Atletismo

Un murciano en la élite de los corredores de hierro

El economista Manuel Vela, tras ser noveno y primer español en la Costa Challenge de Costa Rica, está a un paso de completar un tridente de pruebas de ultradistancia solo al alcance de runners de otra pasta

Manuel Vela, entrando en la meta de la Costa Challenge de Costa Rica.

Manuel Vela, entrando en la meta de la Costa Challenge de Costa Rica. / L.O.

Dioni García

Dioni García

Manuel Vela, un economista murciano de 30 años de edad, ha sido noveno y mejor español en la Costa Challenge, una prueba por la jungla de Costa Rica de exigencia máxima, con 250 kilómetros recorrido en seis días y diez mil metros de desnivel. Tras completar también el Maratón Des Sables, ahora su mirada está fijada en el Himalaya.

Manuel Vela Monserrate (Murcia, 29 de junio de 1993) quiere hacer historia en las ultradistancias. En el camino está. Su reto es lograr la conocida como ‘triple corona’. Después de completar en 2021 el Maratón Des Sables, ahora ha conquistado la Costa Challenge, una carrera de seis días en la selva de Costa Rica donde completó 250 kilómetros -un maratón por día- con un desnivel positivo de 10.000 metros, o lo que es lo mismo, como subir dos mil metros más que un Everest.

Completar la prueba costarricense ya es un éxito. Pero si además acabas noveno en la general y eres el mejor español, la hazaña tiene aún mayor calibre. «Ya no es la distancia que recorres y el desnivel, la complejidad se incrementa por el terreno, el calor y la humedad, que provocaron que abandonase mucha gente», explica a esta Redacción desde Johannesburgo, donde está desarrollaron un proyecto empresarial este experto en finanzas de 31 años de edad que después de practicar el fútbol y el rugby en su juventud, encontró en correr una válvula de escape.

«Una señora paliza nos dimos», dice Vela, aficionado al deporte desde niño porque su familia, militar de profesión, se lo inculcó. «Un día normal nos despertábamos a las tres y media de la mañana, desayunábamos y a las cinco y media, al amanecer, salíamos a correr porque si lo hacías más tarde, el calor y la humedad te comían. Aún no me puedo creer que acabara noveno. Muchos compañeros sufrieron el conocido como pie de trinchera como consecuencia de tenerlos mojados durante mucho tiempo. Por ello, cuando llegábamos al final de cada etapa, lo más importante era secarte bien los pies, comer, descansar y a las siete y media de la tarde, a la tienda de campaña a dormir», explica el murciano.

Una media de seis horas y media corría a diario, pero muchos participantes no tenían la misma suerte y empleaban unas quince horas, lo que les impedía descansar: «Yo tuve la suerte de poder comer y cenar todos los días, pero era imposible para la gente que llegaba tan tarde», relata. Y cuando se dan esas circunstancias, la mente adquiere una relevancia mayúscula, superando incluso al físico: «La parte mental es fundamental. Tienes que mantener la motivación durante una semana y eso es muy difícil cuando te ves con heridas. Puedes sufrir ampollas y reacciones alérgicas», dice, para asegurar que a él le ayudó a cumplir el reto «la disciplina que mantengo desde que empecé a correr ultramaratones. Mantener la calma, no entrar en pánico y relativizar los problemas ayuda mucho. Y para terminar, el humor es fundamental, porque cuando llegaba al campamento siempre esta riéndome con los compañeros. Es un poquito como humor de trinchera, totalmente macabro», narra Manuel Vela.

Manuel Vela, en la prueba costarricense. | L.O.

Manuel Vela, en la prueba costarricense. | L.O. / dioni garcía

La Maratón Des Sables y la Costa Challenge no son las únicas ultras que ha corrido en su vida el murciano. También, a modo de preparación, disputó citas emblemáticas como la Trasngrancanaria, Ultra de Sierra Nevada, Moncayo y Sierra de Guara. Ahora, para completar la considerada ‘triple corona’, le queda solo una, que se desarrolla en el Himalaya, la cordillera del Everest, con un recorrido de 250 kilómetros. el reto lo afrontará este mismo año para en 2025 asaltar la Ultra del Mont Blanc, de 165 kilómetros.

«La ultra distancia se ha convertido en mi estilo de vida. Empecé hace cuatro años porque estaba en un momento de mi vida laboral y personal complicado, y la ultradistancia fue mi válvula de escape. Me hace sentirme libre y feliz, es una terapia, me ayuda muchísimo. Me hace levantarme por las mañanas con una sonrisa y esa influencia psicológica que tienen las ultras, es muy importante», explica.

«En una maratón de asfalto vas al infierno, pasas por ahí y la carrera termina. En una ultra vas al infierno, sales y vuelves a entrar repetidamente hasta que aprendes a convivir con tus demonios; la frontera entre el cielo y el infierno es inexistente. En la ultradistancia no luchas, convives con tus demonios, les saludas, son tus amigos», reflexiona un Manuel Vela que afirma sentirme preparado para los siguientes retos porque «cada día me encuentro más fuerte», recordando que cuando empecé «me dolían los ligamentos, pero ahora mismo cada vez me siento mejor. He hecho muchos cambios a nivel de ejercicio de fuerza e ir al gimnasio, también en el aspecto nutricional, porque antes no comía lo suficiente y ahora sí. La verdad es que me siento muy fuerte», termina diciendo.