Vox entra en el Gobierno

El Grupo Municipal de Vox en Lorca, como avanzó ayer La Opinión, formará parte del gobierno encabezado por Fulgencio Gil, del PP. 

Véase que el equilibro de fuerzas en esa localidad es idéntico al existente en la Asamblea Regional. A Gil, como a López Miras, le faltan dos votos para la mayoría absoluta. Y la izquierda, en ambos casos, no alcanza a constituirse en alternativa. Hasta ahí, todo igual. 

La diferencia es que Vox facilitó la alcaldía al PP sin que en su momento exigiera entrar al gobierno municipal mientras se resiste a apoyar la continuidad del presidente popular si éste no lo incorpora a la Mesa del Consejo.

Pero la realidad del día a día se acaba imponiendo. Aunque Gil resultó elegido con el apoyo de Vox, una cosa es la investidura y otra el día a día. El alcalde popular debe haber entendido que es más cómodo tener dentro a Vox que verse obligado a negociar con él cada decisión de alcance. 

Y si se trata de cuestiones de imagen, daría igual, pues es obvio que el PP gobierna Lorca en colaboración con los abascales. Además, el prejuicio inicial de acoger a Vox allí donde no era estrictamente necesario, establecido por las elecciones generales en marcha, ha desaparecido una vez que la opción a la investidura de Feijóo se asienta en el voto favorable de Abascal. Ya no es necesario tomar tanta distancia. 

En Lorca, por otra parte, existen condiciones especiales para la gobernación de la derecha, ya que las prioridades marcadas en el programa del PP son idénticas a las que definen a Vox, empezando por la relativa a la seguridad ciudadana.

La noticia de esta inminente alianza es otro argumento puesto en la balanza de Vox en su pulso regional con el PP. Si en Lorca hay coalición de gobierno en situación clonada de la Asamblea, ¿por qué no ocurre lo mismo en la Región? En eso estamos.

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