Verano de perros

Se hace como muy cuesta arriba y esto solo acaba de empezar, toca caer de nuevo en la resignación de ser abrazados al unísono por Hefesto, Vulcano y Ptah. Sin piedad, como el golpe certero que se concentra en las garras de tu adversario y te deja sin respiración. Qué decir tiene que el topetazo recibido no es sino el del calor al que estamos sometidos, y casi sin darnos cuenta, nuestro único cometido es escapar, evadirnos como sea de esta gran bola de fuego que literalmente nos ahoga.

Vivir un verano entero en ciudades como Murcia es sinónimo de insomnio, irritabilidad y agotamiento, el pulso reducido a ras del suelo como consecuencia de un cambio sobrenatural que entra sin llamar. Afortunadamente son muchas las opciones que se nos ofrecen si buscamos una solución para este fervor: playas, piscina, balneario... Lo de siempre, lugares algo más fríos o indiferentes dónde poder estar a remojo y olvidar el sofocón, he aquí la prueba irrefutable de que para muchos es el momento de tomar esas merecidas vacaciones. Y a algunos se olvidan ipso facto que hace unos meses, para no sentir la soledad que nos azotaba o cómo un traicionero regalito de Navidad, adquirimos un precioso perrito que ahora es óbice, tara, tropiezo... un absoluto estorbo, vamos. Son tus apreciados días de descanso, alegría y diversión, desconexión o fiesta dónde apenas tienes un mes para realizar ese viaje que has aplazado varios años, y ni tan siquiera has sido capaz de trazar un plan en el que todos quepan. La opción de viajar junto a tu perro desafortunadamente se contempla en raras ocasiones, pocos lo ponen fácil. En su momento no valoraste los pros y contras que suponía la compra de un nuevo amigo, y fruto de tu decisión, esa mascota pasará a formar parte de los 258.300 animales que serán abandonados este año, más de 700 al día, poca broma. Nada más mezquino que dejar tirado a un ser que no te pide más que un poco de cariño a cambio de su total lealtad, pero si en lugar de un tío cabal eres un cobarde impotente que no acabas de identificar en ese abandono a alguien vulnerable y frágil, puede pasar por alto la descripción que no te hará sentir como escoria, ya no eres el último de la cadena. ¿Cómo puede alguien mirar por el retrovisor de su coche y contemplar a un ser inocente al que acabas de dejar tirado?

Antes de cometer semejante injusticia valora si puedes soportar no vivir en paz el resto de tu vida. Tal vez las instituciones no reconozcan como delito de sangre este acto, todos sabemos de sobra que lo es, casi el más depravado y mezquino que se puede llegar a cometer. Y no tendrás derecho a gritar que una vez tuviste un mejor amigo, ni siquiera el privilegio de escuchar una canción como Old king, de Neil Young, sin que te atormente el acto de abandonar. Cuando apartas a un ser que te ha querido incondicionalmente de tu lado, todas las canciones deberían quedar reducidas a drama y dolor, porque cómo pasa en el amor, no existe mayor pecado que el de engañar y dejar tirado a alguien que desde el principio creyó en ti.

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