Opinión | Ver, oír y gritar

Marc Llorente

Seguir avanzando, ir a pique o menudo viacrucis

Fachada del Congreso de los Diputados de Madrid con sus emblemáticos leones.

Fachada del Congreso de los Diputados de Madrid con sus emblemáticos leones. / ÓSCAR J.BARROSO / EUROPA PRESS / ARCHIVO

Que se han traspasado todos los límites no es ningún secreto. En consecuencia, la situación circula a la deriva en medio de un fuerte oleaje que algunos, los más reaccionarios, provocan para ver si la embarcación naufraga y se hacen dueños del negocio. Esto no puede impedir que el Gobierno de coalición siga su curso, intente contrarrestar la marejada y marcar la dirección con sus políticas sociales. Llevar el timón y no caer en la trampa de la tempestad permanente. De la grosera ventisca. Es misión posible del capitán Sánchez y de todos los demás miembros de la tripulación. 

El PSOE está algo aturdido por el caso Koldo, y Sumar, con Yolanda Díaz sin todas las burbujas necesarias, acomete una refundación. La gaseosa no está disipada, pero sí requiere una ruta ideológica que rearme una batalla cultural a la izquierda, sin fecha de caducidad y con capacidad de reajuste constante, y el despliegue de la agenda social. 

La economía crece cinco veces más que el conjunto de la eurozona. ¿Eso no tiene importancia? La líder de esta plataforma contempla el belicismo entre los socialistas y la derecha extrema por las tramas de las mascarillas durante la pandemia. Quiere, distanciándose del alboroto, aprovechar la hostilidad bipartidista por la corrupción para reconectar con la gente indignada y arrimar el ascua a su sardina. La guerra contra las actitudes corruptas exige no solo perseguir y castigar los fraudes, sino prevenirlos. 

La «equidistante» actitud de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo se comprende. Hasta cierto punto. Al fin y al cabo, Sumar es socio (minoritario) y miembro del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Díaz lleva razón cuando dice que «el nivel es de patio de colegio». Las trifulcas en el Congreso y el Senado son la mejor prueba. Pero no olvidemos algo evidente según manifiesta Sánchez: «Quien quiere embarrar la política es porque está de barro hasta arriba». Las amenazas y los bulos de la tóxica oposición lo atestiguan. Razón de más para que el socio mayoritario del Gobierno espabile y huya de la sensación de parálisis legislativa. ¿Dónde está la ambiciosa agenda? No vale postergar el calendario para después de las elecciones catalanas, vascas y europeas, a pesar de que las campañas electorales dificulten siempre en ese sentido. 

No sirve ubicarse simplemente en la ley de amnistía, Koldo García y Ayuso y su pareja imputada y no mover otras piezas del tablero si es que no se mueven. La crispación, los golpes bajos y el delirio continuarán traspasando las líneas rojas como parte de la estrategia destructiva del grupo popular, con la intención de adquirir la nave de la Moncloa a fin de manejarla con el talante impopular que demuestra. ¿Es válido decir que las amenazas y las mentiras de Rodríguez, la mano derechísima de Ayuso, «son conversaciones privadas»? Lo afirma Feijóo sin ruborizarse. Da igual que la obscenidad se produzca de una u otra forma. Es inasumible. Sí. Esta persona, el dios Aznar y el resto del equipo alientan el hartazgo y la desafección en la ciudadanía y anhelan administrar nuestro buque insignia con todos nosotros dentro. 

Habla de lucha anticorrupción, en busca de votos, el partido condenado por casos de corrupción en varias sentencias de la Audiencia Nacional. Y le funciona. Porque las encuestas le resultan favorables. Sánchez sí ha tomado decisiones respecto al caso Koldo, lo que no pueden asegurar otros con el fango de su propia casa. El espíritu antidemocrático de Feijóo solo se atreve a exigir responsabilidades a los de la otra acera política. Distinto es pedírselas a la mimada lideresa Díaz Ayuso, ya que le ocurriría lo mismo que le sucedió a Casado. ¡A la calle! Y si te he visto no me acuerdo. 

A propósito de los comicios catalanes, cabe la posibilidad de que el PSC de Illa gane en las urnas, ampliamente, el próximo 12M y de que se supere, en favor del conjunto de la sociedad catalana, la cuestión estéril del proceso de independencia al que no deja de agarrarse el candidato de Junts, el expresidente Puigdemont

¿Es mejor mirar hacia atrás con ira o mirar al frente de un nuevo tiempo? Estaba previsto que el Gobierno recurra al Tribunal Constitucional para impedir la iniciativa del Parlament que pide declarar la independencia catalana. ¿Más cucharadas de la misma sopa electoral e independentista y judicialización? Así no se va a ningún sitio. Y el PP se frota las manos cada vez que el huracán prospera con viento favorable a sus oscuros intereses. 

Por otro lado, la difícil legislatura española debe transitar con una hoja de reformas, que no parecen suficientes, y la aprobación de los presupuestos en 2025, teniendo en cuenta que se prorrogan los de 2023 por las circunstancias del adelanto electoral en Cataluña. Vean la necesidad de seguir avanzando por los mejores derroteros posibles, en respuesta a los anunciantes del apocalipsis con total impunidad.

 Todo vale. ¡Menudo viacrucis!

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