Informe de Unicef

Un 28% de los niños españoles, en riesgo de pobreza

España se encuentra en el sexto lugar de la UE si se habla de privación material y severa: no poder ir de vacaciones una semana al año, comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días o sustituir la ropa estropeada

Un 28% de los niños españoles, en riesgo de pobreza | VICENTE ROSO/EFE

Un 28% de los niños españoles, en riesgo de pobreza | VICENTE ROSO/EFE / NIEVES SALINAS

NIEVES SALINAS

La tasa de riesgo de pobreza y exclusión afecta a un 28 % de los niños y niñas en España, más de dos millones de menores de 18 años y, aunque se mantiene estable, deja a nuestro país en el puesto 36 de 39 (tan solo por encima de Reino Unido, Turquía y Colombia) en la tabla clasificatoria general de países de alto ingreso -Unión Europea y Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- que analiza esta situación de exclusión y su evolución. Son datos publicados el pasado miércoles por la oficina de investigación de UNICEF, Innocenti, que revelan una crudísima realidad: algunos de los países más ricos del mundo experimentaron fuertes aumentos de la pobreza infantil entre 2014 y 2021.

En la tabla de situación actual de pobreza infantil entre 2019 y 2021, nuestro país se sitúa también en el puesto 36, solo por delante de Rumanía dentro de la UE. Un dato especialmente duro: si se tuviera en cuenta solo el dato más reciente de ingresos de 2021, España es el país de la UE con la tasa de pobreza infantil más alta. «Inaceptable» que en 2023 se manejen esos porcentajes, afirma Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España.

«Detrás de estas cifras hay niños, niñas y adolescentes que no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado al menos una vez cada dos días ni fruta y verdura a diario, que viven en casas sin una temperatura adecuada, que no cuentan con ropa, calzado o libros adecuados, o que no pueden participar en actividades de ocio o irse de vacaciones una vez al año. Esto tiene consecuencias a corto, medio y largo plazo, e impide el cumplimiento de muchos de sus derechos», añade el responsable de la organización que defiende los derechos de los niños y niñas.

Según el ‘Report Card 18: Child Poverty in the Midst of Wealth (Report Card 18: Pobreza infantil en medio de la abundancia)’ -el último de una serie de informes que analiza el bienestar infantil en los países de la OCDE y la UE-, a finales de 2021 todavía había en estos países más de 69 millones de niños en hogares con ingresos inferiores al 60% de la renta nacional media.

Pobreza en España

Ante la publicación de este informe, UNICEF España ha elaborado una edición especial que pone el acento en la situación en nuestro país. El informe global concluye que Polonia y Eslovenia son los países que mejor están haciendo frente a la pobreza infantil -con una reducción de más del 30%-, mientras que algunos de los países más ricos están quedando rezagados, como Francia y Reino Unido.

España mejora ligeramente sus cifras respecto al periodo de partida, pero ocupa el puesto 22 de 39 en el progreso de la pobreza infantil, con una reducción de solo el 4% entre 2014 y 2021 (en conjunto los países analizados han reducido de media un 8% su pobreza infantil, es decir, seis millones de niños y niñas menos en esta situación). Es decir, se sitúa en la categoría de países que partían de unas altas tasas, y cuyos datos no muestran una mejoría significativa, aunque se mantienen relativamente estables.

La pobreza infantil no depende en exceso de los niveles de renta de los países: España y Eslovenia, por ejemplo, tienen similares niveles de renta por habitante; sin embargo, Eslovenia tiene una tasa del 10%, y España del 28%. Además, en nuestro país el porcentaje de niños y niñas en pobreza persistente (dos o más años) es el cuarto más alto de los países europeos analizados, por encima del 20% en el periodo 2017-2019.

En su informe, UNICEF muestra su preocupación por la tasa de privación material y severa, que en 2022 era del 10,3% y sitúa a España en el sexto lugar de la UE, empatada con Francia y por debajo de Rumanía, Bulgaria, Hungría, Eslovaquia y Grecia (en Finlandia o Eslovenia esta tasa está por debajo del 2%). Esa tasa alude a no poder permitirse al menos 7 de 13 productos o servicios, a nivel del hogar y/o personal, como ir de vacaciones una semana al año, comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días o no poder sustituir la ropa vieja por nueva.

Si se habla de la denominada privación de material infantil -no poder permitirse (a nivel individual o en el hogar) al menos 3 productos o servicios como ropa nueva, dos pares de zapatos, fruta y verdura a diario, viajes escolares o libros adecuados- con nuestro país en el sexto lugar de la UE con un 19,7% de niños y niñas en esa situación (lejos de los datos de Rumanía, con un 42,5%, pero también muy lejos de Finlandia o Suecia, por debajo del 4%).

El análisis también pone de manifiesto enormes desigualdades en los riesgos de pobreza. Así, las familias migrantes, los niños y niñas en la comunidad gitana, los que tienen una discapacidad o los que viven en hogares con un solo adulto -especialmente una mujer- están particularmente expuestos a la pobreza.

Las consecuencias de la pobreza pueden durar de por vida, ya que los niños tienen menos posibilidades de terminar el colegio y ganan salarios más bajos cuando son adultos. En algunos países, es probable que una persona nacida en una zona desfavorecida viva entre ocho y nueve años menos que una nacida en una zona rica, según el informe. La pobreza crónica se asocia con mayores problemas de aprendizaje, de salud o emocionales y de comportamiento respecto a aquellos niños que no la sufren o lo han hecho de manera puntual.

UNICEF apunta que, en nuestro país, la nueva legislatura, además del recientemente creado Ministerio de Juventud e Infancia, que encabeza Sira Rego, «suponen una nueva oportunidad» para acabar con la pobreza». Subraya que, si bien en la última legislatura se pusieron en marcha políticas y ayudas sociales -como los ERTES, el incremento de salario mínimo, el Impuesto Mínimo Vital y su complemento por niño, o el paquete de medidas contra la inflación-, «no han funcionado completamente» por falta de foco específico en la infancia, estar limitadas a rentas muy bajas, o tener una cobertura limitada y un alto nivel de ‘no acceso’ a las ayudas.

La organización considera necesario «expandir las políticas sociales de apoyo económico orientadas a la infancia y sus familias, mejorar el acceso a servicios esenciales, ampliar la cobertura de medidas de conciliación y garantizar la educación 0-3». También, enumera, avanzar en la garantía de acceso a vivienda adecuada, e involucrar a la propia infancia en el debate; para ello se deben impulsar herramientas como la Garantía Infantil Europea, aprobar la Ley de Familias o establecer una prestación universal por crianza.