Salud

Mejorar la calidad del aire en Lorca evitaría hasta 50 muertes al año

Las recomendaciones de la OMS y de un estudio de ISGlobal chocan con medidas como el retraso de la implantación de las zonas de bajas emisiones

Un estudio sobre Salud Urbana realizado por ISGlobal (Instituto de Salud Global de Barcelona) publicado recientemente concluye que, en el municipio de Lorca, podrían evitarse hasta medio centenar de muertes al año si se redujeran los niveles de partículas PM2,5 y de dióxido de nitrógeno (NO2).

Con un diámetro igual o inferior a las 2,5 micras −cien veces más delgadas que un cabello humano−, las PM2,5 que se encuentran en suspensión son capaces de penetrar en los alvéolos pulmonares e incluso en el torrente sanguíneo. Al acumularse en el sistema respiratorio, pueden causar numerosos efectos negativos sobre la salud, como el aumento de las enfermedades respiratorias y la disminución del funcionamiento pulmonar. A diferencia de las PM10, y a pesar de ser consideradas el contaminante más peligroso para el ser humano, estas partículas, que tienen su origen principalmente en fuentes de carácter antropogénico como las emisiones de los vehículos diésel, no suelen medirse como indicador de la calidad del aire. El estudio de ISGlobal determina que la media anual de emisiones de partículas PM2,5 en la Ciudad del Sol alcanza los 12.2 microgramos/metro cúbico. La recomendada por la Organización Mundial de la Salud es de 15, pero el estudio revela que si las emisiones se redujeran por debajo de los índices incluso considerados óptimos, en Lorca se podrían evitar entre 10 y 37 muertes al año.

El ISGlobal también ha medido en el municipio los niveles de NO2, que tienen en el tráfico de vehículos a motor su principal fuente de emisión. En Lorca, se han registrado 14,2 microgramos/metro cúbico, cuando la OMS recomienda que no se excedan los 10. En este caso, las muertes evitables cada año si se cumplieran los parámetros de la OMS oscilarían entre las 5 y las 14 personas.

Las recomendaciones del estudio –y también las de la OMS– chocan con algunas medidas implantadas por el Ayuntamiento de Lorca, como, por ejemplo, la bonificación del cien por cien en el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) que opera, de oficio, para vehículos con una antigüedad mínima de 27 años y, por ello, más contaminantes. Algunos especialistas en fiscalidad municipal consultados por La Opinión consideran que aplicar beneficios impositivos a estos viejos vehículos, que funcionan con combustibles fósiles, agrava las externalidades negativas relacionadas con la contaminación producida por el tráfico rodado y supone una contradicción respecto a las políticas públicas tendentes a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Paradójicamente, la ordenanza reguladora de este tributo en Lorca aplica una bonificación del 75 por ciento del conocido como «sello del coche», solo durante tres años, a los vehículos eléctricos o con emisiones nulas. Para el caso de los vehículos híbridos, que combinan un motor de explosión con uno eléctrico, la rebaja fiscal es de un 60 por ciento por el mismo periodo de tiempo.

Otra de los obstáculos para avanzar en la mejora de la calidad del aire urbano tiene que ver con la intención del Ayuntamiento de reducir y retrasar las áreas de tráfico limitado –las conocidas como zonas de bajas emisiones– pese a constituir una obligación de la Unión Europea. El nuevo equipo de Gobierno ya ha anunciado que solicitará una moratoria sobre su implantación, a pesar de que la Plataforma por la Calidad del Paisaje, formada por una docena de asociaciones de carácter ambientalista del municipio, ha pedido al alcalde de la ciudad, Fulgencio Gil, del PP, que no retrase su aplicación, que cuenta con una subvención europea de 3,2 millones de euros.