Hablando al aire

Franquear ese postigo

Antonio Balsalobre

Antonio Balsalobre

Hay un periódico cerrado sobre la mesa del bar de la esquina. Alguien llega y se sienta a esa mesa. Es un hombre moreno y de ojos vivos. Mientras espera que aparezca la camarera, le echa un vistazo a la portada. ‘Portada’ viene de ‘puerta’. La abre, pasando la página, que es la forma que tiene de penetrar en su interior. Ya está dentro.

Mira de arriba abajo la hoja de la izquierda. Esboza una sonrisa con la viñeta de Sabiote. Entretanto aparece el camarero, al que le pide un cortado. Se detiene ahora en la página de la derecha.

Montiel no deja a nadie indiferente. Llega el café y mientras lo saborea va brincando de página en página como un saltamontes. Ojeando, leyendo lo que le interesa. Con el último sorbo sale por la contrapuerta. Pero antes de levantarse se pregunta una vez más, como aquel personaje de La historia interminable, qué pasa en un libro -en un periódico en este caso- cuando está cerrado.

Es como si las guerras, las injusticias, los oprobios de este mundo se detuvieran hasta que no lo vuelva a abrir. Piensa incluso si no sería mejor no volver a franquear ese postigo si de este modo el mundo queda parado. 

No, decide. Mejor seguir leyendo, hoy, mañana y pasado, para despertar a esas letras y despertarse a sí mismo.

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