Erre que erre (rock and roll)

Molina sin Igualdad

Vecinos de Utrera en una concentración en memoria de Erica Vanessa Reyes Álvarez, la joven nicaragüense de 22 años, asesinada presuntamente por su expareja.Es la víctima número 32 de la violencia machista.

Vecinos de Utrera en una concentración en memoria de Erica Vanessa Reyes Álvarez, la joven nicaragüense de 22 años, asesinada presuntamente por su expareja.Es la víctima número 32 de la violencia machista. / EFE

Jutxa Ródenas

Jutxa Ródenas

Una alianza entre dos para tomar mejores decisiones es lo que nos hicieron creer, pero hace demasiado tiempo que un pacto entre caballeros dejó de tener valor moral y no sirve más que de título de canción cuando no se tiene el decoro, la hombría, la garra y la valentía de la que se debe disponer para plasmar dos firmas, a no ser que en el trazo se contemple el desorden y el despropósito.

Hay quien pacta con el mismísimo demonio y aun así no vende su alma si en el precio va incluido tirar por tierra la concienciación en materia de igualdad, la defensa de una madre que vive cargada de miedo cada vez que dobla una esquina, el respeto a 32 mujeres asesinadas a manos de sus parejas en lo que va de año, la mano tendida a 31 niños huérfanos por un error de elección.

Esto no deja de ser el paganismo disfrazado con el manto de la imparcialidad cuanto menos deshonesta. Interés por doquier, el poder al precio que sea. En Molina de Segura, lugar donde vivo, pago impuestos y educo a mi hijo como tantas familias íntegras, la coalición PP-Vox ha hecho desaparecer de un plumazo la sede que daba aliento a las maltratadas. Y eso es bien feo por donde lo mires. Aunque claro, si para manifestar tu ira pierdes las formas, ellos ganan.

Ganan los que no contemplan el delito, los que rechazan el nombre de violencia machista alegando que es un término politizado, puesto que para ellos estas agresiones deben contemplarse dentro de una esfera de privacidad. Women is loser, cantaría Janis Joplin a fuego abierto para abolir de nuevo la supremacía del chovinista, mujeres perdedoras...Ya saben, esas que deberían volver a maquillar su ojo morado y tirar de unas buenas gafas de sol, al fin y al cabo es lo que toda la vida se ha hecho. Y calladita eh, calladita que los problemas de casa se resuelven de puertas para adentro. «La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad».

Retroceder, para el extremista diestro, es un verbo que sólo existe en autoescuelas, no lo contemplan porque viven en el empeño del culatazo continuado en un país que por fin sentía el aliento de la justicia.

No hay ningún rédito en ser una persona integra, amable y considerada. Para algunos esto es jugar en desventaja, qué empeño más tonto ese de volver a la casilla de salida cuando la historia ya te ha contado de qué va la partida. Pero claro, algunos no tenemos consciencia del significado que supone dotar de autoridad al birria figurante que castiga por imposición divina , tal vez por no crear conflicto, quizás por necesidad o propio interés somos amables y se las dejamos pasar, sin ser conscientes en que transitar por alto los vestigios de un cavernícola es jugársela. Nos hemos rendido ante quien jamás llegará a cuestionarse los graves problemas de una sociedad que de nuevo quiere ahogar los gritos de impotencia y dolor. Al fin y al cabo, ellos viven de prestado y ese es su poder. Es lo que hay.

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