Opinión | Erre que erre (rock 'n' roll)

Edadismo y show

A Madonna se la vitupera por tener 65 años y carecer de los reflejos que pudo tener hace veinte para hacer un espectáculo que no se le ocurre a la más pintada

La cantante Madonna, en uno de los conciertos de su última gira mundial.

La cantante Madonna, en uno de los conciertos de su última gira mundial. / Silvia Izquierdo / AP

El riesgo no tiene por qué ser incómodo, salvo que tengas una edad. Los límites del deleite se contemplan permitidos, salvo que tengas una edad. Escribí este texto en la peluquería, mientras me subía el tinte que cubriría mis canas, esas que tanto asustan. Es sabido por todos que vivimos bajo la manipulación social que glorifica a una mujer mientras es joven; la experiencia vital es altamente intimidante, pero a Madonna no me la toca nadie.

A la diva más transgresora y reinventada que la música ha concebido no se la crítica por marcarse una gira de 81 conciertos impecables, dónde ha vuelto a experimentar con los límites que se le presuponen a la libertad sexual y celebrar 40 años de carrera. A Madonna se la vitupera por tener 65 años y carecer de los reflejos que pudo tener hace veinte para hacer un espectáculo que no se le ocurre a la más pintada, les diré.

«Con el dinero que tiene podía quedarse en su casa», «A quien se le ocurre subirse en esos tacones que la ridiculizan»,«Parece que se va a matar, está chocha».

No se me ocurre peor expresión de discriminación que la referida a los años vividos.

¿Qué le está pasando a Madonna? Pues mira, bonita, nada más y nada menos que sigue haciendo lo que le da la real gana. Y ni tú ni yo somos nadie para criticarla, mucho menos juzgarla, salvo si me lo dices mientras cantas subida con tacón de aguja y corpiño en una plataforma a quince metros del suelo, coreografiando y cantando himnos.

La intervención de la edad para según que cosas se ha convertido en un absoluto caos. Somos todos muy modernos para banalizar cualquier acto que implique transgresión, salvo si te pintan canas o has decidido no disimular tus líneas de expresión, antes conocidas como patas de gallo, con un par de tratamientos de ‘Tesslift’, tensores polilácticos, chufletazos sin piedad de ácido hialurónico, bótox o colágeno, usados a conciencia por la que menciono, todo sea dicho. La edad se ha convertido en una guerra personal para muchas señoras, y envejecer es cada una de las batallas perdidas de esa disciplina.

Madonna es una genia, una ‘femme fatale’ con la edad en que otras se jubilan haciendo la clase de show que ha hecho toda su vida. Lo realmente chocante, o cuánto menos curioso, es que nadie se pregunta que ocurre con Mick Jagger, Sting, Plácido Domingo, Ozzy Osbourne, Elton John, Raphael o Paul McCartney solo porque han envejecido haciendo lo que siempre han hecho, espectáculo y canciones. Queda claro de nuevo, y desafortunadamente, que la vara de medir no es la misma para unas que para otros. Basta ya de edadismo, y disculpen que no siga, pero he de preparar la sesión DJ para el fin de semana, me gusta ser la moderna del AMPA a pesar de los años.

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