Sol y sombra

Ritos del año nuevo

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

Auld Lang Syne es una canción tradicional escocesa, inspirada creo en la letra de un poema de Robert Burns, que se suele utilizar en las fiestas solemnes del mundo anglosajón. Con ella se recibe el Año Nuevo y se brinda por los viejos tiempos, aquellos en que amamos y fuimos amados, por los de la eterna amistad. Se supone que despierta ilusión, esperanza y solidaridad. En 1975, en Pontiac, Michigan, Elvis Presley se rajó los pantalones en el escenario antes de cantarla, mostrándose solidario con quienes deseaban verle el culo.  

El ruido y la estimulación vedetista simbolizan estas celebraciones de despedida y entrada de ciclo. El exhibicionismo y el narcisismo, propios de la era, no harán otra cosa que insuflar ánimos. Alguien dijo que si la Navidad saca el niño que llevamos dentro, el tránsito de la Nochevieja al Año Nuevo saca a relucir al idiota. Tendremos la ocasión de comprobarlo en el momento en que, coincidiendo con las campanadas y las uvas, vuelva a comparecer Cristina Pedroche desnuda, y su presencia suscite los más delicados e imaginativos comentarios entre personas de todas las edades, condición y sexo. Somos así, no nos importa revolcarnos en los lugares comunes con tal de cumplir año tras año cada uno de los ritos que imponen.

Todos deseamos un 2024 mejor que lo fue 2023 y para expresarlo no cuesta coincidir en los tópicos. Sin embargo, la pregunta concreta de qué nos gustaría que cambiase o mejorase tendría demasiadas respuestas para hacer posible un único deseo fuera de que las guerras se detengan y no nos vuelva a pillar una pandemia. Aparte de esto no creo que exista un exorcismo consensuado del mal ni una esperanza, fundada como es debido, del bien. Ante esa imposibilidad no habrá más remedio que dirigirse hacia el nuevo año por el camino trillado, que consiste en hacer algo de ruido, beber a dos manos y, si acaso, rajarse el pantalón como Elvis Presley.

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