Esto es televisión: cómo Podemos ha reventado un directo en la Región de Murcia

The Show Must Go On. Eso es precisamente lo que no ocurrió (o sí, según se mire) en el debate electoral entre los principales candidatos a las elecciones autonómicas en la Región de Murcia. Porque, a juzgar por lo que sucedió este viernes en el plató en el que se desarrollaba, María Marín (Podemos) no sería tanto de Queen -una banda, ya se sabe- como de la solista Isabel Pantoja. La líder de la formación morada dijo, sin necesidad de pronunciarla, esa mítica frase de "los cañones hacia mi persona". Le faltó verbalizar "este es MI momento".

De haberse emitido en una cadena generalista a nivel nacional, sin duda 'la liada' de María Marín habría marcado el minuto de oro del día. Sin embargo, a La 7 RM no le fue nada mal el inesperado momento. Según datos de Barlovento Comunicación facilitados a esta redacción, logró reunir a 22.000 espectadores, con un 5,4% de share(cuando su cuota de pantalla anual oscila el 4%).

Si Marín iba preparada para una guerra en la que todos abrieron fuego contra el popular Fernando López Miras, ella tuvo muy claro cuál fue su papel a ejercer: el de la resistencia. En el único debate electoral que enfrentó a los candidatos de las principales formaciones para los comicios del 28M, lo de menos fueron las palabras, las promesas electorales y los reproches, porque todo saltó por los aires y la única que se quedó en pantalla fue... ella, María Marín. El pensamiento del espectador fue automático, gracias a la hemeroteca y a las sonadas polémicas: difícil no recordar a Carmen Cervera ('Tita' para los amigos) encadenada a los árboles del Paseo del Prado de Madrid. La candidata de Podemos-IU-Alianza Verde atada a un atril como la Baronesa Thyssen a un árbol...

Al grano. La líder de la formación morada se negó a abandonar el platópara ceder su lugar -como debía ser y ella ya sabía- a Helena Vidal, candidata de Más Región-Verdes Equo. La Junta Electoral decidió que ambas debían repartirse el tiempo, algo que Podemos recurrió, pero finalmente debía mantenerse la dinámica acordada:

"Sí se puede"

Esto tiene una lectura simple: se rebaja a la mitad el tiempo de intervención de María Marín para que Helena Vidal también pueda participar en él. Pero Vidal no tuvo su momento porque la líder morada ocupó su espacio (físico). Cada uno en su casa, y María Marín en la de todos.

Puede que los espectadores no sepan (no tienen el deber de saberlo) el gran trabajo, en lo que a esfuerzo se refiere, que requiere hacer un programa de televisión. Ese trabajo es mucho mayor cuando se trata de un espacio en directo. Súmenle que hablemos de un debate electoral, en el que hay que intentar ser equitativos con todos los políticos que intervienen. Si no saben de ese gran esfuerzo, seguro que sí que han escuchado que "en televisión, el tiempo es oro".

Toda esa labor, de redactores, realizadores, moderadores, operadores de cámara, incluso del personal de maquillaje, se fue al garete. Tampoco olvidemos lo que trabaja también toda la gente de campaña que hay tras los candidatos ni desatendamos a los espectadores: como ciudadanos que van a depositar su confianza en alguien a través de una papeleta merecen saber de boca de los líderes qué están votando (o al menos, qué creen que están votando). Y, aunque no fuera así, la televisión se debe a su audiencia, porque se hace para ellos.

Nerviosos o no en los momentos previos al arranque del debate, jamás los periodistas Sonia Illán y Luis Alcázar se habrían imaginado en qué plaza estaban entrando a torear.

Cuando su última intervención llegó a su término, la candidata de Podemos-IU-Alianza Verde se negó, en pleno directo, a abandonar el plató porque le parecía "injusto": "Si quieren que me vaya, me tendrán que echar". Pese a la insistencia de los moderadores, Marín se oponía a moverse y se dio paso a publicidad para intentar dar salida al conflicto. Se bajó el telón de cara al gran público, pero el debate continuaba, aunque se fue por otros derroteros: seguir o interrumpir (mientras que se intentaba echar a Marín).

A la vuelta de una pausa que se hizo eterna de cara a la audiencia, se comunicó la 'resolución': "No van a poder escuchar a Helena Vidal y por tanto nos vemos obligados a cancelar el debate". 'Sí se puede', dice el lema de Podemos...

"Hemos vivido una situación muy desagradable, muy dura, lo he pasado muy mal y es una situación que yo no le haría jamás pasar a ninguna compañera", declaró Helena Vidal en sus redes sociales.

Contrasta el estado en el que habló Helena Vidal con el que mostró María Marín, que al salir de la tele se dirigió a la sede de Podemos, donde, en la puerta, fue jaleada por algunos afines que le llamaban "presidenta".

Una vez que se confirmó que el debate se daba por cancelado, el resto de candidatos también tuvieron unas palabras sobre lo ocurrido a la salida:

• José Velez (PSOE): "La ciudadanía tiene derecho a saber lo que pensamos sobre lo qué se está haciendo en la Región de Murcia, para conocer lo que proponemos para que avance y progrese. La ciudadanía tiene ese derecho y nadie se lo puede quitar".
• María José Ros (Ciudadanos): "María Marín, después de este espectáculo bochornoso, le ha hecho el favor de la noche a López Miras, que no quería debatir, y yo he propuesto reanudar el debate o retomar estos bloques la semana que viene".
• Fernando López Miras (PP): "La Región de Murcia necesita solvencia, seriedad y un buen gobierno. Ni circos ni extremismos como los que hemos visto esta noche. Es un ejemplo de lo que no necesita la Región de Murcia".
• José Ángel Antelo (Vox): "Está claro que a Podemos le encanta la okupación, a mi me parecen unos hechos gravísimos, no respetan la democracia, no respetan las sentencias, en este caso de la Junta Electoral Central. A este tipo de gente hay que echarla el próximo 28M de las instituciones.

Y así, señoras y señores, es como un debate electoral se convirtió en un programa de entretenimiento puro y duro, aunque algunos den estos formatos por agotados (véase la cancelación de Sálvame). Todos ellos tienen su protagonista del momento. Pese a que todo se hizo eterno, finalmente las luces del plató se apagaron y Marín llegó a su sede como si hubiera ganado un Ondas.