Plaza Pública

El nido del cuco

Los trastornos mentales han tenido siempre un aire de misterio y secretismo que la sociedad ha intentado esconder, pero que ya es momento de abordar sin ambages

Rosario Segura Pérez

La presentación institucional de la princesa, hay quien dice que es un revulsivo generacional a favor de la monarquía, y que se pone de manifiesto una figura que se ofrece a cuenta para el futuro de un nuevo jefe de Estado. Todo eso queda muy bien, pero a tenor de cómo está la situación político-social en España, es algo precipitada la apuesta.

A veces creo que nuestros gobernantes no se merecen al pueblo que representan. En este país se puede aplicar el refrán, de «ser buen vasallo si tuviese buen señor»… me refiero sobre todo a la falta de atención que sufren las personas con depresión, que también votan cuando les toca y que, sin embargo, sigue sin abordarse con consideración y respeto, -ni tan siquiera presupuesto en el sistema de salud-, el tema de la salud mental en jóvenes, siendo este hecho altamente preocupante. Y con tanta efeméride guay, puede que lo urgente nos prive de lo importante.

Los trastornos mentales han tenido siempre un aire de misterio y secretismo que la sociedad ha intentado esconder, pero que ya es momento de abordar sin ambages.

Cuando era joven fue un gran éxito la novela Alguien voló sobre el nido del cuco de Ken Kesey; nos hizo pensar sobre la dignidad de los enfermos psicológicos y psiquiátricos, las normas de los centros de reclusión y los sistemas que limitan la libertad personal. Fue un canto a la valentía de ser uno mismo, incluso en las circunstancias más difíciles.

Hay teorías sobre la conveniencia o no de dar luz a las noticias sobre suicidios. Se habla del ‘efecto Werther’, que pone de manifiesto que hay aumento de estos, cuando alguien del ámbito público se suicida, hecho que parece que atrae a otros candidatos.

Por otro lado, el efecto contrario, el ‘Efecto Papageno’, que se produce cuando se transmite información sobre personas que han superado situaciones adversas o han encontrado alternativas para aliviar su sufrimiento, sin recurrir al suicidio. Este efecto promueve la visualización de alternativas y ejemplos de superación, lo que puede persuadir a las personas en riesgo, y considerar otras opciones.

Reconozco que me impactó la película Joker, en donde sorprende la transformación de Arthur Fleck en el asesino Joker. Y es que, en la enfermedad mental, la soledad y el rechazo social dan unos resultados crueles en aquellos que son diferentes, y la falta de apoyo y comprensión familiar puede llevar a una persona vulnerable por el camino de la violencia contra los demás. Otros, en vez de enfrentarse al sistema con la lucha violenta, como hiciera el protagonista del film, prefieren, en su sufrimiento interno, quitarse de en medio.

De cualquier manera, sea la causa que sea, lo que es gravemente preocupante es que el 49% de los jóvenes -es decir, uno de cada cuatro jóvenes- en España, ha pensado en suicidarse y un tercio se administra psicótropos por causas de depresión.

Esta realidad no solo se salda con más psicofármacos o con más médicos, sino con más acceso a la salud, más atención familiar, concienciación social y prevención desde el ámbito educativo.

Todo un reto que si lo hubiera tenido Robin Williams en El Club de los Poetas Muertos quizás seguiría aún con vida.

Suscríbete para seguir leyendo