Opinión | El prisma

¿Sigue López Miras la senda de Valcárcel? / Cómodo con la china en la manoletina

A imagen y semejanza de Valcárcel, López goza de atención preferente del PP nacional y está en todas las que hace falta en Génova y en las capitales donde gobiernan los suyos y requieren su presencia para reforzar el mensaje popular

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. / GOBIERNO REGIONAL / Europa Press

El hombre apunta más que maneras, como los buenos toreros. Con sólo 41 años y medio se puede decir que ha dado el salto a la fama definitivo. Su presencia casi cotidiana en medios de comunicación estatales –mayormente de derecha o ídem extrema– lo ratifica. Su aparente alianza mediática con el españolísimo ‘Pejota’, con esa libérrima radio o con el diario tan guay que está ok, le garantiza primera fila en el candelero nacional. Y su cooptación en la UE para ser ponente de la primera Estrategia Industrial de Defensa Europea le asegura una presencia creciente allende nuestras fronteras. Sin desmandarse: aún no cruzará el Atlántico. Ni el zurdo y sesgado Intermedio ha podido sustraerse a sus encantos y lo tiene casi incorporado como personaje habitual, por campechano.

Llama poderosamente la atención su papel que será dirigente en ese organismo que trazará la «hoja de ruta de inversiones industriales y tecnológicas para mejorar las capacidades militares de la Unión Europea», según la glosa oficial, habida cuenta de su preparación académica de abogado y MBA por el chiringuito ENAE y su gran bagaje laboral como bancario en oficinas de tercera de bancos de segunda.

Su temprana afiliación al PP, con 18 añitos, le granjeó pronto la dirección de gestión del Rafael Méndez de Lorca, donde estaba el año del terremoto (2011), dos antes de cumplir 30 añazos. Vamos que, como el electoralmente glorioso Ramón Luis Valcárcel, fue más bien precoz en eso de la política. Como este, también parece haber puesto sus miras, nunca mejor dicho, en Europa, aunque con mucha más antelación que el procesado expresidente de honor del PP regional, que tardó en ganarse a pulso su salto a Europa a pesar de su natural salero político.

En efecto, no fue hasta 2010 que Valcárcel fue elegido presidente del Comité de las Regiones de la UE (tomó posesión en 2012), quince después de haber ganado sus primeras elecciones autonómicas (1995) y haber garantizado mayorías absolutas esplendorosas al PP murciano en 1999, 2003, 2007 y 2011.

Nuestro hombre pacido en Lorca –no es de donde se nace, sino de donde se pace– ha sido más precoz en la subida al olimpo paneuropeo, sobre todo en lo que se refiere a sus méritos electorales, pues hasta las últimas autonómicas (2023) no se pudo decir que ganara unos comicios. Pero aún tiene pendiente emular siquiera una vez las grandes mayorías absolutas de Ramón I Almanzor este Fer I El Gracioso. A imagen y semejanza de Valcárcel, López goza de atención preferente del PP nacional y está en todas las que hace falta en Génova y en las capitales donde gobiernan los suyos y requieren su presencia (¿o se apunta él?) para reforzar el mensaje popular.

Como queda reseñado, sus méritos electorales son mucho menores a pesar de que su ambición –política, entiéndase– parezca ser mayor, incluso, que la del patriarca de todos los populares segureños. Lo que no quita para que López, obviando diferencias, esté decidido a mejorar la senda de Valcárcel hacia el estrellato europeo. Solo es de desear que ese camino no le lleve a sentarse en un banquillo, como el prócer, y transite cómodamente por su autopista política aun si haber conseguido ni una mayoría absoluta como aquel y solo una relativa que le condena a servirse de Vox, y viceversa, para ocupar San Esteban.

Entretanto, nuestro Fer confirma sus maneras: juega su papel de político simpático y bonachón, con desparpajo similar al cántabro Revilla, con menos réditos electorales que el fundador de la dinastía y, a lo que se ve, con mayores aspiraciones europeas a largo plazo. Quién sabe si ya aprende idiomas y sorprende a la audiencia un día de estos. Pero tiene una china en la manoletina que su antecesor no tuvo: Vox. Aunque, de momento, anda cómodo con ella.

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