y te acabas de ir. Tus miles de amigos acumulados en varias generaciones, hablan de ti. De tus bondades, de tus amores, de tu figura gallarda, de tu gran corazón, de tu humildad, de tu elegancia, de tu orgullo. Tu perfil siempre respondió al caballero español que supo crear imperios, ayer más que hoy, al romántico. Amigos por doquier, de abajo y de arriba.

No, no volverán los días de juventud, de aquel atleta que fuiste, ni aquellos domingos con entrañable fotografía en el puente con la Virgen de los Peligros como testigo, junto a tu novia, la mujer de tu vida. Pero sí nos dejas la huella de tu amistad y el ejemplo de lo que es el amor, la generosidad y la honradez.

Fue aquel sencillo gesto el que me hizo admirarte, el ver como te santiguabas con fe al salir cada mañana de tu vida del reducto íntimo que es el hogar, el que nos protege de los peligros de un mundo cada vez más engreído.

Imagino tu llegada a esa otra dimensión que a todos nos aguarda, a ese cielo y a ese ansiado reencuentro con los seres queridos que nos precedieron, allí estará tu padre, el gran constructor del barrio de Vistabella, curtido en los más duros trabajos al que admirabas con devoción y que siempre llevaste dentro de ti. Una multitud de amigos, entre los que no faltarán Adolfo Suárez, Julio Navarro Carbonell, Ángel Tomás, Félix Sancho Gracia, Gustavo Pérez Puig, todos, mientras suena en la gramola la melodía de My Way en voz de Frank Sinatra, seleccionada con enorme cariño por tu mejor camarada, el inolvidable Jesús Sancho.

Se nos ha ido Gabriel López-Román, el veterano futbolista, el novillero, el apasionado lector de don Benito Pérez Galdós, el político de una incipiente democracia, el devoto apasionado del torero ‘Rafaelillo’, el amigo de sus amigos. La calle Pérez Casas ha enmudecido de tristeza, cargada de pena por tu marcha. Has dicho adiós a tus paseos matinales al sol radiante de Murcia, dando el brazo a tu esposa en este mundo, a esa gran mujer, cincuenta por ciento de ti, de Mari Carmen, cargados de amor y pendientes ambos de vuestras hijas, de tu familia, que te querrá siempre y te llora.

Galán de fina estampa, que con tu elegancia, humildad y saber estar, aportaste lustre a la Murcia de tu tiempo.

Descansa en paz ‘Gabi’, tu Cristo de los toreros ya te acoge en la eternidad de los tiempos.

Hasta la vista amigo mío.