Limón&Vinagre

Patrick Mahomes, mariscal de campo y deportista orquesta

Mahomes ha revolucionado la figura del «mariscal de campo», el que ve la estrategia y la ejecuta, pero no desde una posición amurallada y estática, sino con altas dosis de movilidad en el terreno de juego

Patrick Mahomes, ‘quarterback’ de los Kansas City Chiefs.

Patrick Mahomes, ‘quarterback’ de los Kansas City Chiefs. / Jeff Lewis / AP

Josep Maria Fonalleras

En una escena de The catcher in the rye (El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger), el protagonista, Holden Caulfield, tiene en la mano un guante de béisbol y rememora la historia de su hermano difunto. Hay una antigua traducción en catalán de la obra que habla de un «guante de baloncesto», lo cual, por pocos detalles que conozcas de ambos deportes, es del todo inimaginable. Pero el traductor tal vez previó, muchos años antes de que naciera, la aparición de alguien como Patrick Mahomes, el hombre de moda en Estados Unidos después de haber ganado, este fin de semana, su tercera SuperBowl con el equipo del Kansas City Chiefs. Resulta que Mahomes, destinado a ser el GOAT (Greatest Of All Time), el mejor jugador de todos los tiempos, por encima de los míticos Joe Montana o Tom Brady, estuvo tentado de apuntarse a las filas de los Detroit Tigers, un equipo de béisbol, mientras, en las horas libres, se dedicaba a practicar otro de sus deportes favoritos, el baloncesto. Todo podía haber ido de otra forma, porque resulta que su padre, Pat Mahomes, fue durante once años un pitcher profesional y las primeras imágenes del héroe de Kansas son las de un bebé vestido con la equipación del equipo del padre, los Minnesota Twins.

En la Whitehouse High School de Texas, donde estudió, el joven quarterback destacaba en todas las actividades que practicaba, tanto si la pelota era ovalada o esférica o si se trataba de una bola blanca, rotunda y pequeña. Pero llegó la universidad, Texas Tech, y el joven Mahomes abandonó la tradición familiar y se decidió por el fútbol americano. La madre, Randi Anderson, parece que influyó. Aunque el padre sigue pensando que el niño había nacido para el béisbol (y que, tarde o temprano, volverá: él no lo descarta, aún conserva la fuerza para lanzar la bola a más de 90 km/h), la mujer le dijo que no le veía sentado en las gradas como un aficionado cualquiera, sino como jugador del deporte que realmente amaba. El hecho es que es muy probable que sus habilidades como quarterback sean deudoras de los deportes que dejó arrinconados. Tiene la visión panorámica, dicen, de los bases de baloncesto, la elasticidad y el ritmo; y la potencia concentrada del lanzamiento de béisbol. Me dicen, porque el fútbol americano no es una de mis actividades preferidas, que Mahomes ha revolucionado la figura del «mariscal de campo», el que ve la estrategia y la ejecuta, pero no desde una posición amurallada y estática, sino con altas dosis de movilidad en el terreno de juego.

2020 fue un año decisivo. En plena pandemia (el football, en Estados Unidos, ignoró muchas de las restricciones impuestas), los Chiefs ganaron su segunda SuperBowl, 50 años después de la primera, y Mahomes firmó el contrato más largo y mejor remunerado del mundo: 500 millones en 10 años. A partir de ahí, se fundamentó el mito: otra final y otros dos títulos, y tres veces nombrado MVP. El más joven de la historia en llegar tan alto. En este contrato, por cierto, se estipula que Mahomes tiene prohibido jugar al baloncesto, no sea que accidentalmente se lesionara con su hobby.

Humilde

A partir de ahí, también, llegó la mansión que Mahomes y su esposa, Brittany Matthews (la novia del instituto: una tópica y típica historia americana), se construyeron en Cass County, en Misuri. La casa es descomunal, pero aún lo es más el entorno. Una piscina enorme (hasta aquí todo bien), un campo de golf con tres agujeros, un lago artificial y un campo de football de 50 yardas (45 metros de largo, más o menos la mitad que uno de verdad), con una portería de fútbol (el nuestro) porque Brittany había sido delantera en el equipo de soccer de la universidad. Vistas las prestaciones de la propiedad no sería de extrañar que, a la trilogía de deportes de Mahomes, se añadiera el golf. Tiempo al tiempo. Tocado por los dioses, este chico es capaz de ganar un Masters.

Otro consejo que le ofreció la madre es que se mantuviera humilde: «Esto es muy importante: siempre le he alentado a dar gracias a Dios por las bendiciones y las habilidades que ha recibido». Debe ser complicado mantenerse en ese estado beatífico cuando estás en la cima del mundo y cuando invitas a pasar el fin de semana a Taylor Swift, la cantante ahora fanática de los Chiefs. 

Mientras, en Kansas, en la explanada de la Union Station, fiesta, jolgorio… y disparos a raudales. Caos, histeria, un muerto y varios heridos. «Rezando por Kansas City», ha dicho Patrick Mahomes.  

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