Noticias del Antropoceno

Los nuevos luditas amenazan la agricultura europea

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Hace algunos años, los luditas contemporáneos que se esconden tras los argumentos de defensa del medio ambiente, consiguieron bloquear la entrada de un cargamento de maíz transgénico destinado a paliar una de tantas hambrunas recurrentes en el cuerno de África. El que los militantes de Greenpeace y sus corifeos, celebraran como un éxito de la ética medioambiental dejar sin ayuda alimentaria a una población que se estaba muriendo de hambre, me pareció algo aberrante. Y mucha otra gente opinaría igual que yo.

Desde las proyecciones de Malthus, un economista británico del siglo XIX, asumidas como propias por los más recientes informes del Club de Roma, está claro que la relación entre el bienestar económico y el crecimiento de la población conduce a dinámicas perversas que no pueden tener otra solución que el aumento de la productividad en la generación de alimentos por parte de los agricultores y ganaderos. Eso era así, con dramáticas consecuencias, antes de que se generalizaran los métodos anticonceptivos. Pero una parte de la Humanidad, la más pobre que vive en África y en América Latina, sigue creciendo a ritmos notables y generando excedentes de población que envía a marchas forzadas a zonas más desarrolladas del planeta, como Europa o Estados Unidos.

La revolución verde, con la introducción de un maíz con el tallo más sólido que permitía cosechas más abundantes, conllevó un incremento de la producción exponencial y salvó millones de vidas en India y en los países de América. En nuestros tiempos, la ingeniería genética, ese superpoder que la ciencia ha otorgado a la Humanidad, permite incrementos de productividad aún mayores. Así, por fin, lo ha entendido Bruselas, que se apresta a liberalizar mediante una ley en el Parlamento europeo el uso de estas técnicas para equilibrar el déficit de productividad de nuestra agricultura, incluida la española. 

Cuando estos días veas a los agricultores cortar carreteras, no pienses en los marroquíes o chilenos, piensa en la estupidez de los que se tragan uno tras otros los argumentos de los que viven del cuento medioambiental llevado a sus extremos. Y para los que no lo sepan o no se acuerden, los luditas fueron un movimiento en la Gran Bretaña del siglo XIX que llegó incluso al terrorismo oponiéndose a la mecanización e industrialización de la producción. Si por ellos hubiera sido, estaríamos todavía cosiendo la ropa a mano y comiéndonos los mocos.

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