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La RTV pública según el PP

Juan Antonio de Heras tiene el perfil de que allá donde va hace lo mínimo imprescindible para no llamar la atención. Y es posible que esto sea lo mejor que le siga conveniendo. A saber

La sombra del presidente de Gobierno regional, López Miras: su secretaria de Comunicación, Mar Moreno.

La sombra del presidente de Gobierno regional, López Miras: su secretaria de Comunicación, Mar Moreno. / Israel Sánchez

Juan Antonio de Heras será el nuevo director general de Radio Televisión Murciana (RTRM), el organismo autónomo que gestiona los medios públicos de la Comunidad, La 7 y Onda Regional. Periodista y hombre del PP, lo cual, en los tiempos que corren, no es una contradicción en términos. Lo corriente es que cuando te identificas como periodista te pregunten a renglón seguido: «¿De qué partido?». Es la consecuencia de que en las tertulias televisivas alineen a los periodistas en bancadas enfrentadas según su respectiva adscripción y de que a veces sean los propios partidos quienes los seleccionen al efecto de su participación en ellas. 

El caso de Heras no admite mucha discusión en cuanto a su sesgo. Fue en su día consejero de Presidencia y Portavoz del Gobierno, así como también director de una empresa pública de la que nunca más se supo, Contentpolis, que fue presentada con la pomposa definición de Ciudad de los Contenidos Digitales, fuera esto lo que fuera. Su currículo lo avala, pues, como periodista en la órbita del PP. Pertenece también a ese tipo de profesionales que encajan en la condición de ágrafos en la segunda acepción de la RAE: «Poco dados a escribir». En realidad, De Heras es un periodista que nunca ha ejercido como tal salvo en lo que se suele entender como periodismo institucional, que es lo que la música militar es a la música. El periodismo institucional es una actividad muy legítima, pero en realidad convendría mejor llamarlo periodismo de propaganda o de contrainformación.

No obstante, De Heras ha sido decano del Colegio de Periodistas y presidente de la Fundación Asociación de la Prensa, lo cual no es una excepción, pues en general las juntas directivas de estos organismos han venido siendo integradas por pocos periodistas en activo, razón por la cual su papel reivindicativo respecto a los problemas de la profesión o su defensa de los periodistas acosados desde cualquier instancia ha resultado siempre invisible. Se puede entender que así sea cuando sus medios de financiación son el Anuario de la Prensa, una publicación que resume el año de manera plana y con el concurso publicitario de los propios protagonistas institucionales de las actualidad, más la Corrida de la Prensa, o los Premios Laureles de Murcia, de los que no se recuerda el reconocimiento a individuos o colectivos que desborden las convenciones del establecimiento. De Heras ha ocupado estos cargos con el cuidado de que no se notara, es decir, sin provocar conflicto sino más bien aceptación del estatus social correlativo al político. El lema: no molestar. Si la referencia del periodismo en la Región de Murcia fuera el Colegio de Periodistas tendríamos que concluir que en esta Comunidad no existe el periodismo propiamente dicho. 

La condición de decano del Colegio de Periodistas le ha servido a De Heras para participar en las tertulias electorales de La 7 en condición de tal, como representando a la profesión en su conjunto, cuando en realidad hacía de ariete del PP, como todos los demás convocados en tales ocasiones, salvo excepcionalmente algún ‘testigo falso’. Excepcionalmente, digo.

El nombramiento de De Heras, que formalmente es una elección, pues lo determinará la Asamblea Regional el próximo miércoles, es, claro, una decisión del PP, aunque previamente consultada, que no consensuada, con Vox, partido que en su pacto de Gobierno no incluyó condiciones al respecto, pero que debe conformar la mayoría parlamentaria necesaria. Tal mayoría será una falsa concepción de la pluralidad que es exigible, en teoría, para que los medios públicos respondan a su condición. Que al director general de la RTRM lo elija el Parlamento regional sin un intento de acuerdo con la oposición desvirtúa el concepto de independencia que cabe considerar a los medios públicos de comunicación. Para el caso, nada cambiaría que ese cargo fuera designado por el Consejo de Gobierno. Pero, en realidad, esto obedece al propio modelo establecido de antemano: la radiotelevisión pública se concibe como un soporte gubernamental.

El cargo que asumirá De Heras es un cargo falso. En realidad, consiste en dirigir Onda Regional, la radio pública, pues La 7 no es en puridad una televisión pública, sino una concesionaria del servicio, una productora privada que trabaja a pespunte del Gobierno en compensación a que éste la contrató para tal fin

Es cierto que el PSOE y sus socios parlamentarios estatales no tendrían mucho que alegar, pues por el mismo procedimiento ha sido elegido por el Congreso de los Diputados Miguel Ángel Oliver presidente de la Agencia Efe, quien ocupa el cargo tras haber sido responsable de Comunicación del Gobierno de Pedro Sánchez. Una grosería del quince. Por tanto, si nos atenemos a la lógica de los partidos, tal para cual. Pero que los partidos políticos actúen según sus intereses particulares no debiera conducir a los ciudadanos a convalidar que la condición de lo público responde necesariamente a lo que decide la mayoría gubernamental. 

En lo que toca, que De Heras sea un periodista no ejerciente tampoco es una novedad. La mayoría de sus antecesores no lo han sido en estricto sentido. Y es que para dirigir la Radiotelevisión Murciana, es lo de menos. Es un trabajo de gestión. Daría igual ser periodista que otra cosa. De hecho, el trabajo de periodista no conlleva necesariamente las habilidades para conducir empresas. Un periodista desviado a puestos ejecutivos suele ser un periodista estropeado, salvo aquellos que se empeñan en seguir siendo periodistas a pesar de todo, que los hay, y son la mejor garantía para quienes siguen empeñados en ejercer el oficio. 

El cargo que asumirá De Heras el próximo miércoles es un cargo falso. En realidad, consiste en dirigir Onda Regional, la radio pública, pues La 7 no es en puridad una televisión pública, sino una concesionaria del servicio, una productora privada que trabaja a pespunte del Gobierno en compensación a que éste la contrató para tal fin. La función del director general consiste en vigilar que cumpla las condiciones del contrato en cuanto a retransmisiones institucionales y oportunidades para el sector audiovisual de la Región, pero el control de los servicios informativos se ejerce desde el propio Palacio de San Esteban, donde la secretaria de Comunicación con rango de consejera, Mar Moreno, y su esposo, el director de la tele, Antonio Peñarrubia, conforman un perfecto tándem de agitación y propaganda en favor del Gobierno de López Miras. Es algo tan indisimulado como que la concesión a esta productora se decidió por un consejero del Gobierno que dictó la resolución del contrato tras una infinita serie de aplazamientos de dusosa legalidad y, a continuación, fichó por la empresa externa que había redactado el informe que decidió la concesión. No fue una puerta giratoria, sino un puerta a puerta. 

Que La 7 no es una televisión pública lo sabemos muy bien en La Opinión. Cuando desde este periódico se ha solicitado a alguno de sus profesionales que presenten, previo pago de su importe, un evento organizado por este diario hemos recibido la siguiente contestación: «La dirección no nos permite colaborar con vosotros». De toda la vida de Dios la prensa privada ha sido crítica con la televisión pública, sin que esto haya derivado en una represalia al medio correspondiente. La excepción nacional es La 7, donde la dirección se permite, desde su condición de supuesto medio público, ningunear a los medios de comunicación libres e independientes. Ese es el territorio en el que le toca anidar a De Heras, un espacio hostil a toda consideración de servicio público al que, sin embargo, deberá legitimar por falta de competencia. 

Lo curioso en este contexto es que Onda Regional va por libre. Las manos de Mar Moreno no se han percibido en una emisora que funciona con gran libertad de sus profesionales, aunque su director saliente, Mariano Caballero, no se haya distinguido por su habilidad en cuanto a los recursos humanos (bajas por depresión de titulares de programas, pleitos laborales...), Pero, a pesar de todo, la diferencia entre Onda Regional y La 7 es que la radio es un medio de confianza y la televisión es una alfombra gubernamental. 

El problema puede ser que el Gobierno haya puesto su mirada en la radio y perciba que haya franjas en que no hay control. Falta saber si De Heras ha sido nombrado con una admonición al respecto. Consta, por ejemplo, que Vox, partido que se dice contrario a los medios públicos de comunicación, está encantado con La 7, pues su director se compromete a enviarles una cámara allá donde la soliciten (sobre todo después de que en la primera manifestación contra la amnistía en Madrid no entrevistaran a Abascal), pero en Onda Regional no parecen disponer de la misma deferencia, y en algunos programas los definen como la ultraderecha,

 Juan Antonio de Heras tiene el perfil de que allá donde va hace lo mínimo imprescindible para no llamar la atención. Y es posible que esto sea lo mejor que le siga conveniendo. A saber.

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