Zuazo Palacios, el primer publicista del arte rupestre

Unas tarjetas postales protagonizaron la primera campaña de marketing del arte prehistórico

Tarjetas publicadas por Julián Zuazo Palacios.

Tarjetas publicadas por Julián Zuazo Palacios.

Miguel Ángel Mateo Saura

Miguel Ángel Mateo Saura

Julián Zuazo Palacios es, seguramente, claro paradigma de ese tipo de personas que resulta difícil de definir con un solo término. Madrileño, abogado de profesión y vinculado a la localidad albaceteña de Montealegre del Castillo por lazos familiares, su figura responde muy bien al concepto de humanista, cultivador de diversos campos, sobre todo la filatelia y la historia, y destacado activo en cada uno de ellos. 

En el ámbito de la historia y la arqueología llegó a ser presidente de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, correspondiente de la Academia de la Historia y de las Ciencias y Artes Hispano Americanas de Cádiz, miembro vitalicio de la Real Sociedad Geográfica y Comisario Local de Excavaciones Arqueológicas de Montealegre del Castillo.

En lo que al arte prehistórico se refiere, su efigie emerge cuando encuentra en 1912 las pinturas rupestres de Cantos de Visera y el Abrigo del Mediodía en Yecla. Conocedor de las importantes novedades que se acababan de producir en Alpera, con el descubrimiento de la Cueva de la Vieja, la Cueva del Queso y los Carasoles del Bosque, y el Abrigo de Tortosilla en Ayora, emprende la búsqueda de yacimientos en diversos parajes, entre ellos el Monte Arabí. Aquí localizará las que serán las primeras muestras de arte rupestre acreditadas en la Región de Murcia. Su implicación tras el hallazgo, y su preocupación por garantizar la salvaguarda de los abrigos y sus representaciones, le llevaron a comprar la finca en la que se localizan y disponer un cerramiento con una verja de hierro y una puerta con el fin de limitar el acceso.

Aunque hasta el nuevo yacimiento se desplazarán los principales investigadores del momento, como Henri Breuil y Juan Cabré, que documentarán y publicarán las pinturas, Julián Zuazo no renuncia a hacer su propia valoración personal, incluyendo un breve análisis de las mismas en el libro que publica en 1915 sobre La Villa de Montealegre y su Cerro de los Santos. Es más, atraído por la cuestión siempre compleja de la posible significación del arte prehistórico, no rehúsa el tema, y en 1922 firma un breve artículo en el número 111 de la revista Coleccionismo, con el sugerente título de La magia en el arte rupestre

En realidad, se trataba de una puesta al día de la conferencia pronunciada un año antes en la Sociedad Española de Amigos del Arte, con motivo de la primera Exposición de Arte Prehistórico, celebrada en 1921, en la que las pinturas del Monte Arabí tuvieron su hueco en la Sala Tercera, la dedicada al Arte del Levante.

En este contexto, una de las iniciativas más originales de cuantas realizó, que queremos recordar hoy, fue la edición de una colección de tarjetas postales, con las que pretendió divulgar y poner en valor estas pinturas yeclanas. Nosotros hemos tenido la suerte de examinar una de estas colecciones, de las que se deben conservar muy pocas, gracias al entrañable y recordado arqueólogo y, sobre todo, amigo Daniel Serrano Várez, nieto de Daniel Serrano Gómez, a la sazón descubridor en 1910 de la Cueva de la Vieja en Alpera. Él las heredó de su abuelo y, consciente de su valor, las guardó como una auténtica joya.

Cada colección constaba de veinte tarjetas, de tamaño reducido, apenas 14 x 9,2 cm. El anverso de cada una de ellas recogía, impreso en color rojo, uno o varios de los motivos representados en las cavidades, reproducidos a partir de los calcos que hicieron Henri Breuil y Juan Cabré. 

En este sentido, los dibujos escogidos eran los de Cabré si se trataba de motivos de alguno de los dos abrigos de Cantos de Visera, mientras que si aquellos aludían al contenido del Abrigo del Mediodía, Zuazo Palacios recurrió al calco de Breuil, ya que Cabré no llegó a estudiar este último lugar. Acompañando la imagen, hay un breve texto en el que se indica a qué abrigo concreto pertenece y una sucinta alusión al tipo de representación. En algún caso, a esta información básica se añade algún apunte sobre aspectos como la cronología, el significado... Por su parte, el reverso es el mismo para todas las tarjetas. En la esquina superior izquierda, Zuazo se ocupa de dejar claro, no solo que se trata de las pinturas rupestres del Monte Arabí, sino que también fue él su descubridor

Recordemos al respecto, que el abate H. Breuil siempre sostuvo que la autoría del descubrimiento de los dos abrigos de Cantos de Visera fue suya, mientras que Miles Burkitt, a la sazón discípulo suyo, habría protagonizado el hallazgo del Abrigo del Mediodía. En la esquina inferior reseña quien es el autor de los dibujos que se reproducen en esa tarjeta.

Estamos, pues, frente a una iniciativa excepcional y muy original. Y si tenemos muy presente que nos encontramos en los albores de la investigación del arte prehistórico, podríamos decir que Julián Zuazo Palacios protagonizó, seguramente, la primera campaña de marketing del arte prehistórico.

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