Noticias del Antropoceno

Para toda la humanidad

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

 No es frecuente que unas medidas que implican grandes costes y sacrificios para quienes las subscriben hayan sido respaldadas por un conjunto tan amplio de adherentes, como el caso de la declaración final de la cumbre climática celebrada en Doha, la capital de los EUA. 198 países, básicamente todos los del planeta, han confirmado con la firma de sus representantes un acuerdo que contempla la transición definitiva (aunque sin fecha específica) desde las energías fósiles a otras libres de emisiones de gases de efecto invernadero. 

El consenso de todos los países no se alcanzó hasta el último día, como corresponde a su complejidad y ambición. Y nadie daba un duro porque se alcanzase. Hay que destacar en este contexto la insistencia de la Unión Europea y Estados Unidos, la no oposición de China y la magistral capacidad de maniobra exhibida por el sultán Al Jaber, ministro de Industria de los Emiratos Árabes Unidos.

No es una exageración decir que el COP28 recuerda a las escenas clásicas de la películas de ciencia ficción en las que los países del mundo que se unen para defenderse de un ataque alienígena o de un peligro exterior que acecha al planeta, como el impacto de un gran asteroide. La alegría con que fue recibido por los asistentes el acuerdo por la declaración final, con los miembros de la Comisión redactora rompiendo en grandes aplausos, constituye un momento para la posterioridad que recordaremos muchas veces hasta el fin de los tiempos.

Por supuesto que el acuerdo tiene trampas, algo inevitable para haber permitido un consenso entre tantos intereses vitales contrapuestos. Pero está claro que no hay vuelta atrás. Al final del camino, a lo mejor en la fecha frecuentemente mencionada de 2050, llegaremos al punto de ‘emisiones netas 0’, que esconde en su formulación la posibilidad (que esperan los países y empresas cuya riqueza está ligada a la energía fósil) de que las técnicas de captura y almacenamiento de C02 permitan seguir utilizando el gas y el petróleo en plantas que no emitan gases de efecto invernadero por haber sido eliminados durante el proceso. No se ha demostrado que sea viable comercialmente hasta el momento, pero como en el caso de los gatos, no importa su color sino que que cace ratones.

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