Noticias del Antropoceno

La célula altruista

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

No todos los días se acaba un libro que cambie profundamente tu visión del mundo y de las dinámicas que impulsan nuestra vida. Damos por sentadas muchas cosas, como que la vida existe. El problema es que no hay razón evidente para que exista. Igual que el propio Universo. ¿Por qué hay algo en lugar de Nada? Respuesta a lo Ronaldo: No sé. Por cierto, si la respuesta a la crucial pregunta sobre algo en vez de nada, es que hay un Creador, la siguiente pregunta es quien creó al Creador. Y si se responde con el argumento de que el Creador no tiene Creador por definición, me obligas a replicar que eso es puro nominalismo, un puro sofisma de ‘petición de principio’ en el que pone como premisa la misma conclusión a la que se desea llegar.

Obviamente no hablo de ‘ese creador’ o hacedor de todas las cosas. Eliminado ese recurso fácil, nos queda solo fijarnos en el propio proceso de origen y evolución de los seres vivos tal como lo vamos conociendo para entender lo que los mueve de la sencillez a la complejidad. Aunque también hay que negar que haya alguna finalidad concreta de por medio, porque estaríamos devolviendo al creador con sus objetivos trascendentes por la puerta de atrás de la supuesta creación. 

De momento, las personas que valoran el pensamiento crítico deben conformarse con comprender los mecanismos de origen y evolución de los organismos, un objetivo más modesto pero alcanzable en el estado actual de la ciencia.

Pues bien, después de leer con fruición el estupendo libro The song of the cell, el príncipe destronado de mi visión sobre la vida y los seres vivos es el ‘gen egoísta’, el protagonista de la tesis cardinal del famoso biólogo y ateo militante Richard Dawkins, que proclama que el impulso esencial que mueve la evolución de los seres vivos proviene del afán de sus genes por recombinarse, permitiendo que las mutaciones aleatorias dentro de una misma especie consigan la magia de prevalecer cuando las circunstancias externas se modifica.

Pues bien, después de leer el magnífico relato sobre el papel de las células en los organismos complejos, la conclusión es que no es el egoísmo del gen el que mueve la vida sino el sacrificio altruista de las células.

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