La balanza inmóvil

Cambio de sexo

En líneas generales esta ley no puede ser considerada como un fiasco, como la ‘solo sí es sí’, a pesar de que la picaresca, trate de empañarla, pues los jueces detectarán inmediatamente el fraude de ley que se pretende

Joaquín Ángel de Domingo Martínez

Joaquín Ángel de Domingo Martínez

No, no pienso escribir hoy sobre el aniversario del ‘solo sí es sí’. La norma estrella del ministerio de igualdad, que estuvo 200 días en vigor, hasta la reforma impulsada por el PSOE, con la oposición de las principales autoras del fracaso. Ya se sabe que más de mil agresores sexuales en toda España fueron beneficiados por hacer mal una ley. En nuestra región 5 abandonaron la cárcel y 35 vieron rebajadas su condena. Tampoco quiero referirme a la futura ley de amnistía, que le beneficiaría, además de al presidente, que no tendría que cambiar el colchón de la Moncloa, a más de mil delincuentes. No, hoy quiero referirme a otra ley controvertida, que está dando lugar a dudas y abusos. La de cambio de sexo, que en sí no es mala, salvo que se abuse de ella. En mi opinión, la edad para elegir sexo debería elevarse a los 18.

Doña Rodrigo, doña Anarkia Gnosia y otros hombres, han sido vetados judicialmente para su pretendido cambio de sexo, para evitar un fraude de ley. El no va más fue cuando un hombre quiso cambiarse de sexo para eludir la prisión en general, o la de hombres en particular. Ya el hecho de cambiarse de hombre a mujer y participar en pruebas de atletismo o de deporte de fuerza física, ha motivado las protestas (con razón) de las mujeres participantes. Pero si encima lo que pretendes es que te legalicen tu fraude de ley, la desvergüenza no tiene límites. «Hecha la ley, hecha la trampa», «Pleitos tengas y los ganes», o «Más vale un mal acuerdo que un buen pleito» son aforismos que están más vivos ahora que nunca. El Registro Civil de Las Palmas ha denegado al sargento del Ejército del Aire, don Rodrigo, llamarse doña Rodrigo, por ser su pretensión un fraude a la ley. Ni el comportamiento, la voz, o la estética, era de mujer. Solo que se sentía mujer y quería ascender a subteniente. A doña Anarkia, también, con anterioridad, el juez/a, aplicando la ley Trans le denegó el cambio registral de sexo. En este caso sucedió que en Gran Canaria (San Bartolomé de Tirajana) el juez consideró que el solicitante tenía un ánimo espurio, es decir, un fin lejano a sentirse mujer o querer identificarse con otro género diferente al del nacimiento, ya que jamás lo había dicho con anterioridad a familiares o amigos. Su finalidad era obtener beneficios laborales, como un ascenso, y someterse a pruebas físicas menos exigentes. No coló. Otra pretendida trampa fue la de aquel que quiso, pero no lo consiguió, cambiarse de sexo para aprobar unas oposiciones. El juez aplicando el principio de igualdad lo impidió.

Estas trampillas no tienen comparación cuando llega el problema a las prisiones. ¿A qué módulo se le destina? ¿Quién lo cachea?, ¿Qué duchas utilizan? Un condenado por violencia de género solicitó antes de entrar en prisión el cambio de sexo, para ser mujer en el Registro Civil de Sevilla. Como establece la ley Trans, en tres meses fue llamado nuevamente por el Registro para que ratificara su petición, lo que hizo, y ya es mujer. Sus dos víctimas consideran que el paso de Antonio a Milán es un fraude de ley, sobre todo si ha pedido un indulto alegando que, si maltrató, fue porque tenía un trauma al sentirse mujer. Evidentemente, con esta excusa tan peregrina lo normal es que no le concedan el indulto (o sí, visto lo visto) y entonces deberá entrar en una prisión de mujeres, al estar inscrito como Milán en el Registro Civil sevillano. Las maltratadas, sus exnovias Patricia y Victoria, están que se suben por las paredes, y con razón.

Claro que estos casos son los mínimos, pero los hay. Lo cierto es que el fraude a la ley Trans suele detectarse judicialmente, a pesar de que los supuestos en los que se debe denegar la inscripción registral no están nada claros. Caso por caso. Por eso, en líneas generales esta ley no puede ser considerada como un fiasco, como la ‘solo sí es sí’, a pesar de que la picaresca, trate de empañarla, pues los jueces detectarán inmediatamente el fraude de ley que se pretende, con el interesado y falso cambio de sexo, y denegarlo. Cuando no sea un sentimiento, sino una conveniencia, para fines más o menos espurios, como ascender, librarse de la cárcel, aprobar una oposición, y todos aquellos que el ser humano (geta) idee, será rechazado.

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