Salud y rock and roll

Breve manual para sobrevivir esta Navidad

En estos encuentros es importante que tengamos claro que debería de estar prohibido hablar de política, religión o fútbol. Parece muy bizarro y lo es de hecho, pero si evitamos sacar estos temas, la cena puede ser un éxito y salir triunfantes

Cena de Navidad.

Cena de Navidad. / SHUTTERSTOCK

Belen Unzurrunzaga

Belen Unzurrunzaga

Hoy es Nochebuena y tras una semana de cenas de empresa, encuentros varios con la promoción del colegio, las amigas de pilates, la comida del amigo invisible y demás saraos insufribles de estas fechas, llega la hora de la verdad, la cena familiar de Nochebuena y la comida de Navidad. 

Para enfrentarnos a este evento familiar ineludible no ayuda que sea tradición salir desde por la mañana con los amigos a tomar el aperitivo de Nochebuena. De un tiempo a esta parte, salir la mañana de Nochebuena se ha convertido en un gran botellón que invade el centro de la ciudad. Ordas de gente, barras portátiles, lentejuelas y tirabuzones ellas, abrigos y pajaritas ellos, abrazos, besos, felicitaciones por WhatsApp, muchos brindis y burbujas, para acabar llegando a cenar con un toque desenfadado y atrevido, fruto de unas cervezas, agüitas con misterio y mucho espíritu navideño. Con este panorama, o tenemos clara la estrategia a seguir para salir airosos de la cena de Nochebuena, o mejor tirar de un breve manual para sobrevivir a esta Navidad

En estos tiempos convulsos y polarizados que vivimos, son altamente peligrosas las reuniones familiares donde se mezclan todo tipo de personas, propios y ajenos, pero en definitiva, familia. En estos encuentros es importante que tengamos claro que debería de estar prohibido hablar de política, religión o fútbol. Parece muy bizarro y lo es de hecho, pero si evitamos sacar estos temas, la cena puede ser un éxito y salir triunfantes, pero si por el contrario alguien abre el melón de la política, no entren al trapo. No caigan en la trampa, no pueden huir, pero esquiven contestar, y si la cosa se complica, beber puede que sea la única salida. Aunque es posible que cuando llegue ese momento ya tengan la primera resaca de la noche, después del día brindando y celebrando desde las 12 de la mañana, un ibuprofeno a mitad de cena será un remedio que mañana me agradecerán mientras se toman el tradicional caldo con pelotas del día de Navidad, y después de comer ven Mujercitas o Lo que el viento se llevó y se acurrucan en el sofá con una manta tapados hasta las orejas. 

Si llegan vivos a la tarde de Navidad, que sepan que la primera parte de estas fiestas insufribles habrá sido completada con éxito, y ya quedará menos para que esta agonía acabe. No me gustan estas fechas, creo que ha quedado claro. Cuando dejas de ser niño o cuando ya no hay niños en casa estas fiestas me resultan tristes, me producen muchísima añoranza de otros tiempos, aquel en el que la mesa de casa de los abuelos en Lorca era grande y estábamos muchos sentados alrededor de la abuela. Las risas, encontrarnos con los primos, entrar en la cocina cada rato y acabarnos la bandeja de bechamel de las croquetas de la abuela, celebrar mi santo la noche de Nochebuena, estar toda la familia reunida... Todo aquello se acabó, el tiempo pasa muy deprisa y nos hemos hecho mayores. Ahora nosotros preparamos la cena y cuidamos de los nuestros, los que aún tenemos la suerte de tenerlos a nuestro lado. Aunque no nos salga el pavo como el de mamá y las cosas hayan cambiado, merece la pena disfrutar rodeados de la familia propia y ajena estos días tan bonitos y jodidos a la vez, porque es lo que nos vamos a llevar y lo que recordaremos siempre. 

Sólo me queda desearles mucha salud, almax para combatir las terribles digestiones tras los atracones y háganse un favor y eviten la confrontación, ya tenemos suficiente durante todo el año, y lo que nos queda. Disfruten de la familia, de los amigos o de quien quieran. No dejen de decirles lo mucho que les quieren, abracen mucho

Feliz Navidad. 

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