Gastronomía

Zarangollos, michirones y morcillas: las barracas inician sus días de gloria

Grupos de amigos y familias enteras abarrotan cada una de las mesas en su primer día de apertura

Morcillas y michirones, de los platos más demandados.

Morcillas y michirones, de los platos más demandados. / Juan Carlos Caval

Adrián González

Adrián González

No había ni una mesa libre. Si algo esperaban con ansias murcianos y visitantes este domingo era la apertura de las barracas. Grupos de familias enteras y de amigos abarrotaban cada una de las cuarenta barracas de la ciudad, que a mediodía abrían sus puertas a los clientes para ofrecer los productos más típicos de la gastronomía local murciana.

Y los camareros no daban abasto: la imagen más repetida durante todo el día era verlos ir y venir de mesa en mesa.

Platos por aquí, jarras de cervezas y vino por allá, una familia que pide pan, otra que pide la cuenta... Había ganas de llegar a la mesa, comer y disfrutar de ese inconfundible sabor a zarangollo, michirones o patatas cocidas con ajo.

Mesas llenas en la barraca El Salero.

Mesas llenas en la barraca El Salero. / Juan Carlos Caval

Por supuesto, no faltaban unos trozos de salchichas, chorizos, longanizas o morcillas. Así, y entre medias un plato de guiso, hasta llegar al postre. ¿Quién se podía resistir a, mínimo, un paparajote acompañado de café de puchero? Los que no habían podido reservar en alguna de las cuarenta barracas que se distribuían por toda la ciudad se tenían que conformar con hacer cola y tener esa pizca de suerte de que una de las mesas fuese servida y se levantase antes de lo previsto.

Ya en el turno de noche la escena se repetía. Barracas a rebosar en la Seda, la Circular, la Fama, el Malecón, el Jardín Chino... El ritmo no va a decaer en toda la semana: las ollas con los guisos hasta arriba, las parrillas encendidas casi desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde... Lo que no cabe duda es que las Fiestas de Primavera de Murcia no se podrían entender sin las barracas.