Debate electoral

Y todos se las prometían muy felices...

El debate no queda exento de tensión, gritos y lágrimas tras la polémica decisión de Marín

Saludos entre candiatos antes de comenzar el debate electoral.

Saludos entre candiatos antes de comenzar el debate electoral. / Francisco Peñaranda Saura

Fueron llegando tranquilos, seguros de sí mismos, de los discursos que tenían preparados y acompañados de sus distintos miembros de confianza a las instalaciones de Molina de Segura, desde donde se emitiría en directo para toda la Región el debate electoral. Saludos, apretones de mano y besos a los organizadores y periodistas que participarían en el único y más esperado cara a cara de esta campaña electoral en clave autonómica entre los principales candidatos a la Presidencia de la Comunidad. Todos se las prometían muy felices... hasta que pasó lo que pasó.

El primero en llegar fue el candidato de Vox, José Ángel Antelo. Lo hizo cuando todavía quedaba más de una hora para que diese comienzo el debate. Junto a él estaban distintos miembros de su partido, asesores y personal de comunicación. A continuación hizo lo propio María José Ros, de Ciudadanos, quien contó con el apoyo del secretario general de la formación naranja a nivel nacional, Adrián Vázquez.

Por su parte, la protagonista de la noche, María Marín, de Podemos, llamó la atención por llevar en la solapa de la chaqueta la silueta de un flamenco, símbolo que representa las aspiraciones del partido de crear el Parque Regional del Mar Menor.

Bien escoltado estuvo Fernando López Miras -con su correspondiente corbata azul- por dos pesos pesados del Partido Popular murciano como son Rebeca Pérez y José Miguel Luengo. El candidato socialista, José Vélez, no iba a ser menos - también con su corbata roja-, acompañado de Francisco Lucas, Carmina Fernández, Alfonso Martínez Baños. Casi sobre la bocina llegaba la candidata de Más Región -Verdes Equo, Helena Vidal junto a Óscar Urralburu y otros miembros de la formación.

Una vez maquillados y antes de que las cámaras se encendiesen y los focos apuntaran a sus rostros, tuvieron oportunidad de comer unos saladitos, empanadillas y beber diversos refrescos. De camino al plató, una multitud de asesores les seguían de cerca... Nadie se imaginaba lo que ocurriría después.

Vasos de agua preparados, atriles bien sujetos y tochos de folios dispuestos a servir de ‘guía’ durante el debate. Todo transcurría con total normalidad, hasta que María Marín se negó a abandonar el debate. En el plató, momentos de tensión, algún que otro grito y también lágrimas en Más Región- Verdes Equo por pura impotencia. Tras minutos de auténtico suspense en plató, se decidía poner fin a un debate que, esta vez sí, dará mucho que hablar...