Opinión | Pintando al fresco

El desfile

Momento del aterrizaje del paracaidista de la Papea de Alcantarilla.

Momento del aterrizaje del paracaidista de la Papea de Alcantarilla. / L.O.

Personalmente, me siento muy español y mucho español, y, si hay algo que me fastidie es que algunos piensen que los más españoles son esos que llevan la banderita por aquí y por allá. Que cada uno puede ponerse la bandera donde quiera, pero que no se es más español por eso. Por cierto, no sé si han visto ustedes el video oficial del Ministerio en el que se grabó la actuación del paracaidista Óscar López, que logró aterrizar justo frente al palco presidencial en el desfile del 12 de octubre. Es genial ver cómo se lanza desde el avión y cómo va manejando el paracaídas para llegar justamente a ese punto, a pesar de que se le enrolló la bandera en el cuerpo. En ese descenso, muy bien filmado en el video, es cuando se observa el esfuerzo y la pericia que lleva consigo semejante desafío.

Este día también se llamó el de la Hispanidad, y el de la Raza, en aquellos tiempos del cuplé, cuando los chicos y las chicas salíamos a hacer una cuestación, es decir, a pedir limosna para los niños salvajes de África, Asia, América y Oceanía, (a los salvajes de Europa no se les mandaba nada, aunque los había) y lo hacíamos con unas huchas que representaban la cabeza de un ser humano de alguna de estas partes del mundo (a mí la que más me gustaba era la del chino, que llevaba gorro y coleta). Eran de cerámica y tenían una rajita en la coronilla para meter el dinero, que se utilizaba fundamentalmente para civilizarlos y cristianizarlos por medio de las misiones. A estas misiones se iban una serie de monjas, curas y frailes, muchos de los cuales hicieron una gran labor trabajando en sitios inhóspitos y peligrosos para ellos, pues se dieron casos de asaltos a esas misiones y hubo violaciones y asesinatos. La verdad es que, entre ser misionera/o y estar en medio de África cuidando a personas, y ser cura o monja en Madrid, hay una gran diferencia a la hora de entrega a la profesión. Vamos, digo yo.

En cuanto al desfile, que ha costado 800.000 euros, oye, que bien gastados, que hay que celebrar la Fiesta Nacional de España. Mirando yo a los militares que desfilaban con tanto donaire (uno ha hecho la mili y eso de marcar el paso no se olvida nunca) pensaba yo en otro capítulo económico, el de los sueldos de los soldados, marinos, etc. Por si algún/a joven está interesado/a en hacer la carrera militar empezando desde abajo, debe saber que allí no se atan los perros con longaniza a la hora de pagar sueldos. De entrada, un militar que acaba su formación y es destinado a un servicio cobra sobre 800 euros. Pasados unos cuantos trienios, la paga suele llegar a 1.200 – 1.400, es decir, que unos jóvenes soldados tienen el mismo problema que tantos otros de su edad fuera de los cuarteles: ¿cómo casarse con ese dinero? Si la pareja no trabaja, es imposible. ¿Cómo tener un hijo? Pues el mismo problema. Cuando van a misiones en el extranjero, reciben una paga mejor, y, por eso, a pesar del peligro que siempre tienen esas estancias en zonas problemáticas, muchos de ellos desean ir a todas. Por supuesto, estoy hablando de soldados rasos, pero no crean que los cabos y suboficiales ganan sueldos muy grandes tampoco. Los oficiales, jefes y generales, ya son otra cosa a la hora de cobrar.

Y hay una cuestión que me gustaría resaltar aquí hoy ya que estoy hablando del desfile. Efectivamente, el acto ha costado el dinero que digo arriba, pero, ¿y las horas de preparación y ensayos? Para estas cosas siempre se elige a los militares que ya tienen experiencia porque no se pueden arriesgar a que un principiante pierda el paso, se enganche el gorro con la bayoneta, se le caiga el arma al suelo o se desmaye por la emoción o el solanero delante de personal de tanta prosapia (todos estos casos ocurren a veces en este tipo de actos). Dios sabe las veces que habrán tenido que ensayar el ‘¡vista a la derecha!’, o ‘a la izquierda’ para cuando se pasa por enfrente del Rey. Y de todos esos ensayos se han encargado los cabos y los suboficiales, que los más jefes solo suelen aparecer cuando el trabajo está hecho, a repasar. En fin, cosas de la mili.

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