Fútbol

Un Real Murcia en llamas

Los granas suman una nueva decepción al no pasar del empate ante el Melilla, penúltimo clasificado

Alfaro señala a varios futbolistas, apostando por dos jugadores del filial, e Imanol se marcha lesionado de gravedad

Gianni, en una acción de la segunda parte.

Gianni, en una acción de la segunda parte. / LOF

Ángela Moreno

Ángela Moreno

Cuando ves los partidos del Real Murcia piensas... la culpa es de los jugadores. Pero luego miras el juego, las situaciones de estrategia, los cambios... y repiensas, la culpa es del entrenador. Pero claro, luego le das otra vuelta a la cosa, y piensas en el tablero y en las piezas, y ves cómo unos y otros se borran, y requetepiensas, aquí el culpable es el director deportivo. Pero entonces te pones a leer unas cosas por aquí y otras por allí, te pones a escuchar detalles de los contratos firmados, de las negociaciones, de las decisiones en los despachos, y ya sí que sí te queda claro que el único culpable de todo lo que está pasando en el Real Murcia no es otro que Felipe Moreno, dueño absoluto del club.

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF / Ángela Moreno

Porque Felipe Moreno no jugó ayer en Melilla, ni tampoco se encargó de hacer los cambios, ni es el que entrena a los jugadores cada día, ni, aquí no pondría la mano en el fuego, ficha, o por lo menos no debería hacerlo, sin embargo, el Real Murcia que va camino de hacer bueno al Real Murcia de descenso a Segunda RFEF es el Real Murcia de Felipe Moreno. Ese Felipe Moreno que condeció un contrato blindado a un director deportivo que no tiene ni idea, ese Felipe Moreno que llamó personalmente a Gustavo Munúa y le firmó otro contrato que ni en Arabia; ese Felipe Moreno que consintió que su hijo andara todo el verano metiendo la mano en la construcción de una plantilla sin sentido, con piezas hinchadas económicamente en muchos casos, que no encajan en absoluto en otros, y ese Felipe Moreno que, no contento con el lío que tenía sobre la mesa, no tiene otra idea que solucionar el problema de Munúa con el fichaje de Pablo Alfaro. Un Pablo Alfaro que solo ha necesitado ocho jornadas para dar la razón a muchos expertos en fútbol que se echaron las manos a la cabeza cuando se anunció su fichaje por el Real Murcia, pero que no ha necesitado ni ocho jornadas para que Felipe Moreno le nombre el máximo responsable de los fichajes en invierno.

Y como si cada decisión de Felipe Moreno fuese una colilla mal apagada en medio del monte, el Real Murcia cerraba ayer la primera vuelta en llamas. Con el play off ya a once puntos, sin ganar desde el 3 de diciembre, con una victoria en 11 partidos -9 de liga, 1 de Copa y otro amistoso-, rezando para que fallen los del descenso, superado por cualquier rival que se cruce en su camino, aunque este sea un Melilla hundido en la clasificación; con un vestuario roto, en el que unos intentan coger la puerta de salida y otros disfrutan de sus vacaciones pagadas, y lo peor, con un entrenador empeñado en echar gasolina a la hoguera.

Con dos jugadores del filial

Porque el Real Murcia acudió ayer a Melilla sin excusas, o eso dijo Alfaro el viernes, pero salió con un punto ante el penúltimo clasificado y hablando del mal estado del terreno de juego, del fútbol feo del rival, de la lesión de Imanol en el minuto 25 y de la expulsión de Rofino en el 63. De eso habló Alfaro en rueda de prensa. Bueno, de eso, y de que habían acabado con dos jugadores del filial. Teniendo en cuenta los contratos que firma Felipe Moreno, no sería muy extraño que acabar con dos jugadores del filial signifique la renovación automática del técnico.

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF / Ángela Moreno

Lo que no dijo Alfaro es que para acabar con dos futbolistas del filial, dos futbolistas que pasaron igual o más desapercibidos que el resto, decidió dejar en el banquillo, sin un solo minuto, a jugadores como Álex Rubio, Dani Vega y Arturo.

Como siempre ni uno solo de los cambios que hizo Alfaro sirvió para cambiar la cara a un equipo vulgar, sin velocidad, sin criterio y que no es capaz de pasar del centro del campo. Fue Carlos Rojas el único que lo intentó, aunque siempre sin encontrar rematador. También Isi Gómez, que tuvo la ‘mejor’ en un partido en el que no hubo ni un disparo entre los tres palos del Real Murcia.

Grave lesión de Imanol

Volvía el centrocampista al equipo antes de tiempo por la lesión de gravedad de Imanol, que tuvo que marcharse en ambulancia tras fracturarse el peroné; un equipo del que también salió antes de tiempo Rodri Ríos, que a la vuelta del descanso ya no estaba en el terreno de juego.

Buscaba otra cosa, dijo Alfaro en rueda de prensa, pero nadie sabe qué buscaba jugando sin un delantero en un partido en el que había que ganar. Porque Mariano Carmona, que fue el elegido para sustituir a Ríos, el mismo que ante el Castellón jugó de carrilero, de 9 tiene poco o nada.

Empezaba el Real Murcia sin delantero la segunda parte, después de una primera parte en la que el Melilla fue el que más cerca estuvo del gol, y también empezó la segunda parte el Real Murcia con un portero diferente al de los primeros cuarenta y cinco minutos. Manu García, mareado, según informaba Alfaro, era sustituido por Gianni.

Da igual quién juegue de portero o quién juegue de delantero. Como da igual quién juegue en el centro del campo. Porque el Real Murcia es lo mismo de siempre -ayer se volvió al trivote-. Un equipo incapaz de dar dos pases seguidos, un equipo incapaz de poner en aprietos a un Melilla que solo había sumado 8 puntos en casa.

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF

Alfaro: «No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo» | LOF / Ángela Moreno

Rofino, expulsado

Estaba tan ocupado Alfaro buscando soluciones que no se dio cuenta del problema que todo el mundo menos él vio. Andaba Rofino con una amarilla en la primera parte, lo que no había sido excusa para que el central hiciera alguna que otra falta más que tonta, y como Alfaro no consideró que había que poner soluciones a la defensa, ahí se mantuvo el zaguero del Valladolid hasta que el colegiado le enseñó la segunda amarilla en el minuto 63 y le mandó a la caseta antes de tiempo.

Siguió el Melilla apretando con sus pocos recursos, pocos recursos que fueron la noticia más positiva para los granas, que sacaron un punto de un partido que ante cualquier rival mejor avenido hubiera acabado en derrota. Pero la derrota que no llegó ayer para los granas, llegará la semana que viene, o la otra, porque visto lo visto, pocas victorias parece que va a lograr el Real Murcia de aquí al final de liga, un Real Murcia al que se le está poniendo cara de Numancia.

Y mientras que el equipo se hunde en la clasificación, el vestuario se rompe y Alfaro echa leña al fuego, los días de enero pasan y los fichajes de invierno no llegan. O no quieren llegar. Porque Felipe Moreno ha conseguido lo que nadie, que todos los jugadores interesantes digan no al Real Murcia.

Alfaro: "No tengo queja del compromiso y la intensidad del equipo"

«En situaciones como las de hoy, en cuanto a intensidad, a compromiso, a lo que se puede exigir al equipo, no hay queja», decía Pablo Alfaro, pese a la nueva decepción de los granas, que no ganan desde el 3 de diciembre. Sin embargo, para el técnico primó «la batalla futbolística» propuesta por el Melilla y circunstancias como la lesión de Imanol, la expulsión de Rofino o el cambio del meta Manu García por un mareo en el descanso. Incluso destacó que «hemos acabado con dos jugadores del filial». Tampoco se olvidó Alfaro «del estado del césped» y del juego del Melilla, «que utiliza sus armas para llevarte a un partido de muchos duelos».

Para intentar encontrar soluciones, Alfaro decidía en el descanso quitar a Rodri Ríos y probar con Mariano Carmona, extremo del filial. Según el técnico, ningún cambio «ha sido por falta de actitud», defendiendo que «el equipo necesitaba otra cosa ariba». «Había muchos duelos arriba y era muy difícil contar conectar con Rodri Ríos, por eso, después de la lesión de Imanol, necesitábamos otro tipo de presencia arriba». «El cambio es táctico», reiteraba, queriendo no crear más polémica por la situación que vive el delantero soriano, que ha pedido abandonar el club para volver al Ceuta.

Lleva ocho jornadas ya Alfaro en el banquillo y solo ha logrado una victoria. La situación del Real Murcia ahora es mucho más complicada que cuando se decidió rescindir a Gustavo Munúa. Sin embargo, el técnico maño dejó claro que se siente «muy fuerte». «Ahora mismo estoy cansado, pero me siento fuerte», repetía, considerando que «no está siendo sencillo, pero hay que seguir trabajando todo lo que podamos. Hay que confiar en el equipo para revertir la situación, en el compromiso y el talento», destacando el trabajo de sus jugadores para no perder cuando se quedaron con uno menos por la expulsión de Rofino.