Verderías

Apoyar a Marruecos desde el turismo

Pérdidas de economía y de empleo turístico, tanto formales como informales, se suman a la tragedia inmediata de la pérdida de vidas y a la situación de miles de marroquíes que no saben cuándo será posible regresar a una vida normal

Estragos del terremoto en Marruecos.

Estragos del terremoto en Marruecos. / MOHAMED MESSARA / EFE

Herminio Picazo

Herminio Picazo

El terremoto de Marruecos ha vuelto a demostrar algunos arquetipos que ya son sabidos. En primer lugar, que nadie está a salvo de las fuerzas de la tierra, suene como suene esto de apocalíptico; y en segundo, que las catástrofes siempre se ceban con el más débil.

¿Conocen la zona principalmente afectada por el seísmo? Quizás nos suene especialmente la ciudad de Marrakech y pensemos que es ahí donde ha sucedido todo. Y, sin embargo, aunque con daños en edificios, en el día a día de las personas y en muchos de los más importantes monumentos de la bellísima ciudad turística, Marrakech no ha sufrido lo que otras amplias zonas rurales de varias provincias, particularmente las de Al Haozuz y Tarudant.

Las más afectadas son las zonas rurales de las cercanías del Alto Atlas. Una región tan impresionante en sus paisajes como aislada y pobre. Lugares en los que parece que el tiempo no ha pasado y dónde se vive una existencia simple y precaria.

Pero precisamente por esa lejanía y esos paisajes de infarto, muchos de estos lugares tenían hasta la fecha una sorprendente importancia turística. Aunque en cantidades no masivas, claro, los turistas nos hemos ido acercando a estas zonas, y cada vez más personas encontraban en los viajeros un medio de sustento, regentando alojamientos, pequeños restaurantes, comercio, guías de excursiones e incluso porteadores para los trayectos más potentes de montaña. Desde luego es bien conocida la importancia de la economía turística para una ciudad monumental como Marrakech.

Ahora todo esto se ha ido al traste. Pérdidas de economía y de empleo turístico, tanto formales como informales, se suman a la tragedia inmediata de la pérdida de vidas y a la situación de miles de marroquíes que no saben cuándo será posible regresar a una vida normal.

Ante todo esto, sigo con atención el debate de qué es lo que puede hacer el turismo para ayudar en este tipo de desgraciadas circunstancias. La duda está servida: ¿es apropiado que continúe el turismo mientras una nación se encuentra en plenos trabajos de rescate y de luto colectivo? Si somos turistas, ¿debemos cancelar nuestro viaje previsto o al contrario seguir con nuestros planes?

Desde luego no hay respuestas fáciles. Sin embargo, yo me decanto claramente por el papel positivo que puede tener el turismo para paliar el golpe y ayudar a que estas zonas sigan creciendo, bajo la premisa de una actitud turística de absoluto respeto, en la que están prohibidos los selfis sonrientes frente a edificios en ruinas. Ir a Marrakech, donde ahora se puede perfectamente ir, y al Alto Atlas en cuanto las condiciones mejoren mínimamente, puede ser un perfecto ejercicio no solo de turismo, sino también de solidaridad.

Y como detalle también solidario, no quiero dejar de felicitar a la Facultad de Turismo de la Universidad de Murcia y a su profesor Carlos Pineda, que a solo cuarenta y ocho horas del siniestro estaban mapeando con todos los alumnos las zonas afectadas para ayudar en lo posible en los rescates.

Suscríbete para seguir leyendo