Óbito

Muere Ismael Macarell, "un revolucionario de la radio murciana"

El valenciano enamorado de la capital del Segura fue uno de los directores más recordados y queridos de Radio Murcia

Ismael Mascarell muestra los nuevos equipos de los que dotó a Radio Murcia bajo la dirección de esta emisora.

Ismael Mascarell muestra los nuevos equipos de los que dotó a Radio Murcia bajo la dirección de esta emisora. / SER Murcia

Ismael Galiana

Falleció ayer, viernes, Ismael Mascarell Cubells, valenciano de Alzira, enamorado de Murcia y su gente y que revolucionó la radio murciana desde 1976, cuando fue destinado por la Cadena SER  a estas tierras del sureste. Plaza difícil porque aquí reinaba otro radiofonista famoso, Adolfo Fernández, aquel que se ganó los galones radiofónicos en La Gran Subasta para recaudar fondos para los damnificados de las inundaciones de Valencia. Pero Ismael Mascarell no se amedrentó sobre este hecho y consiguió, en poco tiempo, revolucionar la vieja emisora E.A.J. 17- Radio Murcia que emitía, como decía su publicidad, para "Murcia y su Huerta”.

La emisora decana (se fundó en agosto de 1933) había estado gestionada por Arsenio Sánchez Alcarria y su esposa, María, asociada a Unión Radio, precursora de la SER. En esos más de cuarenta años, Radio Murcia cubrió todo tipo de acontecimientos murcianos como las riadas, los festejos varios y elecciones a reina de la Huerta y, como no, los célebres concursos o radionovelas en una España bajo la dictadura. Hay que tener en cuenta que la radio no era considerada un medio de informativo al uso, como hoy en día, porque tenía obligación de conectar con Radio Nacional de España y el famoso “parte”.

Hubo un tiempo, a mediados de los años setenta del siglo pasado, cuando la división territorial de la Cadena SER se configuraba, a nivel interno, por ”condados”. Cada condado tenía un conde o director de emisoras locales. Todos ellos bajo la batuta del jefazo gordo de la cadena que era Eugenio Fontán. Aquí en Murcia y Albacete, que entonces pertenecía a la Región de Murcia antes de que se incorporara a la nueva Castilla-La Mancha, dejándonos compuestos y uniprovinciales, el territorio condal era dirigido por el sin par Ismael Mascarell Cubells. El “Condado de Mascarell”, como se le conocía en la casa.

 Mascarell llegó a Murcia desde su Alzira natal, después de pensarse seriamente, era un hombre ambicioso en lo profesional, irse a Madrid buscando la gloria radiofónica. 

-“Déjate de historias, le dijo un famoso paisano, Joaquín Prat, que sí triunfó en la capital, que esto es una selva, Masca” (a Mascarell, sus íntimos y empleados por lo bajini le llamábamos “Masca”, de frente “jefe”). Total que Masca, Mascarell, se vino a Murcia. Y lo hizo en un momento- la transición política en España- que iba suponer una auténtica revolución en los medios de comunicación. Una revolución que tuvo su momento más dramático en la llamada noche de los transistores, el golpe de Estado del coronel Tejero el 23F. En aquella ocasión, Mascarell, logró engañar a los uniformados que se presentaron en la emisora, bajo las órdenes del golpista, Teniente General Miláns del Boch, para que se emitieran marchas militares en la emisión. Ordenó al técnico que hiciera un discreto  cruce de cables en la consola para emitir la señal de la central de Madrid. Esto le podía haber costado un disgusto pero, gracias a él, Murcia (y su huerta) pudieron escuchar toda la retransmisión de los acontecimientos del congreso de los diputados

En este punto, hay decir que Mascarell era un hombre con un talento singular que he visto muy escasamente a lo largo de mi vida. Triunfó en la radio murciana pero hubiera triunfado en la banca, en una empresa de cementos, en un complejo hotelero de vacaciones o cualquier otro sitio que se hubiera propuesto. No porque supiera mucho del negocio, sino porque sabía cómo comandar equipos de personas. Salvando las distancias, Mascarell era un Steve Jobs de la radio. El empresario americano de la mordida manzana no sabía como fabricar un teléfono y sus complejidades ingenieriles, no era informático e ignoraba como desarrollar programación, pero tenía un talento innato, de los que yo llamo “perfecto director de orquesta”. Jobs era un mago para poner en marcha equipos y vendernos productos como el primer ordenador personal accesible, el primer teléfono inteligente, etc. Mascarell conocía el negocio de la radio pero su enorme capacidad para crear equipos humanos y proyectarlos hacía éxito era sobresaliente. Buscaba a los mejores, los cambiaba si no servían, y daba juego a la gente. Todo ello que un contexto de madurez de la radio española que elevó las cuotas de audiencia a niveles desconocidos hasta entonces en España y en Murcia. Subió la audiencia de Radio Murcia y la publicidad empezó a entrar a raudales. Consiguió colocar a la emisora decana en el primer puesto regional y expandió la cadena a Cartagena, Lorca, Yecla y otras emisoras asociadas que se unieron al éxito.

Buscó los mejores: Valentín Contreras jefe de informativos, Enrique Ferrer y Maruja Gallardo, estrellas radiofónicas de la mañana y la tarde (los reyes del Hablando se entiende la gente) Félix Serrano o Mariola Alegría, en el importantísimo departamento de Publicidad; Dólera y su yerno, Andrés Gonzálvez, en administración y otros dóleras más en diversos departamentos, Vicente Pascual, Ramón Saez, su hijo Mariano, “Jimmy”, Rocamora, Bocanegra, Paco López, Joaquín Sánchez, Juan Balsalobre y otros muchos más en la técnica. Y un ramillete de locutores y presentadores como Marcilli, Felipe Nicolás, Massotti, María José Alarcón, Juan Máiquez, Héctor Madrona, Mariano Gómez Olmos, Trini Fuentes, Isabel González, Ana González, Carmen Castello, Ramón García del Real, o yo mismo y un sinfín de compañeros en administración. En la emisoras delegados como Pascual Ballesteros, Andrés Yago, Javier Navarro o colaboradores como el Maestro Ibarra y su discípulo Ruiz Vivo, también Falgas, Skoda... Seguro que me puedo olvidar, sin querer, de alguno pero todos fueron importantes en Radio Murcia.

En lo personal, Mascarell era pura y alegre dinamita valenciana. A veces costaba seguirle la marcha porque era inagotable. Tenía sus manías, lógicamente, pero eran poca cosa comparadas con la fuerza arrolladora de su personalidad. Viajé con él a numerosas convenciones de la SER . Amaba la vida con el exceso y barroquismo del carácter levantino.

A lo mejor se hubiera marchado de Murcia si no se hubiera cruzado en su camino Mari Carmen López, locutora fija de plantilla de Radio Murcia, su compañera todos estos años. La SER lo destinó las últimas temporadas radiofónicas a Radio Valencia, pero ya jubilado regresó a la capital de la huerta. Yo le decía, cuando me lo encontraba por la calle "tocayo".Ya me permitía esta familiaridad con el que había sido mi jefe tantos años. "Has sido el mejor director de Radio Murcia”. Se reía, con picardía, pero evidentemente satisfecho. Murcia le debe mucho porque revolucionó la radio murciana de aquellos años. Ahora, es justo reconocerlo, cuando Ismael Mascarell ha iniciado el tránsito al paraíso de los radiodifusores hispanos. Buen viaje, jefe.

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