Opinión | Todo por escrito

Sánchez y el simbionte

El hombre ‘profundamente enamorado’ o el gran superviviente de la política española 

Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en un acto electoral de las pasadas elecciones.

Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en un acto electoral de las pasadas elecciones. / JOSÉ LUIS ROCA

En publicidad, una campaña ‘teaser’ es una estrategia que busca generar en el público una intriga que no se desvela hasta pasados unos días. Como un bizcocho en el horno, el suspense va creciendo hasta que la expectación nos desborda. El presidente Sánchez nos ha hecho un ‘teaser’ a todos los españoles. Su carta nos tiene con el alma en vilo y tendremos que esperar hasta el lunes para conocer su futuro y, de paso, el nuestro.

Desde fuera, contemplamos el ejercicio político con desencanto y un fuerte nivel de reproche. Nos parece que nuestros representantes nunca están a la altura y disfrutan de unos privilegios que ya querríamos nosotros. Sin embargo, muy pocos seríamos capaces de sobrevivir en ese circo de los horrores, ese catálogo de bajezas y navajazos que es la política.

De hecho, la proporción de psicópatas en los círculos políticos es mayor que en otras profesiones. Como asegura el psicólogo Robert Hare, la política es el caldo de cultivo perfecto para los psicópatas, su ambiente ideal. Por eso,el gobernante, a pesar de estar rodeado de gente, es el ser más solitario que existe. No puede fiarse de nadie: cualquiera de sus acólitos vendería a su madre por ocupar su sillón. 

Para aguantar en ese ambiente tóxico, el político debe reunir alguna de estas tres características: una vocación de servicio público mesiánica, una ambición enfermiza o no tener donde caerse muerto. Por supuesto, hay políticos ejemplares, pero son seres mitológicos como los unicornios o los periodistas que aspiran a la objetividad.

Lo cierto es que el ejercicio político desgasta y transforma a su víctima. Con los cargos públicos sucede igual que con el simbionte y su huésped: al comienzo, ambos se benefician de una alianza que los fortalece. Sin embargo, con el paso del tiempo, el parásito se niega a abandonar la calidez y los privilegios de ese entorno prestado y el huésped comienza a sufrir las consecuencias. Cada vez es más simbionte y menos humano. 

Por eso Sánchez hace bien en decirnos (y decirse a sí mismo) que es un hombre enamorado. Bien es cierto que podría haberle leído la famosa carta a su terapeuta y haberse tomado unos días de descanso sin que nos enterásemos. Pero el presidente ha optado por abrir su corazón en X con una campaña ‘teaser’ de éxito viral. Ahora, los 48 millones de españoles somos partícipes de su crisis emocional.

Tendremos que esperar hasta el lunes para saber si ha sido Sánchez o el simbionte el autor de la carta. El hombre ‘profundamente enamorado’ o el gran superviviente de la política española. 

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