De vuelta

Ecorregresismo

Santiago Delgado

Santiago Delgado

El comunismo, hace medio siglo, decidió cambiar de nombre, y pasó a llamarse eurocomunismo. Teóricamente, aceptaba el sufragio universal. Luego, no solo cambió el hábito, sino que se hizo con todo un armario de ropajes, luego de tirar la lucha de clases al basurero de la Historia, como todo el resto de la población. El último prêt a porter adquirido, para poder seguir en el poder, que siempre fue el verdadero objetivo, es el ecoprogresismo. En realidad, es la enfurruñeta del niño pequeño al que no dejan jugar con el juguete nuevo de los Reyes Magos. «Si no hay comunismo, inventamos una religión en la que esté prohibida la creación de riqueza, que hace a los proletarios, propietarios y burgueses que ya no nos votan». Porque eso es el ecologismo y el progresismo, una coartada pseudocientífica, comprada, revestida de religión, para eliminar la libertad, en todos sus sentidos, incluido el ‘nocivo’ libre emprendimiento. Esta religión tiene su evangelio: es la Agenda 20-30. El ideal cubano: «No tendréis nada y seréis felices». Pero, claro, esa máxima no alcanza a la nomenklatura del régimen, que siempre tendrá de todo, y será verdaderamente feliz, no sólo por consigna. Ya vemos cómo y dónde, y pagado por quién, viven Yolanda y Pablo. Para muestra, basta un botón.

Ahora, el frente de batalla de la Libertad contra el ecoprogresismo (el comunismo de siempre) ha logrado una importante victoria. En la llamada corona norte de Doñana, la papisa española de esta religión, la ministra Teresa Ribero, ha conseguido echar abajo un importante esfuerzo de regadío, en una zona absolutamente ajena al espacio protegido antedicho. Con el sonrojante beneplácito del flamenkari Juanma Moreno, ha convencido a los regantes, que no han llegado a serlo, para abandonar esos prometedores regadíos a base de comprar, con el dinero de todos, la totalidad de las tierras que iban a ser productoras de riqueza, empleo y de oxígeno para la atmósfera (no olviden que los regadíos generan hojas verdes). Cien mil euros por Ha., a pagar en cinco años y esas tierras vuelven a trabajar en pro de la desertificación del sur de España. Como a nuestra papisa progre le gusta.

Bien, se barruntará esta mujer: «Si los bajoandaluces han torcido su afán regante por dinero, ¿por qué no iba a pasar lo mismo con los del trasvase tajo Segura, que tanta riqueza y reparto de la misma proporciona a todo el país?». Y ha ideado ofertar 20.000 euros por Ha. a cada regante levantino. La blasfemia antilibertad no está en la bochornosa diferencia de precio por el mismo efecto, sino en el mismo hecho de pretenderlo.

Perder el regadío de levante del Tajo-Segura significa perder más de 100.000 puestos de trabajo (la mayoría inmigrantes) y más de 3000 millones de euros al PIB nacional. Pero, desde el punto de vista la religión ecoprogre, se ganan 100.000 subsidios más, con voto debido al Gobierno, y más razones para subir los impuestos a clases medias y macro empresas (antes de que se vayan). Espero del SCRATS que ni escuche esas ofertas.

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