Limón&Vinagre

Montse Tomé: Siempre caminará sola

Destituido el seleccionador que se resistía a pronunciar la acepción femenina campeonas, el nombramiento de Montse Tomé evidencia que la RFEF -de Quereda a Vilda- nunca se ha tomado en serio el fútbol femenino

Montse Tomé, durante un entrenamiento de la selección femeninade fútbol.

Montse Tomé, durante un entrenamiento de la selección femeninade fútbol. / El Periódico

Jorge Fauró

Jorge Fauró

Montse Tomé está sola. La primera seleccionadora nacional del fútbol femenino es, posiblemente, una de las personas más solas del deporte español. Aupada al más alto puesto al que todo entrenador o entrenadora aspira, Montse Tomé (Pola de Siero, 41 años) es una seleccionadora sin jugadoras a las que seleccionar, al menos no a 21 de las 23 que hace menos de un mes ganaron el Campeonato del Mundo, el Olimpo de cualquier competición deportiva de la que ella era segunda de a bordo del destituido Jorge Vilda, al que se llevó por delante el #SeAcabó posterior al beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. Lo que comenzó como un aguacero que amenazaba con salpicar las estructuras de poder del fútbol español se tornó en una DANA que ha arramblado los cimientos viciados de la organización, lejos todavía de que la chaparrada decrezca en tormenta tropical. 

La asturiana tiene dos citas a la vuelta de la esquina, dos partidos de clasificación para la Nations League, el día 22 frente a Suecia y el 26 ante Suiza, y resulta que a pocos días del primer encuentro no sabe si podrá convocar al grueso del combinado que dio a España su mayor triunfo futbolístico en categoría femenina. Es de suponer que alguna de ellas le habrá cogido el teléfono, pero para una relación de este jaez no parece el mejor inicio interlocutar a golpe de comunicado.

Destituido el seleccionador que se resistía a pronunciar la acepción femenina campeonas, el nombramiento de Montse Tomé evidencia que la RFEF -de Quereda a Vilda- nunca se ha tomado en serio el fútbol femenino. Ni siquiera tras encontrarse de repente con un campeonato del mundo que a la propia Federación cogió por sorpresa. Sin apenas currículum, sin bagaje como entrenadora y con más de cinco años a la sombra de Vilda, su nombramiento parece más cosmético que finalista, de circunstancias. No es culpa de Tomé, sino de las lacras estructurales de un deporte donde lo fácil y lo complejo se explica de igual manera, sin abundar en razonamientos, esa suerte con que deportistas, periodistas y afición asienten con gesto de hombro encogido: «El fútbol es así». ¿Así cómo? Pues así. Ya no vale.

Alrededor de ese sobreentendido que nadie es capaz de argumentar más allá de un titubeo -salvo que lo explique Valdano a la manera de Cortázar- gravitan las glorias y las miserias del deporte nacional. Lo de «el fútbol es así» recuerda a una sentencia que lo mismo vale para una boda que para un funeral: «No te digo nada». Que tu mejor amigo se casa, un fuerte apretón de manos y «no te digo nada»; que ese mejor amigo tiene la fatalidad de perder a su padre al día siguiente, fuerte apretón de manos y «no te digo nada». Gane o pierda tu equipo, acierte o yerre el VAR, no te digo nada, el fútbol es así. A Montse Tomé debieron de haberle dicho «no te digo nada» cuando el 6 de septiembre la nombraron responsable de la absoluta, y no es descartable que alguien en la Federación le endilgara la misma frase cuando a pocas horas de dar su primera lista de convocadas se encontró sin equipo.

Lealtad a Vilda

Invitada a sentarse en primera fila el día que Rubiales anunció que no dimitiría, Tomé fue de las primeras en abandonar la asamblea, de las primeras en poner su cargo a disposición y de las primeras en salir públicamente en defensa de Jenni Hermoso, guiños que la alineaban indudablemente con el seleccionado que ahora le toca dirigir, gestos insuficientes para que un equipo forme una piña. No debe olvidarse que Tomé cerró filas con Jorge Vilda cuando 15 futbolistas renunciaron a la selección y cuestionaron las prestaciones de la Federación y también del cuerpo técnico. En un episodio con numerosos claroscuros, hay lealtades que las jugadoras no olvidan

Dado que es inevitable la comparación con la absoluta masculina, Javier Clemente, Luis Aragonés, Vicente del Bosque o Luis Enrique se caracterizaron, en sus éxitos y en sus fracasos, por el indiscutible apego de sus plantillas a la figura del técnico. Todos a una. Como reza la versión de Gerry & the Pacemakers que se convirtió en el himno del Liverpool, nunca caminaron solos. No parece el caso de Tomé. Da la sensación de que está sola en el camino, sin nadie que la acompañe, como si la amplísima representación masculina de la Federación estuviera ganando tiempo a la espera de un tropiezo mientras sale del atolladero en que se ha metido. Y en esas anda Montse Tomé, She’ll always walk alone, cual funambulista caminando a su suerte por el filo de una navaja. 

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