Tribuna Libre

El convenio de limpieza: entre el pan y la salud

Ni las administraciones ni las empresas valoran el gran trabajo que el Sector de Limpieza de Edificios y Locales realiza en hospitales, centros de salud, empresas de agroalimentaria, colegios, institutos o dependencias de las administraciones, entre muchos otros

Verne Ho / Unsplash

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Lorena Fernández

Cristina, 57 años. Trabajadora de la limpieza desde los 19 de forma reglamentaria, desde los 15 en realidad. Toda su vida limpiando de contrato en contrato con jornadas que jamás han llegado a ser completas. Hoy Cristina ha ido al médico porque ya no aguanta más el dolor en su hombro y mano derecha. Lleva días con un dolor agudo, y en el puesto de trabajo donde está le dicen que no hay nadie que la sustituya. «¿Por qué no ha venido antes?», le pregunta el médico. Por lo visto, gracias a esperarse tanto, tiene un dolor crónico que difícilmente se le va a poder quitar. Los dolores del hombro y la muñeca son debidos al ‘Síndrome del túnel carpiano’. «¿Dónde trabajas?», «En la limpieza». Cristina no sabe qué hará con las dolencias que tiene de aquí a que le llegue la edad de jubilación. Ella quiere trabajar, lleva toda su vida trabajando, pero no puede.

José Antonio, 27 años. Trabajando en el sector de la limpieza desde que comenzó sus estudios para ganar algo de dinero. Peón especialista ‘cristalero’. José Antonio dice que el trabajo le gusta bastante, es un trabajo duro, aunque gratificante, pero que tiene muchos peligros que él desconocía. Está todo el día montado en su coche, en la carretera, desplazándose entre lugar y lugar de trabajo donde tiene que realizar sus tareas. Hace trabajos especializados de limpieza. José Antonio se ha informado con su sindicato y sabe que el tiempo entre lugar y lugar de trabajo cuenta como tiempo de trabajo. Lo ha reclamado, y le han dicho que no se lo van a contar, y que si no lo quiere, «ya sabe dónde está la puerta». Él necesita el trabajo y no quiere denunciar. Tiene claro que cuando finalice sus estudios dejará el trabajo. Sabe que no tiene futuro ni estabilidad laboral en el sector. Es mano de obra ‘barata’ y no quiere eso para su futuro.

Pepi, 62 años, está de baja médica por una lesión. Ha pasado por el tribunal médico y le han dicho que la van a proponer para darle una incapacidad. Tiene miedo, edad avanzada y una dolencia que, junto con su sindicato, está luchando para que se la reconozcan como enfermedad profesional, pero no sabe que le van a decir los médicos. Ha trabajado durante muchísimos años con jornadas parciales y sin cotizar toda la jornada. Era «lo que había», sabe que le va a quedar una cotización muy baja. ¿Y si la dejan sin poder trabajar limpiando? ¿Qué va a hacer ahora con la edad que tiene? ¿Dónde va a ir?

Juani, 43 años. Trabaja limpiando en un cole desde hace unos pocos años. Comenzó haciendo sustituciones y, gracias a la labor de sus compañeras delegadas del sindicato, consiguió un contrato fijo. Con pocas horas, pero fijo. Tiene dos compañeras más en el colegio, en total son tres. Una de sus compañeras se puso mala de repente y la han tenido que operar. No pasa nada, Juani y su compañera se ‘arremangan’ y sacan el colegio adelante, sin que se note la ausencia de su compañera de baja. Dos días, cinco, quince y la situación no cambia. Hablan con la encargada. No va a sustituir a la compañera, y entre las dos que quedan tienen que hacer el trabajo de tres. Juani aguanta, su compañera también, pero ya no pueden más. Se ponen en contacto con sus delegadas de personal y denuncian la situación. Ya hay una compañera nueva en el centro para ayudar y sustituir a la compañera de baja médica. Ya vuelven a ser tres.

Las situaciones de Cristina, José Antonio, Pepi y Juani son el día de a día de más de 8.000 personas trabajadoras del Sector de Limpieza de Edificios y Locales en la Región de Murcia. Un sector feminizado, con una media de edad elevada y con contratos a jornada parcial. Un sector donde ni las administraciones ni las empresas valoran el gran trabajo que se realiza en hospitales, centros de salud, empresas de agroalimentaria, colegios, institutos o dependencias de las administraciones, entre muchos otros. Un sector que se encuentra, hace ya dos años, negociando su Convenio Colectivo y donde la pretensión de la patronal es modificar el complemento que cobran las trabajadoras cuando necesitan una baja médica sin mejorar las condiciones laborales ni salariales de este sector ya tan precario. 

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