1º Sé empático con sus necesidades. Cuando pienses en tener un animal, no te fijes sólo en todo lo que te va a aportar, piensa más bien en lo que tú puedes proporcionarle ¿Vas a poder ofrecerle espacio suficiente, bastante tiempo, paseos diarios y cuidados adecuados? Por otro lado ¿Están de acuerdo todos los miembros de la familia sobre la decisión? ¿Van a implicarse en su cuidado? De la respuesta a todas estas preguntas puede depender que, cuando deje de ser un cachorro y crezca, el animal siga viviendo a tu lado.

2º Cuídalo como merece. Escribe una lista con todas sus necesidades y comprométete a ofrecérselas. Protégele siempre del frío y del calor. Es verdad que son animales fuertes, pero la cría selectiva y las modas los han debilitado. Tampoco debe faltarles nunca agua limpia, ni comida adecuada. Es un derecho suyo y una obligación tuya.

3º Edúcalo con cariño. Que sólo esté atado a tu mano cuando pasee contigo por la calle. No lo condenes a vivir permanentemente prisionero de una cadena que limite la frontera de su espacio ¿Para qué quieres tener a un perro siempre encadenado? Tampoco permitas que te tenga miedo y viva aterrado, siempre debe sentirte como un amigo.

4º Vela por su salud. La salud no es un bien infinito. Los cachorros crecen, envejecen y enferman. El veterinario es su compañero y amigo. Te enseñara a cuidarlo y lo curará siempre que lo necesite. Llevarles a su consulta no es una opción, es una obligación.

5º Sé responsable. No tengas miedo a quererle, abrazarle o hablarle. Tampoco te escondas cuando la vida se lo lleve y quieras llorar su pérdida. Las personas que tienen perros están unidos a éstos por una línea invisible que se llama amistad. Por eso, nunca lo abandones. Sabes que él nunca lo haría y que, sin ti, su vida carece de sentido.

Nota: Estas 5 pautas puedes aplicarlas a los perros y cualquier otro animal de compañía. Cumplirlas no es difícil pero algunas personas son incapaces de hacerlo, por eso en España todavía se abandonan miles de animales cada año.