Zihuatanejo

Nicolás Redondo

Nicolás Redondo debería ser patrimonio del PSOE, como su padre. Estos militantes históricos, antes que denostados, deberían haber sido más escuchados

Nicolás Redondo Terreros

Nicolás Redondo Terreros / Mariscal / EFE

Miguel de Capel

Miguel de Capel

Los socialistas han hecho un pan como unas tortas expulsando a Nicolás Redondo Terreros. En primer lugar, porque un partido progresista debería aceptar con naturalidad la sana crítica y las corrientes internas. De hecho, lo curioso es que en el PSOE, siempre fue así. Y lo puedo decir yo, que he militado en dos partidos profundamente ‘Cesaristas’ como UPyD y Ciudadanos, donde el que no aplaudía mucho y fuerte al caudillo, o tenía la osadía de discrepar en alguna cuestión, estaba señalado y crucificado. Por eso siempre he admirado la libertad y la democracia interna real y sin trampantojos del PSOE

Pero de un tiempo a esta parte, están pasando cosas que yo no había visto antes en ese partido. Y ciertamente, visto desde fuera, me preocupa la peligrosa deriva que están tomando. Como no den un giro de 180 grados, llevan camino de convertirse en otro partido estalinista, de culto al líder supremo, congresos a la búlgara y persecución y expulsión de la disidencia.

De hecho, ayer mismo leía un tuit del hijo de Rubén Mujica, hijo del histórico dirigente socialista, asesinado por la banda terrorista ETA en febrero de 1996, en el que decía que «El PSOE no ha podido expulsar a ningún hijo de Mujica Herzog. Nos fuimos antes, visto el bochorno que causaba este partido». Dando a entender que, si no se hubieran ido, posiblemente habrían acabado expulsados también. Y esto viniendo de un hijo de Fernando Mujica, no puede resultar más triste.

En este sentido, muchos le achacan a Nicolás Redondo que se tenía que haber marchado antes. Pero, ¿por qué se tiene que ir él y no otros de su partido? Un partido al que llevaba afiliado desde 1975 y desde el que enarboló la bandera del socialismo en el País Vasco en los años duros del plomo de ETA. Cuando los que ahora lo expulsan no eran más que unos imberbes. Que no conocen lo que es ser amenazado, o tener que asistir a sepelios de compañeros asesinados, pensando si, quizás el próximo podría ser él.

Nicolas Redondo, como tantos valientes de aquella época, debería ser patrimonio del PSOE, como su padre. Estos militantes históricos antes que denostados deberían haber sido más escuchados. Porque además, y aquí viene el segundo motivo por el que considero que su expulsión constituye un profundo error, el argumento de fondo para más inri, es que Nicolás Redondo tiene razón en sus críticas

El político vasco ha manifestado que la amnistía que está ahora sobre la mesa deconstruye totalmente el sistema del 78, y ha apelado a la importancia de mantener la dignidad, y no ceder a chantajes. Estos argumentos cobran, si cabe más fuerza, si tenemos en cuenta que el propio Pedro Sánchez, sin ir más lejos, en noviembre del pasado año afirmó que «no iba a aceptar la amnistía porque no entraba dentro de la Constitución». O incluso que la exministra Carmen Calvo, llegó a manifestar que «la amnistía no era posible en nuestro país, porque borra el delito, lo que significa que el poder judicial no existe».

¿Habría que haberlos expulsado a ellos entonces? ¿O los criterios del otrora partido serio y de referencia para millones de españoles, dependen de cómo venga el viento, y de los intereses que en cada momento tenga su emperador?

Nicolás Redondo también ha apelado en muchas ocasiones a la unidad de los Constitucionalistas contra el desafío separatista, y se ha mostrado contrario a la eliminación de los delitos de malversación y de sedición para contentar a Esquerra. Amén, obviamente, de no haberse mostrado contento con los pactos con Bildu. Vamos, lo que viene siendo un referente del sentido común.

Ahora va a resultar que los históricos de un partido que hizo la transición como el PSOE son unos fachas con cuernos por pedir acuerdos entre constitucionalistas, por lo menos en las cuestiones esenciales. Que se preparen Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, Page o Lambán…

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