Pulso político

Derribemos el muro de división de Pedro Sánchez

Joaquín Segado

Vivimos un momento extremadamente grave, sin duda la mayor crisis constitucional en 45 años. Ahora no son solo los independentistas, sino que es el mismo presidente del Gobierno el que lidera los ataques a la Constitución que los españoles nos hemos dado, y todo con tal de mantenerse en el poder a costa de lo que sea. Unos grupos minoritarios que siempre han tenido como objetivo romper la unidad de España han pactado con Pedro Sánchez su mantenimiento en la Moncloa a cambio de una ofensiva continua contra las instituciones de nuestra democracia. Un trueque que conlleva que sea el mismo Sánchez el que encabece ese movimiento en contra de la Constitución.

No solo eso. Tras más de 45 años de estabilidad, libertad y prosperidad, en los que, en el marco de una Constitución nacida del consenso y la reconciliación, los españoles hemos dado ejemplo de cómo construir una vida en común, Pedro Sánchez, dando una vez más muestras de su radicalidad y sectarismo, ha decidido levantar un muro para dividirnos. Nunca jamás un presidente había declarado de forma tan tajante en la sede de la soberanía nacional que gobernaría en contra de esa mitad de España que no le vota ni a él ni a sus socios.

Por tanto, ahora más que nunca, es momento de defender sin ambages los principios y valores de la Constitución, garante de nuestra unidad, la libertad individual, la igualdad ante la ley y la separación de poderes. Desde el Partido Popular reivindicamos nuestra Carta Magna como el mejor instrumento para derribar el muro de división que pretende levantar Pedro Sánchez.

Nuestros padres y abuelos decidieron enterrar viejas rencillas, actuaron con generosidad, altura de miras y verdadero patriotismo y alcanzaron un gran acuerdo basado en la concordia, que se concretó en una Constitución que garantiza nuestros derechos y libertades. Ya entonces hubo grupos minoritarios que se opusieron incluso con el terrorismo, pero los partidos de Estado respondieron entonces como tales y no cedieron al chantaje. Y estamos convencidos de que esas mismas minorías radicales tampoco lograrán triunfar ahora, por mucho que el PSOE se haya incorporado a esa tarea de demolición.

La Ley de Amnistía que Sánchez quiere imponer para atornillarse en el sillón de la Moncloa no solo significa pedir perdón y dar impunidad a los delincuentes que se levantaron contra la unidad nacional, sino que quiebra principios constitucionales básicos como la igualdad y el Estado de Derecho. De aprobarse semejante dislate, los españoles dejarían de ser iguales ante la ley frente a los privilegios de unos pocos que vulneran la legalidad, se les premia por ello y, encima, modifican el Código penal a su antojo. Vamos a intentar parar por la vía democrática esta auténtica aberración, esta enmienda a la totalidad de nuestra Constitución.

Además, los intentos de apropiación de los poderes del Estado por parte de Sánchez no tienen límites. En solo una semana, la Justicia ha dicho al Gobierno que su Fiscal General no es idóneo por haber cometido abuso de poder, y que es ilegal el nombramiento de la presidenta del Consejo de Estado. Además, ha generado una crisis en política exterior, las empresas amenazan con llevarse inversiones y, lo que es especialmente grave, humilla a España con reuniones opacas en Ginebra con los independentistas y con un experto en guerrillas ejerciendo de ‘verificador’.

Frente a semejantes despropósitos, respondemos con más Constitución. No vamos a ser cómplices del control de las instituciones del Estado, por supuesto tampoco del asalto al Poder Judicial que Sánchez quiere llevar a cabo. Cuando en un país los ciudadanos no son iguales ante la Ley y se ataca la separación de poderes, no hay Constitución. Si no se defiende la independencia judicial, nos deslizaremos por una pendiente peligrosa que llevaría a la derogación tácita de la Constitución española.

Desde el PP vamos a seguir liderando una rebelión cívica y pacífica en defensa de la democracia, la Nación y la Constitución, en las instituciones y también en la calle. Nuestros derechos y libertades no están en venta. Aunque nos quieren quietos, callados y sumisos, los españoles no nos vamos a rendir ni vamos a contemplar de brazos cruzados el atraco a nuestros derechos que se pretende perpetrar.

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